El Gobierno de Pedro Sánchez
El perfil y los retos de los 22 elegidos por Sánchez para su Gobierno
Un marcado perfil técnico y el acento activista de los miembros de Podemos dan forma al primer Ejecutivo de coalición que tendrá España desde la recuperación de la democracia
Estos son los perfiles y los principales retos de cada uno de los cuatro vicepresidentes y 22 ministros que conforman el Ejecutivo de Pedro Sánchez
Carmen Calvo. Vicepresidenta y ministra de la Presidencia, Relaciones con las Cortes y Memoria Democrática
La mano que mecerá Cataluña
Por Ainhoa Martínez
Carmen Calvo continuará esta legislatura sentada a la derecha de Pedro Sánchez en el Consejo de Ministros. Presidiendo sus reuniones en su ausencia y liderando el cónclave de secretarios y subsecretarios de cada miércoles. Aunque muchos la dieran por amortizada, es cierto que ha perdido peso específico en las negociaciones de investidura por falta de feeling con Podemos, la cordobesa (Cabra, 1957) seguirá siendo la mano que mece la cuna de Cataluña en el nuevo Gobierno, una atribución que ya se desgajó de la cartera de Política Territorial en 2018 y que asumirá también ahora. Su capacidad para tejer una relación de confianza con Pere Aragonés la avala por encima de otros fiascos como el del “relator”. Feminista convencida cederá el Ministerio de Igualdad en pro de la coalición -para Irene Montero- y dirigirá uno de nuevo cuño, el de Memoria Democrática, después de pilotar, no sin ciertos obstáculos, la exhumación de Francisco Franco en la pasada legislatura. Fiel escudera de Sánchez desde que este decidiera presentarse a las primarias frente a Susana Díaz ha ido acaparando poder por su cercanía al líder. Representará el contrapeso político a Pablo Iglesias, en un Ejecutivo en el que abundan los tecnócratas.
Pablo Iglesias. Vicepresidente y ministro de Derechos Sociales y Agenda 2030
El profesor que asaltó el cielo de Moncloa
Por Pablo Gómez
Difícilmente es explicable la entrada de un partido como Podemos en el Gobierno de España sin el papel desempeñado en el último lustro por Pablo Iglesias. Con el nacimiento de Podemos en 2014, se marcó como objetivo llevar a la formación heredera del espíritu del 15-M a las instituciones y, por qué no, a La Moncloa. Seis años después de ese momento fundacional, Iglesias (Madrid, 1978) llega ahora a la meta. No ha sido fácil el camino. Zarandeado por las tensiones internas, tantas veces ha visto cuestionado su liderazgo de puertas hacia afuera como ha sido ratificado de forma abrumadora por sus bases. En ese contexto, no ha sido hasta ahora, con motivo de las generales del 10-N, cuando ha logrado, con el fracaso estrepitoso del Más País de Íñigo Errejón, ahuyentar las amenazas surgidas desde el propio seno de Podemos. Llega también al poder atenazado por sus propias contradicciones. En lo estrictamente numérico, ya que Podemos tendrá ministros con el peor de los cuatro resultados obtenidos desde 2015 en unas elecciones generales, y también en lo programático, tras la evidente moderación en el discurso provocada por su paso por las instituciones. El nuevo vicepresidente de Derechos Sociales y Agenda 2030 coordinará a los otros cuatro ministros de Podemos del gabinete de Sánchez. Tendrá agenda internacional y estará al frente de las políticas sociales del Ejecutivo. Del éxito de su papel en la coalición dependerá su futuro en la política: “A mi me gustaría retirarme después de haber gobernado. Es verdad que cuando se empieza a gobernar comienza otro reloj, pero me queda mecha todavía”, reconocía a LA RAZÓN días antes del 10-N.
Nadia Calviño. Vicepresidenta de Asuntos Económicos y Transformación Digital
El tapón de Sánchez sobre Podemos
Por Javier de Antonio
La mano derecha del presidente del Gobierno es economista, europeísta, amante de la negociación y mujer. Se llama Nadia Calviño y asumirá una de las vicepresidencias del Gobierno, la de Economía, la que más peso tendrá en un Ejecutivo con clara propensión al exceso. Todo apunta a que el encaje con los representantes de Podemos en el equipo de Sánchez no será ni fácil ni sumiso, y mucho menos integrador. Sus cualidades para trabajar en la trastienda deberán hacerle valedora en unos bastidores especialmente repletos de trampillas escondidas. Su capacidad decisoria será fundamental en una legislatura en la que deberá contener con puño de hierro un gasto público que pueda ser asumible por las arcas del Estado y evitar que sus socios morados conviertan bagatelas en medidas primordiales para el desarrollo económico. Su trabajo no será fácil, con varias carteras en manos moradas, y algunas de ellas con gran relevancia, como Trabajo, pese a que el presidente ha cortado buena parte de sus alas para evitar que sus vuelos sean demasiado largos. Calviño deberá enfrentarse a los nubarrones que no han dejado de aparecer en el horizonte y que no siempre ha querido reconocer. Tuvo que recoger velas en su previsión de crecimiento del PIB y no cumplió con las expectativas respecto al déficit, uno de los callos que más le duele a la flamante vicepresidenta. De Calviño depende que durante la legislatura que ha echado a andar no entierre en el agujero de la deuda y el parón económico la verosimilitud de su discurso.
