
Inteligencia Artificial
Robot «sapiens» que crean sus propias herramientas gracias a la IA
►Investigadores del CSIC recrean el nivel intelectual de los antecesores a los humanos para que, gracias a la Inteligencia Artificial, los robots creen sus propias herramientas.

Recrear el mismo nivel intelectual de aquellos seres que fueron capaces de crear las primeras herramientas para que esa Inteligencia Artificial esté en el corazón de los robots y ellos mismos puedan crear las suyas sin intervención humana.
Este es, a grandes rasgos, el proyecto que Pablo Lanillos, investigador del Centro de Neurociencia Cajal del CSIC y coordinador del proyecto MetaTool, coordina. «Sabemos que en un millón de años nuestros ancestros, que no eran humanos, pasaron de usar herramientas a crearlas. En esa inspiración, en intentar entender cómo los procesos cognitivos cambiaron en ese millón de años, nos basamos para desarrollar nuestro proyecto MetaTool», explica Lanillos a esta redacción.
El proyecto, financiado por la Unión Europea como parte del programa Pathfinder Challenge, tiene como objetivo superar las limitaciones actuales de los robots. Aunque son precisos y eficaces en tareas repetitivas, su capacidad para adaptarse a situaciones imprevistas es limitada. «Queremos un robot que esté en una industria, en el espacio o en una casa con una persona y que no se tenga que reprogramar cada vez que tiene que solucionar cualquier pequeña cosa», señala Lanillos.
Relación con el entorno
El desafío no es menor. Según Lanillos, la barrera científica más importante radica en crear herramientas que interactúen con el mundo físico de manera eficiente. «La dificultad está en inventar cosas que puedan usarse con el mundo real. Ahí es donde está el desafío más grande de nuestro equipo», comenta. Para enfrentarlo, utilizan tecnologías avanzadas como modelos de difusión (los mismos que generan imágenes o texto) junto con aprendizaje por refuerzo y modelos basados en neurociencia computacional. «Utilizamos modelos de inferencia activa, basados en cómo creemos que nuestro cerebro procesa información y genera soluciones», añade el investigador.
En su laboratorio, los robots trabajan como artesanos modernos. Un manipulador industrial con dos brazos ensambló recientemente una herramienta personalizada para extraer un tornillo atascado. «Lo importante es que ese robot, en vez de llamar a la empresa a un programador, lo que hace es decirse «Vale, tengo una solución posible para solucionar esto y lo voy a diseñar», explica Lanillos. Si es necesario construir algo nuevo, los robots pueden imprimirlo directamente utilizando tecnología 3D.

Aunque el proyecto aún está en fase experimental («llevamos dos años de cuatro previstos; estamos a la mitad y nos queda todavía dos años para sacar resultados») ya se han obtenido avances significativos. Los robots del equipo han demostrado ser capaces de diseñar herramientas funcionales e incluso modificar su estructura para optimizar tareas específicas. «La mano humana es una herramienta evolucionada. ¿Por qué no permitir que los robots reinventen sus propias extremidades?», plantea Lanillos.
El investigador también destaca las aplicaciones potenciales del proyecto en sectores como la construcción o la automoción. «Uno de los campos que vemos muy interesantes es la industria de construcción, ensamblaje o cualquier industria que utilice un software específico para diseñar herramientas», explica. En talleres mecánicos, por ejemplo, un robot podría modificar sus propias herramientas según las necesidades específicas del vehículo o incluso extender su cuerpo para realizar tareas complejas. «Puede ser en cualquier entorno en el cual el robot, por sus propias características, no pueda realizar la tarea y tenga que modificar su cuerpo o extenderlo», añade Lanillos mientras describe cómo estas máquinas podrían adaptarse a situaciones imprevistas sin intervención humana directa.
La filosofía detrás del diseño robótico también representa un cambio de paradigma importante. Aunque actualmente trabajan con manipuladores industriales y un humanoide sin piernas equipado con brazos articulados, Lanillos insiste en que la tecnología desarrollada es agnóstica al tipo de robot. «Diseñar un robot cuesta mucho tiempo y dinero. Pero lo interesante es entender el cambio de paradigma: al fin y al cabo, el robot es una herramienta», explica añadiendo que en el futuro los robots serán más eficientes.
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