Estrategias
El "cara a cara" entre Sánchez y Feijóo descoloca a Vox
El resultado anima a los populares en la recta final de la campaña del 23J y Génova extrapola un crecimiento que les lleve a conseguir más de 160 escaños
El «cara a cara» entre el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y el líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, celebrado este lunes en Atresmedia, ha irrumpido en la estrategia de la recta final de la campaña de todos los partidos. Los primeros trackings que están llegando a los equipos electorales consolidan el clima de opinión que concede la victoria al candidato de los populares por una importante diferencia. El resultado, por tanto, anima a la dirección popular a verse ya en condiciones de luchar por afianzar al menos los 160 escaños. Hay euforia en las estructuras orgánicas del PP porque los gurús demoscópicos les anuncian que la actuación de Feijóo y de Sánchez puede provocar una desmovilización de la izquierda en favor de Sánchez y atraer voto de Vox a favor del PP. Tres o cuatro puntos, como estimación, podrían rentar en una veintena de escaños que acerquen el 23J al PP a la mayoría necesaria para gobernar en solitario.
El debate ha descolocado también el tablero para los partidos que no estuvieron presentes. A Vox le sitúa en un marco de mayor incertidumbre, a pesar de que oficialmente insistan en el mensaje de que las encuestas tienden a infravalorar la representación que, al final, obtienen en las urnas. Los sondeos están empeñados en colocarles en la barrera de los 30 escaños, pero el bloqueo del Gobierno autonómico de Murcia y la nueva estrategia de Génova, tras dar por terminada la etapa de pactos en campaña, mueve el suelo sobre el que sostienen su campaña.
Feijóo pasa al ataque después del debate y los días que quedan de campaña los utilizará para blindar el mensaje de que piden el voto para un Gobierno transversal y libre de hipotecas de los extremos. La agenda favorece más al PP que al PSOE, tanto que en las filas socialistas admiten que el candidato socialista se ha quedado sin contenido. La ronda por los platós está terminada; pasó el debate; y no tienen programada una caravana de mítines porque el partido está a lo suyo, como dicen en Moncloa, o, como dicen en el partido, están ausentes porque el núcleo «sanchista» les ha dejado fuera.
Todos los partidos reorganizan sus campañas para responder al punto de inflexión que ha supuesto la gestión del «cara a cara» por parte de los dos principales partidos. En las filas socialistas señalan como uno de sus problemas el «error» del presidente del Gobierno de creerse la caricatura que su entorno había intentado construir sobre Feijóo desde que llegó a Madrid para asumir las riendas del PP, y utilizando para ello todos los satélites políticos y mediáticos a su alcance.
La fontanería de La Moncloa intentó construir la imagen de un líder de la oposición poco preparado, insolvente y ajeno a la dinámica de cómo funciona el juego de poder dentro de la M-30. «Y Pedro Sánchez dio la sensación en el debate de que se creía que delante tenía realmente esa caricatura de Feijóo, dibujada por su propio equipo para desprestigiarle, en una visión de la superioridad centralista que está muy alejada de la España que se mueve fuera de la M-30.
El optimismo en las filas del PP crece de forma proporcional a la incertidumbre instalada en la dirección de Vox sobre el acierto de su estrategia en Murcia y su negativa a validar el criterio planteado por Feijóo respecto a las condiciones que deben darse para que puedan exigir la entrada en los gobiernos.
El equipo de campaña del candidato popular tiene preparada una agenda de golpes de efecto, dirigidos todos a reforzar la confianza en que es posible un Gobierno monocolor. Como ya hizo en la entrevista publicada por este diario el pasado domingo, y en el debate televisivo, Feijóo ha convertido en otro de sus ejes dialécticos la idea de que votar a Abascal es votar al «sanchismo». Los otros ejes de su discurso de campaña: apelar a un voto masivo, seguir captando voto de la izquierda y abrir fugas en la formación de Abascal. Desde la convicción que se impone en Génova de que el «cara a cara» ha cerrado también la capacidad de remontada del PSOE. El bloqueo político será el arma de Feijóo contra Vox y contra el PSOE.
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