Teresa Ribera. Vicepresidenta y ministra de Transición Ecológica y Reto Demográfico
Una experta en clima y lucha contra los toros, la caza y el diésel
Por C. S. Macías
Es la negociadora climática. Teresa Ribera cuenta con la máxima confianza del presidente Sánchez, de hecho trabaja para él desde el 2008 desde la secretaria de Estado de Medio Ambiente y Cambio Climático. Fue elegida en 2018 para dirigir el ministerio de nueva creación que agrupa medio ambiente, cambio climático y energía. La ministra logró una mayor relevancia tras la celebración de la Cumbre contra el Cambio climático, donde organizó contra reloj la COP25, lo que significó para su carrera un gran impulso. Le plantó batalla al diésel aunque tiene dos con distintivo B y son diésel. Si de ella dependiera prohibiría las corridas de toros y la caza, aunque reconoce que no tiene competencias para ello. Funcionaria del Cuerpo Superior de Administraciones del Estado hasta 2012 cuando pidió la excedencia, y profesora universitaria en la Autónoma de Madrid, está casada con el argentino Mariano Bacigalupo, consejero de la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) y tienen dos hijas.
Arancha González Laya. Ministra de Exteriores, Unión Europea y Cooperación
Una experta de la diplomacia económica
Por A. Rojo
Con la elección de Arancha González Laya, Sánchez delata su intención de acentuar el perfil económico de su Consejo de Ministros ya que esta donostiarra de 50 años ha desarrollado la mayor parte de su amplia experiencia en organismos internacionales en instituciones relacionadas con la economía y el comercio. Concretamente González Laya es desde 2013 subsecretaria general de la ONU y directora ejecutiva del Centro de Comercio Internacional (ITC), un organismo de Naciones Unidas y de la OMC cuyo objetivo es ayudar a pequeñas y medianas empresas de países en desarrollo. Pero no cabe duda de que un tanto por ciento muy significativo del trabajo de la nueva ministra deberá dedicarse a neutralizar los esfuerzos que el separatismo catalán realice para internacionalizar su lucha por la independencia. En este sentido Josep Borrell ha dejado el listón muy alto y a buen seguro seguirá secundando los esfuerzos que en este sentido se realicen desde Madrid desde su nuevo puesto en Bruselas. Otro de los retos -el eterno reto de todos los predecesores de González Laya en el Palacio de Santa Cruz- será Gibraltar y, específicamente, gestionar ventajosamente para España la inminente salida del Peñón de la Unión Europea junto al resto del Reino Unido.
Irene Montero. Ministra de Igualdad
La activista que dijó “no” a Harvard
Por Pablo Gómez
Aceptar una beca para estudiar en Estados Unidos, nada menos que en la Universidad de Harvard, o quedarse en España para participar en política. A esa decisión se enfrentó Irene Montero (Madrid, 1988) con apenas 26 años. Tras meditarlo mucho y recibir el consejo de que debía aceptar la beca de, entre otros, Juan Carlos Monedero, optó finalmente por no abandonar su país. Sólo unos meses antes, después de las elecciones europeas de 2014, se había incorporado a Podemos. Lo hizo junto a Rafael Mayoral. Ambos procedían de la Plataforma Antidesahucios, en la que Montero dio sus primeros pasos en el activismo. Sus firmes convicciones políticas se habían forjado, sin embargo, mucho antes: con 15 años se afilió a las Juventudes Comunistas. Licenciada en Psicología, máster en Psicología de la Educación, interrumpió también por la política sus estudios de doctorado. Siempre ha reconocido tener la intención de retomar la preparación de su tesis doctoral una vez culmine su etapa en la arena pública. Por el momento, a pocas semanas de cumplir los 33 años, Montero seguirá en política. En lo institucional afrontará el reto de cumplir como ministra de Igualdad sus promesas de igualar a padres y madres en lo que a los permisos por nacimiento se refiere, de reformar el Código Penal para que sólo sí sea considerado sí a la hora de juzgar los delitos sexuales y de promover el feminismo desde las instituciones. Una agenda gubernamental que se solapará con la interna de Podemos, con cada vez más voces señalándola como la llamada a dar el relevo a Iglesias al frente del partido.
