Tecnología
El día que Germán, de 92 años, dijo «No sin mi Alexa»
Las residencias apuestan por instalar asistentes como Echo con Alexa en las habitaciones y espacios comunes para «conectar» a los mayores
La entrevista se produce en una habitación de la residencia preparada ad hoc y donde se ha colocado el dispositivo del residente entrevistado. Al terminar, y alejándonos ya, se le oye preguntar si cuando llegue a su habitación de verdad estará también su equipo Alexa. Una preocupación que, nos transmiten, también expresó antes de nuestro encuentro cuando comprobaba que le retiraban el equipo de su habitación.
«Había oído hablar del dispositivo y pensé «un adelanto más». Pero ahora que llevo seis o siete meses usándolo, se convierte en una cosa casi necesaria. Te acostumbras y, en el momento en el que no lo tienes, te falta algo. Porque además la voz es muy agradable y todo lo que te dice son cosas que necesitas saber».
Germán Fabra, a sus casi 93 años, jamás había pensado que acabaría siendo un «abuelo moderno» (como reconoce que le llaman sus nietos) y que acabaría hablándole a una máquina de esta forma. «Siempre me levanto a medianoche, sobre las 4 de la mañana, para ir al lavabo. Y siempre le pido a Alexa que me diga qué hora es y qué temperatura hace», nos cuenta. Proceso que repite cuando cerca de los 8 se levanta para arrancar su día en la residencia que Sanitas tiene en Colmenar Viejo (Madrid).
Tecnología para mayores
Este centro es uno de los 42 que Sanitas tiene para personas mayores en toda España y en los que la compañía está incluyendo, tanto en las habitaciones como en los espacios comunes, dispositivos Echo de Amazon. Teniendo en cuenta que suele haber unas 30 habitaciones por residencia y que también en los centros de día se cuenta con esta tecnología, «la inversión es considerable, pero ha reportado mucho beneficio», en valoración de Cristina Fernández del Pozo, directora del Centro de Mayores de Colmenar Viejo de Sanitas, quien considera que este proyecto supone aportar un «valor diferencial, esa diferenciación de la competencia, de que la calidad existencial que damos está viendo favorecida con el uso de la tecnología».
Según Fernández del Pozo, en estos momentos cerca de 5.700 personas se benefician del uso de Alexa en centros de la compañía. Unos usuarios que dividen en dos grupos. Por un lado, aquellos que mantienen capacidades para utilizar estos dispositivos inteligentes y que tienen Alexa en su habitación. Por otro lado, aquellos residentes que, por su situación cognitiva, no disponen de estas habilidades para tener estos dispositivos en sus habitaciones e interactuar con ellos. No obstante, se benefician de ellos en las zonas comunes de las residencias y centros, como recepción, terapia ocupacional, gimnasio o salones.
El reto del servicio Alexa Smart Properties for Senior Living es acercar el servicio de voz a las personas mayores en Residencias Sanitas donde los propios residentes pueden mantenerse conectados con sus familias, así como informados o entretenidos a través del dispositivo Echo ubicado en su habitación. «La base de todo es que la voz, y lo estamos viendo, es la manera más natural de comunicarse con la tecnología. Y hay ciertas personas y grupos colectivos que el ratón, el teclado, el smartphone, les cuesta», explica Andrés Pazos, director general de Alexa en nuestro país, quien detalla que este proyecto nació durante la pandemia en colaboración con la Cruz Roja para ver cómo la tecnología podía ayudar en determinadas situaciones. «Empezamos con una serie de pilotos, con personas mayores, con colectivos de 100 personas, intentando entender cómo nuestra tecnología de voz podía ayudar a las personas, sobre todo en esos momentos de soledad y de aislamiento», recuerda.
Tanto Sanitas como Amazon subrayan que, en ningún caso, están pensados para sustituir la labor de los profesionales.
Entretener
Pazos asegura que el reto es que estos dispositivos puedan servir de ayuda a los residentes para facilitarle el día a día en ciertas tareas, recordatorios y demás, pero también para entretener y conectarse con su familia.
Tanto el personal de Sanitas como Germán Fabra y su familia coinciden en que uno de los principales usos que estas personas mayores dan a estos dispositivos son las videoconferencias, que se pueden habilitar con la propia voz, sin necesidad de abrir ninguna aplicación o tener que navegar y tocar el dispositivo.
Gonzalo Fabra es el hijo menor de este residente. Aunque asegura que su padre siempre ha sido muy inquieto intelectualmente (ha escrito 23 libros) y al que le ha gustado «cacharrear», cree que le ha venido muy bien esta tecnología. «Lo utiliza bastante, pero porque le gusta. Le gusta saber qué día va a hacer, cuáles son las noticias o el tiempo del día. Y como tiene pantalla, también eso facilita mucho su uso». Aunque reconoce que «no llega a exprimirle el potencial que tiene», concede que está muy adaptado a la residencia de mayores. «Ojalá lo hubiera tenido antes», asegura, señalando que a los familiares también les da mucha tranquilidad poder ver a Germán gracias a esta tecnología cuando no pueden ir a la residencia.
Además, la cámara de los Echo instalados sigue a la persona según se vaya moviendo, lo que también facilita esa comunicación.
Germán Fabra destaca lo útil que es cuando estas personas mayores se caen al suelo. «Aunque llevamos el avisador colgado y hay varios en las habitaciones o en el cuarto de baño, si te caes le pides a Alexa que te ponga con recepción y ya puedes comunicar qué te ha pasado», nos cuenta, insistiendo en que «esto es para verlo y disfrutarlo, pero sin carecer de ello».
Algunos retos
La incorporación de estos dispositivos en las residencias ha tenido que superar algunos retos. Por un lado, que los usuarios se acuerden de decir «Alexa» cada vez que quieren usarlo. Por eso, siempre acompañan cada dispositivo con una lista de posibles usos que los residentes pueden dar al equipo.
Andrés Pazos también reconoce que las dificultades en el habla que pueden tener estas personas mayores también ha conllevado un esfuerzo a la hora de programar las máquinas. «Al haber un sistema de Inteligencia Artificial detrás, van aprendiendo con el uso, sin que se guarden los datos», destaca. Por eso, asegura que la labor de los profesionales (de Sanitas o Cruz Roja) en el acompañamiento es fundamental, sobre todo al principio. «Cuando la persona mayor pierde el miedo, empieza a ver que lo saben usar y a haber un empoderamiento que les lleva a usarlo cada vez más y para cosas más diversas», subraya.
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