Opinión

¿Y si el verdadero unicornio está en casa?

Ser padre por primera vez te pone en tu sitio rápido. O por lo menos a mí me ha puesto. Me ha hecho pensar mucho en mí, en lo que soy, lo que hago y sobre todo, el mundo que estoy creando como emprendedor.

Mujer trabajando en su portátil con su hija en el regazo
Mujer trabajando en su portátil con su hija en el regazodreamstime

Emprender y criar: dos startups que cambian tu vida.

Las primeras reflexiones que tuve al principio fueron que convertirse en padre por primera vez y tener una empresa tienen mucho más en común de lo que nos imaginamos.

Para empezar, cuando el camino empieza, te enfrentas a mucha incertidumbre. Parece que sabes lo que haces y que lo tienes claro, pero no tienes ni idea de lo que te viene por delante. Y por mucho que te cuenten, hasta que no lo experimentas, no lo sabes de verdad.

Desvelo, cansancio, dudas existenciales constantes se convierten en parte de tu día a día. ¿Y esto cómo se hará? ¿Lo estaré haciendo bien? Por otro lado, en cuanto tu bebé te echa una sonrisa o consigues un pequeño logro en tu empresa, son los momentos de mayor gratificación que has tenido jamás. Ambas cosas necesitan visión de largo plazo, y sobre todo, una capacidad infinita para ser flexible y adaptarse. La empresa y la paternidad, para hacerlo bien, requiere entrega total.

Es tiempo de cambiar la narrativa emprendedora.

Tanto el emprendimiento como la paternidad ponen a prueba nuestra paciencia, nuestra resistencia y, sobre todo, nuestras prioridades. Ningún inversor invertiría en el CEO de una startup que tenga la cabeza en otra parte, ¿verdad?

Ahí es donde suele surgir el conflicto.

Estoy en edad de tener a mi lado a muchos emprendedores que son padres por primera vez y veo cómo muchos de ellos también compran el “manual del startapero” en esta nueva etapa. Antes de ser padres ya se levantaban a las 5 am, entrenaban duro, meditaban, leían más de 20 libros al año y echaban horas y horas trabajando sin descanso. He llegado a oír frases como “Si, ser padre es lo más bonito que me ha pasado, pero la empresa también me necesita. Con dos semanas de baja es suficiente. Estamos en un momento clave y tengo que estar.”. Y yo me pregunto, ¿y cuándo no? Si tienes una startup, siempre es y va a ser un momento clave. La cosa es que, para tu bebé y tu pareja, también es un momento clave. Si tienes un buen negocio, los momentos clave de la empresa seguirán ahí y seguirán llegando. Si tu negocio es bueno, no te preocupes que te van a esperar, seguro. El de la familia, ese si que no vuelve. Tu hijo solo va a ser bebé una vez.

En el ecosistema emprendedor, hay una narrativa muy fuerte (y muchas veces tóxica) que glorifica el sacrificio total por la empresa. La idea de que si no estás “all in”, no estás comprometido. El problema es que muchos nuevos padres (hombres, en especial) aplican esa misma lógica en el momento más vulnerable de sus vidas familiares: justo cuando nace su hijo.

La empresa se convierte en prioridad, mientras la crianza pasa a ser responsabilidad de otros. Normalmente la pareja, (que esa sí que sacrifica todo) o la ayuda que puedas pedir o contratar. Por mucho que pensemos que podemos delegar la crianza, no hay nada que sustituya a un padre o una madre para un bebé.

¿Por qué pensamos que somos insustituibles en nuestras empresas y no pensamos que lo somos en casa para nuestras familias? ¿Por qué en lugar de solo contratar la ayuda en casa, no la contratamos también en la empresa y equilibramos un poco?

Es claro que hay muy buenos freelances, consultoras externas o agencias que nos pueden cubrir o echar un cable en esos primeros meses tan delicados. Si piensas que no hay nadie que pueda hacerlo mejor que tú en tu startup, piensa que no hay nadie que pueda hacerlo tan bien como nosotros mismos como padres de nuestros bebés.

Tu bebé también está en fase seed.

Seamos claros: si la ley en muchos países reconoce que se necesitan 16 semanas (o más) de permiso parental, es porque se necesitan. No es un lujo. Es una ventana crítica para crear vínculo, entender lo que implica la corresponsabilidad real, y estar presente en uno de los momentos más importantes de la vida de tu hijo y de tu pareja, que si es mujer, está en un posparto. Uno de los momentos más delicados de toda su vida para una mujer.

Emprender no es incompatible con ser un buen padre y ya es hora de que empecemos a visibilizar que otra forma es posible. Que se puede ser un gran emprendedor y un gran CEO y tener vida familiar. Que si eres CEO de una compañía, tienes poder e impacto para hacer las cosas de otra manera y proponer nuevas maneras de trabajar y conciliar. Esa también es parte de tu responsabilidad como empresario. Que no pasa nada por no ir al 200% unos meses e incluso, que nos tenemos que plantear que ya no somos esos que tenemos que ir al 200% todo el rato porque nuestra nueva vida no nos lo permite.

Decidir qué tipo de padre queremos ser es también decidir qué tipo de líder queremos ser para construir el futuro con nuestras empresas.

Parece que no se nos puede notar que somos padres o que tenemos responsabilidades familiares. Y si eres mujer, ni te cuento. Que no se note. Que no moleste. Quizá ha llegado el momento de que el ecosistema emprendedor deje de ver la paternidad como una pausa incómoda y comience a verla como una fuente de crecimiento personal y también profesional. Que nos demos cuenta de que tanto con nuestros negocios como con nuestros hijos, estamos construyendo un futuro en el que queremos vivir. No sirve de nada tener el mejor negocio del mundo que salve el planeta, si en casa no has ayudado a criar a una persona que sea capaz de cuidarlo.

Por Carlos Murillo cofundador de Spinoff