Juan Carlos Campo. Ministro de Justicia
Un susanista en la Corte de Sánchez
Por Ainhoa Martínez
Juan Carlos Campo es un superviviente. Ha sido capaz de adecuarse a todos los cambios y requiebros que han ido surgiendo en su vida profesional y personal. A pesar de ser juez desde 1987, la política ha acabado decantando su balanza y actualmente había aparcado la carrera judicial –en la que permaneció durante 33 años– para ocupar un escaño en el Congreso. Ahora tendrá un asiento en la bancada azul, como ministro de Justicia, en sustitución de Dolores Delgado. Este sevillano (Osuna, 1961) se mudó pronto a Cádiz para comenzar sus estudios de Derecho, ha llegado a ser Doctor, y figuraba en todas las quinielas para detentar la cartera. Es de los pocos, por no decir el único, de los nuevos fichajes de Sánchez que se barajaban, a pesar de que durante la pugna interna por las primarias, Campo se alineó con su otrora rival, Susana Díaz. Miembro de la Real Academia de la Jurisprudencia, no es un desconocido para el ministerio, donde ya ejerció de secretario de Estado de Justicia en la etapa final del Gobierno de Zapatero. El ministerio de Justicia tendrá una especial relevancia en la relación con Cataluña, dado el compromiso del Gobierno del PSOE de no «judicializar la política» y entre los retos que tendrá que afrontar están la modernización de la Justicia y la reforma del acceso a la carrera judicial. Asimismo, existen importantes reformas que llevar a cabo del Código Penal, de varias leyes relativas a la corrupción y a la violencia sexual para que «solo sí sea sí» y la derogación de la conocida como «ley Mordaza». Como portavoz del área de Justicia del PSOE en el Congreso apoyó la derogación de la prisión permanente revisable y se opuso a reformar el sistema de elección de los vocales del CGPJ que propugnaban el PP y Ciudadanos. Campo, que también ostentará el cargo de notario mayor del reino, presidirá las juras de todos los ministros y con él se cierra el círculo de nombramientos del Gobierno de Pedro Sánchez.
José Luis Escrivá. Ministro de Seguridad Social, Inclusión y Migraciones
El hombre que habla claro al frente de las pensiones
José Luis Escrivá, actual presidente de la Autoridad Independiente de Reponsabilidad Fiscal (AIReF), estará al frente del nuevo Ministerio de Seguridad Social, Inclusión y Migraciones que ha creado el Gobierno. Nacido en Albacete, en 1960, Escrivá es desde 2014 el primer presidente de la AIReF y, en noviembre de 2015, pasó a desempeñar también la Presidencia de la Red de Instituciones Fiscales Independientes de la UE. Al frente de la Airef, Escrivá se ha caracterizada por hablar claro y por las polémicas que han suscitado algunos de sus críticos informes, que han dejado patente deficiencias en el control de partidas presupuestarias y que muchas veces no han gustado al Gobierno de turno. Escrivá es licenciado en Ciencias Económicas por la Universidad Complutense de Madrid con estudios de posgrado en Análisis económico en la UCM y en Econometría en el Banco de España, según figura en su curriculum del Portal de la Transparencia. Desde 2012 y hasta su incorporación a la AIReF fue el director para las Américas del Banco Internacional de Pagos de Basilea. Después de desempeñar diferentes puestos en el Banco de España, fue asesor del Instituto Monetario Europeo y, desde el inicio de la Unión Monetaria, jefe de la División de Política Monetaria del Banco Central Europeo. Entre 2004 y 2010 fue economista-jefe y director del Servicio de Estudios del Grupo BBVA y, posteriormente, director general del área de Finanzas Públicas del mismo grupo.
Yolanda Díaz. Ministra de Trabajo y Economía Social
La “pablista” que derogará la reforma laboral
Por Pablo Gómez
“Me gustaría que el Gobierno de mi país tuviera a Yolanda Díaz como ministra”. Pablo Iglesias pronunció esta frase en el Congreso de los Diputados y, desde entonces -aunque aún gobernaba Mariano Rajoy-, esta abogada gallega ha sido una de las fijas cada vez que se hacía pública una lista de ministrables de Podemos. Los pronósticos con ella no han fallado y será desde mañana la nueva ministra de Trabajo del Ejecutivo de España. Díaz (La Coruña, 1971), procede de una familia con un marcado activismo político y sindical. Conoce la política municipal -ha sido concejal durante diez años en el Ayuntamiento de Ferrol-, la autonómica -diputada durante una legislatura en el Parlamento gallego- y la nacional, tras aterrizar en el Congreso en 2016. Comenzó su trayectoria política en el Partido Comunista para, más tarde, integrarse en la coordinadora de Esquerda Unida en Galicia y, finalmente, participar en el lanzamiento de la Alternativa Galega de Esquerda, germen de En Marea. A pesar de no formar parte de Podemos, se ha alineado siempre con la estrategia de Iglesias. Incluso cuando desde su mismo partido, el coordinadora general, Alberto Garzón, abrió la puerta tras el 28-A a apoyar a un Gobierno en solitario de Pedro Sánchez, Díaz defendió que sólo era aceptable una coalición desde la que compartir el poder con los socialistas. Brillante oradora, tendrá ante sí el reto de derogar la reforma laboral, subir el Salario Mínimo y aprobar el nuevo Estatuto de los Trabajadores.
