Tu Primus
Bienvenidos a Río de Janeiro a bordo del Juan Sebastián de Elcano
Los guardiamarinas Jesús Fontán González-Aller y Gonzalo Rodríguez Casajús narran sus vivencias en la ciudad carioca
Cerca de cuatro meses fue el tiempo que le llevó a la expedición Magallanes-Elcano alcanzar la bahía de Guanabara, donde actualmente se encuentra la ciudad de Río de Janeiro. Este tiempo no es comparable con nuestras cuatro semanas que llevamos a la espalda a bordo de este bergantín-goleta. Sin embargo, la ilusión y el entusiasmo por divisar tierra firme está latente entre toda la dotación. Hoy los guardiamarinas Jesús Fontán González-Aller y Gonzalo Rodríguez Casajús seremos los encargados de acompañarles en esta nueva entrega, en el que les contaremos nuestros últimos días en la mar antes de pisar tierra firme y nuestras vivencias por la ciudad carioca.
Nos gustaría comenzar este artículo introduciendo a un personaje de nuestra historia, este es Rodrigo de Triana. Hace ya más de quinientos años, se embarcó en el primer viaje de Cristóbal Colón en su búsqueda de las islas de las especias. Rodrigo de Triana fue el primer español que avistó el nuevo continente desde el puesto de vigía en la famosa carabela “Pinta”. Este hecho histórico da nombre a uno de los galardones más codiciados por la dotación del buque escuela Juan Sebastián Elcano en este primer tránsito transoceánico. En este crucero de instrucción, la afortunada en avistar tierra antes que nadie fue la marinero María del Carmen Requena. Enhorabuena por tu excelente ojo marinero y a disfrutar de ese merecido premio, ¡una paletilla!.
Arrancamos la semana y por fin nos encontramos fondeados al socaire de las islas Marhicas, a pocas millas de la ciudad de Río. Comenzamos el día enfrentándonos a un par de exámenes, y a continuación nos empleamos a fondo en la preparación del buque para su entrada en puerto y dejarlo como corresponde a una embajada flotante como es este velero. Después de 28 días en alta mar había que darle un buen repaso a la cubierta y aferrar las velas, pero el esfuerzo mereció la pena. No hay nada como la satisfacción del deber cumplido para disfrutar, más si cabe, del merecido descanso en puerto.
En la mañana del martes 10, con las primeras luces del alba, comenzamos la entrada en puerto. Nuestras expectativas eran altas puesto que los viejos del lugar a bordo, nos había hablado de lo impresionante que era la entrada en Río de Janeiro. Los nervios y el entusiasmo se agolpaban a partes iguales a medida que nos acercábamos a costa y tocar por fin tierra firme. Por desgracia la entrada estuvo pasada por agua pero aun así el majestuoso paisaje no defraudó. Las vistas del famoso Pao de azúcar con el Cristo del Corcovado en lo alto de la ciudad nos fueron acompañando durante gran parte de nuestra entrada, desde ese momento entendimos por que se le conoce como “ciudad maravillosa”.
El primer día de puerto nos lo tomamos como una primera toma de contacto, por suerte la lluvia nos dio una pequeña tregua y pudimos darnos una agradable vuelta por la ciudad y terminar la tarde en la idílica playa de Copacabana, tomándonos una rica caipiriña con la que tanto habíamos fantaseado en los días previos. Para rematar el día, al caer la noche nos dirigimos al barrio de Lapa, el barrio bohemio por excelencia y donde más ambiente joven había para terminar la jornada a ritmo de samba.
Al día siguiente nos dedicamos en cuerpo y alma a visitar los lugares más emblemáticos de la ciudad. La primera parada del día tuvo lugar en el sitio más icónico de Brasil, el imponente Cristo redentor en lo alto del Corcovado. A continuación nos dirigimos a otra visita obligatoria, el estadio de Maracaná. Impresiona ver las monstruosas dimensiones del estadio que ha albergado el partido con mayor número de espectadores y por donde pasaron grandes ídolos del futbol como Ronaldo, Pele, Zico, etc. Después fuimos a comer, como no podía ser de otra manera, a un rodizio donde no paramos de comer carne en dos horas, salimos de ahí rodando. Finalmente y para bajar este empacho de carne, nos dirigimos a las escaleras de Selarom. Estas escaleras de más de 125 metros, nos llamaron poderosamente la atención por sus coloridos azulejos venidos de muy diferentes países y las cuales se hicieron famosas por ser escenario de videoclips de artistas de la talla de “U2” o “Snoop Dog”.
También os queríamos hablar de las fructíferas jornadas de intercambio que se celebraron con alumnos universitarios de la ciudad de Río. En estos encuentros, tuvimos la oportunidad de exponerles lo que significó la primera circunnavegación a la tierra, culminada por el marino español Juan Sebastián de Elcano. También les explicamos la interesante labor científica llevada a cabo a bordo de este buque escuela. En colaboración con la UCA (Universidad de Cádiz) y el IHM (Instituto Hidrográfico de la Marina), se van a aprovechar los futuros cruceros de instrucción para profundizar en el estudio de los océanos que permitirá obtener una información más precisa del cambio climático y de gran valor para la comunidad científica. Por último les expusimos en que consiste nuestro día a día a bordo de este bergantín-goleta.
Ahora nos encontramos en demanda del río de la Plata, para arribar el próximo lunes en la París de América, Buenos Aires. Un tránsito significativamente más corto que el anterior, pero donde a buen seguro el ritmo no cesará y seguiremos dando el callo en nuestro trabajo diario, guardias y estudio a bordo, así como la preparación para que tanto los españoles como los argentinos se sientan como en casa a bordo.
Con ganas de adentrarnos y navegar en el exigente río de la Plata nos despedimos, pero esta semana a ritmo de tango. Allá vamos Buenos Aires.
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