Carolina Darias. Ministra de Política Territorial y Función Pública
La pionera que acercará Canarias
Por Ainhoa Martínez
Un ministerio que parecía irremediablemente ligado a Cataluña y a su «conflicto», Pedro Sánchez ha decidido deslocalizarlo a Canarias con la elección de Carolina Darias. Mujer de partido y con una dilatada experiencia en la política autonómica, no tendrá competencias sobre el citado «conflicto», pero sí deberá lidiar con las Comunidades Autónomas y con la necesidad de acometer la reforma de la financiación autonómica. Nacida en Las Palmas de Gran Canaria en 1965, es Licenciada en Derecho por la Universidad de La Laguna y pertenece al Cuerpo Superior de Administradores Generales de la Administración Pública de Canarias. En el año 1999, fue elegida concejala del Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria y desde entonces ha sido delegada y subdelegada del Gobierno, diputada regional, consejera y portavoz del PSOE en el Cabildo de Gran Canaria, presidenta del Parlamento regional y consejera del Gobierno. Es una pionera, nadie en la política de Canarias lo ha conseguido hasta ahora. Quienes la conocen la definen como «cercana, afable y nada presuntuosa». Su nombramiento podría definirse como técnico y transversal, como el de muchos de sus colegas, no en vano en el PP canario han celebrado su elección para el puesto. Tras conocerse la noticia y a su llegada al Comité Regional del PSOE de Canarias en el que participó ayer como una socialista más, aseguró que encarará las cuestiones que tendrá que gestionar como futura ministra de Política Territorial con ánimo de «entendimiento, acuerdo, diálogo y consenso». «Es el único camino que conozco», dijo, en declaraciones recogidas por Efe.
José Manuel Rodríguez Uribes. Ministro de Cultura y Deportes
El dialogante hombre del partido
Por C. S. Macías
El ex delegado del Gobierno de Madrid y portavoz adjunto del PSOE en la Asamblea de Madrid, será el próximo ministro de Cultura. Valenciano, pertenece a la generación del Rey Don Felipe VI (1968). Está casado y es padre de un hijo. Los que le conocen le definen como un «hombre de partido», alguien que conoce muy bien a Pedro Sánchez y del «mismo talante» que Ángel Gabilondo. Es un hombre dialogante y sabe escuchar, de hecho le definen como un «gran conversador. Te sientas a tomar un café con él y siempre aprendes algo». Doctor en Derecho, ejerció como profesor titular de filosofía del Derecho y filosofía política en la Universidad de Valencia (2001-2004) y en la Universidad Carlos III de Madrid desde 2004 hasta la actualidad. Discípulo de Peces-Barba, y cercano al ex ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba. Se distinguió por su labor con las asociaciones de víctimas del terrorismo. De hecho, entre 2005 y el 31 de diciembre de 2011 fue director general de Apoyo a Víctimas del Terrorismo y de Atención Ciudadana del Ministerio del Interior, así como responsable del Instituto de Derechos Humanos Bartolomé de las Casas (2016-2018), del que fue anteriormente encargado de su programa de doctorado y de su Máster en Derechos fundamentales. Allí dirigió además la Cátedra Berinstain sobre el Terrorismo y sus Víctimas y fue mano derecha de Péces Barbas cuando éste ocupó el Alto comisionado para las Víctimas. El 15 de junio de 2018, fue nombrado delegado del Gobierno en Madrid sustituyendo en el cargo a Concepción Dancausa.
Salvador Illa. Ministro de Sanidad
La mano derecha de Iceta y negociador del PSC
Por D. Fernández
La cuota catalana la representa Salvador Illa, mano derecha de Miquel Iceta en el PSC y uno de los artífices del pacto con ERC para la investidura. Filósofo y MBA en IESE, hombre discreto y de partido, hace tres años Miquel Iceta le situó al frente del funcionamiento interno como secretario de organización. Su trayectoria de gestor prudente y buen negociador hicieron el resto. Antes, fue alcalde de la Roca del Vallès -logró que se instalara un “outlet” de lujo de los más importantes de España- y se curtió en el Ayuntamiento de Barcelona, primero, en el gobierno de Jordi Hereu, y después en la oposición con Jaume Collboni. Como número dos del PSC se ha encargado de tejer lazos con entidades y partidos. Desde Sociedad Civil hasta ERC o JxCat, pasando por Manuel Valls. No en vano, a Illa se le otorga la paternidad del pacto con los convergentes en la Diputación de Barcelona. Ahora se enfrenta al reto más importante de su carrera con el recuerdo en la retina de Ernest Lluch, el primer catalán que ocupó la cartera de Sanidad, asesinado por ETA en el 2000 y uno de los responsables del actual sistema de seguridad social.
Manuel Castells. Ministro de Universidades
Un afín al secesionismo propuesto por Colau
Por Javier Gallego
La cuota de los «comunes» en el Gobierno estará representada por Manuel Castells (Hellín, Albacete, 1942), sociólogo, economista y nuevo ministro de Universidades. Catedrático de Sociología en la UOC, es un referente en el estudio de la sociedad de la información y ha sido catedrático en la Universidad de Berkeley durante 24 años, además de profesor visitante en 17 universidades. Es autor de 26 libros y coautor y editor de 22 más. Pero más allá de su vasto recorrido académico, Castells se ha significado durante el «procés». Aunque se declara no independentista, sus posicionamientos, reflejados en buena medida como articulista de «La Vanguardia», mayoritariamente se han caracterizado por la afinidad al movimiento secesionista y la crítica al Estado. En la antesala del 1-O –apeló a la participación «masiva»– acusó a España de usar la «represión pura y dura» como en los «modernos regímenes autoritarios que cubren sus vergüenzas con las hojas de parra de los tribunales» y «a una escala nunca vista en la Europa contemporánea». Sobre las protestas tras la sentencia «injusta» del «procés», asegura: «Era de esperar la reacción que se ha producido, pacífica y masiva en su inmensa mayoría, violenta y minoritaria en algunos sectores radicalizados, como suele ocurrir en toda gran protesta social».
Alberto Garzón. Ministro de Consumo
Un comunista para regular el consumo
Por Rocío Esteban
Bebe del pensamiento heterodoxo marxista y poskeynesiano y sus referentes de cabecera son Michal Kalecki, Paul Sweezy o Lenin. Así es Alberto Garzón, el líder de Izquierda Unida (Logroño,1985), licenciado en Economía por la Universidad de Málaga y militante de Izquierda Unida y del PCE desde su juventud. Se convierte ahora en el primer ministro comunista dentro de un Gobierno de España desde finales de la Guerra Civil cuando Vicente Uribe (Agricultura) y Jesús Hernández Tomás (Instrucción Pública y Bellas Artes) representaban al PCE en la Segunda República. Republicano por bandera, mañana prometerá su cargo ante el representante de una institución con la que su ideología quiere acabar. Se refiere al Rey como “ciudadano Borbón”. Estas son las nuevas credenciales de uno de los nuevos ministros de Pedro Sánchez. Especialmente crítico contra el capitalismo y el neoliberalismo, se pondrá a partir de ahora al frente de un ministerio que versa sobre aquello que por ideología detesta; el consumo. Desde su cartera, desgajada de la de Sanidad, tendrá competencias como la ordenación del juego y apuestas. Es un ministerio de nueva creación que tendrá como principales retos controlar la extensión de las casas de apuestas y regular la publicidad de estas. El sector del juego mueve casi 42 millones de euros al año, el 0,9% del PIB. Tendrá el reto de actualizar la Ley General para la Defensa de los Consumidores y Usuarios para tener mayores competencias sancionadoras que conlleven un endurecimiento de las sanciones por infracciones, entre otras competencias. Garzón llegó a la política con el 15-M, con 26 años. Desde Málaga fue cabeza de lista para las elecciones de diciembre de 2011, donde consiguió su escaño, de la mano de Cayo Lara. En 2016 logró el liderazgo de la IU federal y trató de abrir su formación a Podemos. Logró un acuerdo para las generales de 2016 con Pablo Iglesias. Fue acusado por la vieja guardia de su partido de querer “liquidar” IU al diluirse y perder el músculo comunista que un día les hizo referentes. Hoy, Garzón vence a su partido al colarse la cuota roja y comunista dentro del Gobierno.
María Jesús Montero. Ministra de Hacienda y portavoz del Gobierno
Una ministra-portavoz llena de contradicciones
Por Erik Montalbán
“Estabilidad en la cuentas públicas”. Así se presentó María Jesús Montero hace año y medio cuando recibió la cartera de ministra de Hacienda de Cristóbal Montoro, cuyos Presupuestos tuvo que defender y aún siguen vigentes. Su andadura por el ministerio ha estado salpicada de continuas contradicciones, pero eso no ha sido obstáculo para que Pedro Sánchez la haya convertido en la flamante nueva portavoz. Vinculada a los condenados Chaves y Griñán, tras su salida de la Junta de Susana Díaz ha ido ganando peso en el PSOE y en el Ejecutivo, dando incluso la cara por Sánchez en los debates electorales. Su única experiencia con unos Presupuestos propios acabó en fracasó hace un año, cuando fue incapaz de obtener el apoyo de los independentistas que ahora necesita. Las autonomías son su otro caballo de batalla, con más de un contrasentido ministerial en estos meses: la reforma de la financiación, las entregas a cuenta (con informe ad hoc de la Abogacía del Estado para “dopar” al PSOE antes del 10-N) o la armonización de impuestos. La socialista está empeñada en que Madrid suba los impuestos de Sucesiones, Donaciones y Patrimonio. Paradójicamente, en 2017 Montero eliminó como consejera de Hacienda andaluza los tributos para la mayoría de herencias. También quiere obligar al actual Ejecutivo andaluz actual (PP y CS) a hacer ajustes por el déficit generado por ella misma. Montero y Podemos han acordado ya un “hachazo” fiscal para costear el frenesí de gasto que se avecina y contener un déficit ya de por sí desbocado: más impuestos para la banca, las energéticas y el resto de grandes empresas (y para las pequeñas, con mayores cotizaciones por la subida del salario mínimo), y una “mágica” subida del diésel para los conductores que, según Montero, no afectará la clase media.
Margarita Robles. Ministra de Defensa
Mujeres, inversiones y perfil bajo
Por Fernando Cancio
Desde que llegó en junio de 2018, su mandato apenas ha vivido sobresaltos y podría decirse que, salvo contadas excepciones, ha tenido un perfil bajo. Su política ha tenido dos ejes principales: impulsar la presencia de la mujer en las Fuerzas Armadas (suyo fue el empeño por nombrar a la primera general, Patricia Ortega) y dar un empujón a las inversiones en armamento (más de 16.000 millones destinados a programas en un año y medio). Su primera crisis le llegó a los 3 meses, cuando amagó con paralizar la venta de 400 bombas de precisión a Arabia Saudí, lo que ponía en peligro el contrato para la fabricación, por parte de Navantia, de cinco corbetas para este país. Y la última también ha estado relacionada con el material: en diciembre se declaró desierto el contrato del prioritario blindado 8x8 “Dragón”. Éste será uno de sus retos en esta nueva legislatura, pues debe sacarlo en breve a licitación pública. Además, Robles tendrá que renovar la cúpula militar (lleva desde 2017), nombrar un director del CNI y buscar soluciones a las reclamaciones de las asociaciones militares, entre ellas la salida de los militares de 45 años. Además, deberá decidir sobre el futuro de los 550 militares desplegados en Irak tras la escalada de tensión entre EE UU e Irán.
Fernando Grande-Marlaska. Ministro del Interior
El hombre tranquilo sobre un polvorín
Por Ricardo Coarasa
Fichado como independiente por Pedro Sánchez para su Gobierno tras la moción de censura contra Mariano Rajoy, Fernando Grande-Marlaska (Bilbao, 1962) seguirá al frente de Interior. Su nombre siempre estuvo en todas las quinielas para mantenerse en el cargo y, en este caso, los pronósticos se han cumplido. Quizá porque durante su año y medio de gestión, la que tradicionalmente ha sido considerada una de las carteras más conflictivas ha estado huérfana de polémicas gruesas y zarandeos mediáticos de relumbrón. El hombre tranquilo sentado sobre un polvorín salió indemne incluso de su particular Rubicón: la respuesta policial a los días de furia en Cataluña tras la sentencia del “procés”, una gestión no exenta de críticas con la que, sin embargo, a buen seguro se ganó la continuidad en el Gobierno de Sánchez, tan necesitado de apaciguar los reproches del independentismo. Con todo, esa querencia a afrontar de perfil las embestidas políticas no siempre le ha garantizado salir indemne. Como cuando en la última manifestación del Orgullo justificó el veto a Ciudadanos por sus pactos con Vox, aunque en esa ocasión Marlaska fungía más como activista de los derechos de los homosexuales. Marlaska se estrenó en el Ejecutivo con su promesa de retirar las concertinas de la valla fronteriza de Ceuta y Melilla y encara ahora el nuevo mandato con la misión, pacto PSOE-PNV mediante, de gestionar el paso atrás de la Guardia Civil en Navarra y de entregar al Gobierno vasco la competencia en las prisiones.
Reyes Maroto. Ministra de Industria, Comercio y Turismo
Una ministra con demasiados retos pendientes
Por Javier de Antonio
Se ha ganado a pulso la “renovación” en la nueva “plantilla” de Pedro Sánchez. Su discreción, meticulosidad y capacidad de diálogo han convencido al presidente para que vuelva a otorgarle su confianza en la cartera de Industria, Comercio y Turismo. No es ningún regalito. Las perspectivas no son demasiado halagüeñas. La industria mantiene una tendencia negativa, con la mayoría de sus indicadores a la baja y con su peso sobre el PIB en mínimos de la década. El turismo mantiene su excelente salud, pero empieza a dar síntomas de estancamiento y pide a gritos ideas innovadoras, y el consumo sigue bajando por el miedo a lo que se nos viene encima, algo que desde el Gobierno siguen sin reconocer. El Brexit, la guerra comercial internacional, la pérdida de peso del comercio tradicional en favor del digitalizado o la caída creciente e imparable del tejido industrial son retos que no pueden esperar salidas y soluciones. Si el presidente le ha renovado su confianza es porque debe tener un plan, que deberá ejecutarlo en su estilo, como le gusta, sin levantar la voz más de lo necesario, sin aspavientos innecesarios pero con determinación, inspirada por ese espíritu castellano que le ha dado la tierra vallisoletana donde nació. Su brillante formación académica debe ayudarle a afrontar decisiones importantes. Sus retos son muchos y dispone ya de tiempo y capacidad para decidir. No debe desperdiciarlo.
José Luis Ábalos. Ministro de Transporte, Movilidad y Agenda Urbana
El fontanero fiel repite cartera
Por R. L. Vargas
José Luis Ábalos (Torrent, 1959) no es Camilo José Cela. Pero a su dilatada carrera política de casi 40 años, le ajusta como un guante de seda aquella frase que tanto repetía el que fuera premio Nobel de Literatura: el que resiste, gana. Porque eso es lo que ha hecho Ábalos en buena parte de su trayectoria, resistir contra viento y marea para ir quemando etapas y subiendo escalones hasta convertirse en el hombre de confianza del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. Ábalos repetirá como ministro de Fomento – que ahora será de Transporte, Movilidad y Agenda Urbana con el “rebranding”, que dirían los modernos, que se le va a dar al departamento-, aunque no abandonará su cargo de secretario de Organización del PSOE, desde el que, como “fontanero” en jefe socialista, ha sido clave en todos los hitos que han jalonado la llegada de Sánchez a la Moncloa. En realidad, en el sector se comenta que, más que Ábalos, el que ha llevado el día a día del ministerio ha sido el hasta ahora número dos, Pedro Saura, embarcado como ha estado el ministro en apagar incendios del partido y negociar alianzas de forma casi permanente, especialmente desde el mes de abril. Pero dejar a Ábalos sin una cartera hubiera sido un desprecio de Sánchez hacia alguien tan fiel y a quien le hacía especial ilusión ser ministro.
Pedro Duque. Ministro de Ciencia e Innovación
El ministro astronauta que perdió la mitad de su cartera
Por C. S. Macías
Pedro Duque, el primer español que ha viajado al espacio, repite en el ministerio de Ciencia con el reto de colocarla en la primera línea de la órbita política. Tal vez ahora, sin la competencia de universidades tenga más opciones. Ingeniero Aeronáutico por la Universidad Politécnica de Madrid Astronauta de la Agencia Europea del Espacio desde 1992 (en excedencia), Director General de la empresa Deimos Imaging (2006-2011). Daba clases en la universidad politécnica de Madrid como profesor asociado, sin embargo en la esfera política no brilló por su oratoria. Está casado y tiene tres hijos. Duque es aficionado a la natación, al submarinismo y a la bicicleta. Cuenta con la medalla de la “Orden de la Amistad” concedida por el Presidente Yeltsin de la Federación Rusa, la Gran Cruz al Mérito Aeronáutico, impuesta por el Rey y el Premio Príncipe de Asturias de Cooperación Internacional junto con los astronautas Chiaki Mukai, John Glenn y Valery Polyakov que recibió en 1999 por haber sido considerados representantes de los artífices de la cooperación internacional en la exploración pacífica del espacio. Participó como Especialista de Misión en el vuelo STS-95 del Transbordador Espacial, del 29 de octubre al 7 de noviembre de 1998 donde investigó la falta de gravedad y el Sol. Su entrada en política tuvo buena acogida por el sector científico aunque también fue polémico de polémica tras conocerse que el ya ministro poseía una sociedad patrimonial con la que habría adquirido una vivienda, motivo por lo que fue muy criticado, pero el astronauta se defendió asegurando que le recomendaron la sociedad, que había liquidado impuestos y que le costaba mucho deshacerla. La primera vez que recibió la llamada de Sánchez para proponerle ser ministro le comentó a su entorno que cómo le iba a decir que no al presidente del Gobierno, y vio en el ministerio que le ofrecían la oportunidad de poder impulsar la innovación y la ciencia.
Isabel Celaá. Ministra de Educación y Formación Profesional
Una repetidora con parte de los deberes hechos
Por Rocío Ruiz
Como buena repetidora, la ministra de Educación, Isabel Celaá Diéguez, (Bilbao, 1949) se sabe ya el temario de su cartera, pero tendrá que tirar del talante dialogante que se le atribuye ante una legislatura que se avecina polémica. El cometido de esta licenciada en Filología Inglesa y Derecho y con amplia trayectoria política en el País Vasco se centra de lleno ahora en la educación, un cometido relegado a un segundo plano en la anterior legislatura por su puesto como portavoz del Gobierno. Dejó “empaquetada” en el Congreso la reforma de la Lomce sin el consenso de la comunidad educativa, que no se pudo tramitar por la convocatoria de elecciones, pero el trabajo está hecho. Y tampoco tendrá que introducirle muchos cambios ahora que tiene como socios a los morados, porque las líneas generales de su reforma están recogidos en el acuerdo con Podemos. La Ley Básica de Educación que impulsará expulsa a la Religión como asignatura que sirva para hacer media, relega a la concertada para que la escuela pública tenga preeminencia en la programación de la oferta de plazas escolares, propone integrar a alumnos de escuelas especiales en aulas ordinarias, devolver más competencias a las autonomías que tienen lengua cooficial para que elijan en qué lengua se debe enseñar y pone en el punto de mira a la educación diferenciada. Ahora, un pacto de Estado de educación, la gran asignatura pendiente, se antoja más utópico que nunca por la fragmentación del Congreso. La otra gran apuesta de su ministerio será la FP. Ya se ha aprobado un plan estratégico destinado a modernizar estas enseñanzas. Ahora falta desarrollarlo.
Luis Planas. Ministro de Agricultura, Pesca y Alimentación
Un profesional de la política
Por César Lumbreras
“He votado en dos investiduras: el 28 de octubre de 1982 la de Felipe González; hoy la de ´sanchezcastejon´. Orgullo de España. Orgullo de un Gobierno progresista, moderado, feminista y europeo”. Con este tuit saludaba Luis Planas, valenciano de nacimiento y cordobés de adopción, la investidura de Pedro Sánchez como Presidente del Gobierno el martes de la pasada semana. Refleja perfectamente lo que ha sido la mayor parte de su vida profesional, viviendo de la política y para la política. Desde ese ya lejano 1982 en el que resultó elegido diputado socialista por Córdoba hasta esta legislatura, en la que fue cabeza de lista por la misma provincia, ha ocupado múltiples puestos políticos: diputado en varias ocasiones, eurodiputado, varias veces consejero en la Junta de Andalucía, director de Gabinete de los comisarios europeos Manuel Marín y Pedro Solbes, titular de dos embajadas de marcado carácter político, la de Marruecos y la Representación Permanente de España ante la UE, siempre con Gobiernos socialistas, y secretario general del Comité Económico y Social (CES) europeo, hasta llegar al Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación en junio de 2018, cuando Pedro Sánchez desalojó a Mariano Rajoy de La Moncloa. Ahora repite en este puesto. También se atrevió a disputar el cetro de los socialistas andaluces a Susana Díaz, con escaso éxito. Casado con una cordobesa, María Jesús Herrera, que es la directora en España de la misión de la Organización Internacional de Migraciones de la ONU, puesto que ocupa desde 2011 cuando gobernaba Rodríguez Zapatero, el muy socialista Luis Planas ha mantenido siempre buena relación con los ámbitos políticos del PP, partido que le apoyó en su momento para ocupar el puesto del CES europeo. Su larga carrera política le ha permito hacerse con un rico patrimonio inmobiliario, formado por casas en Córdoba (2), incluido un olivar, Málaga, Madrid y Marruecos, pero con escasa liquidez, ya que en su primera declaración de bienes como ministro recogía en sus cuentas corrientes poco más de 1.800 euros. En el año y medio largo que ha estado en el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación se ha caracterizado por dejar pasar el tiempo, ponerse de perfil y mirar para otro lado cuando han surgido problemas. Es lo que ha hecho, por ejemplo, con las crisis en los precios de los cítricos o actualmente del aceite de oliva. De hecho las principales organizaciones agrarias han convocado ya manifestaciones en las próximas semanas para protestar por la situación. A lo largo de la legislatura que comienza ahora el campo español se enfrenta a numerosos retos, como la negociación del Marco Financiero de la UE para el periodo 2021-27, del que depende el dinero que habrá para financiar la PAC; la negociación de la futura PAC, que estará marcada por un fuerte componente verde; la gestión del Brexit, especialmente de su capítulo comercial, vital para una parte de las exportaciones agroalimentarias españolas o la guerra comercial desatada entre la UE y Estados Unidos. También deberá gestionar las crisis de precios en el mercado interior.
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