Defensa

Vigilancia de fronteras: hacia el blindaje tecnológico

La Guardia Civil quiere modernizar el sistema de control fronterizo e incluir drones y buques más rápidos

Guardias civiles tras una operación antidroga
Guardias civiles tras una operación antidrogalarazon

“Siete de la mañana. Costa de Algeciras. No muy lejos de la ciudad. Una embarcación cruza el estrecho a toda velocidad hacia las playas españolas. Es una de las tantas lanchas rápidas que parten de Marruecos cargadas con fardos de hachís. Diez kilómetros antes de que lleguen a la arena ya sabemos que están ahí, el SIVE los tiene localizados. A los cinco kilómetros ya podemos ver e identificar la embarcación”. Esta intervención es un ejemplo con el que la Guardia Civil explica el funcionamiento del SIVE, siglas de Sistema Integrado de Vigilancia de Exterior, una red de radares que rastrean día y noche las aguas españolas desde Huelva a Tarragona, con estaciones también en Pontevedra, Ceuta, Melilla, y los dos grandes archipiélagos. El enemigo es doble: por un lado, la Benemérita lucha contra el narcotráfico; por otro, controla la inmigración ilegal.

Un preaviso a diez kilómetros y una identificación a cinco no suena mal, pero desde el comienzo de la instalación del sistema en los años 90 hasta ahora las cosas han evolucionado, a ambos lados de la ley, así que hace falta una actualización. En la última edición de LIMEX, evento sobre la protección de fronteras celebrado entre 28 el 30 de Madrid, la Guardia Civil dio a conocer sus planes al respecto con un objetivo en mente: ampliar la distancia de detección e identificación y, por consiguiente, su capacidad de respuesta.

Qué es exactamente el SIVE

El SIVE es una red de sistemas. Cada estación consta de un sensor radar, una cámara de vídeo, una cámara infrarroja y una antena de comunicaciones. El radar es el que tiene un alcance de diez kilómetros, da el primer aviso y transmite la señal un centro de control, mientras que las cámaras confirman la presencia de la embarcación y la identifican a unoscinco kilómetros de distancia.

Sistemas de cada estación de la red SIVE:

  • Radar con 10 km. de alcance.
  • Cámara de vídeo con 5 km. de alcance.
  • Cámara infrarroja con 5 km. de alcance.
  • Antena de comunicaciones (cifradas).

Las cámaras pueden trabajar en paralelo. La de vídeo posee un gran alcance diurno, ofrece imágenes de detalle y cuenta con unos intensificadores de luz que permiten captar imágenes en baja luminosidad. La infrarroja, por su parte, posibilita la visión nocturna, además de la diurna, ofrece imágenes de alto contraste y una alta inmunidad frente a condiciones meteorológicas adversas.

La antena de comunicaciones permite estar en contacto con el centro de control en tiempo real. La transmisión de imágenes, voz y datos se realiza a través de un enlace seguro que impide su detección por parte de otros sistemas de comunicación.

El actual SIVE es heredero de los equipos de detección implantados en la década de los 90. Las cámaras y radares poco a poco reemplazaron a los antiguos responsables de la vigilancia del litoral. Guardias civiles destinados en cuarteles próximos a la costa, muchos de ellos hoy abandonados, que cada día organizaban patrullas que recorrían kilómetros de costa en busca en embarcaciones sospechosas. Por aquel entonces, el alcance en la detección dependía del buen ojo del agente. Hoy todo es más sencillo y todo apunta a que lo será mucho más dentro de poco tiempo.

La mejora prevista del sistema actual, según explicó la Guardia Civil en LIMEX, pondrá el foco en la modernización de los sensores. El avance de la tecnología obliga a renovar los equipos para estar a la vanguardia. También se reubicarán algunas estaciones. La experiencia de los últimos años ha puesto de manifiesto que el actual despliegue de las estaciones deja puntos ciegos donde no llega el radar que, ahora, se pretenden cubrir.

Por razones obvias, la zona más sensible es el área del estrecho de Gibraltar. Narcolanchas y pateras se entremezclan con los cientos de mercantes que cada día surcan una de las zonas del mundo con mayor tráfico marítimo. Aquí, el plan es colocar nuevas estaciones con modernos equipos de detección y recolocar las que ya existen.

Pero la Guardia Civil no solo quiere mejorar el alcance del sistema. También apuesta por incrementar la conexión con los cuerpos de vigilancia fronteriza de otros países europeos y con Frontex, la Agencia Europea de la Guardia de Fronteras y Costas. La colaboración ya es muy estrecha con Portugal, donde la Guardia Nacional Republicana (GNR) cuenta con el llamado Sistema Integrado de Vigilancia Comando y Control (Sivicc), la versión lusa del SIVE.

Tal es la colaboración con los vecinos del oeste, que del lado español los centros de control ubicados en Huelva y Pontevedra están preparados para recibir la información de los sensores portugueses. De esta forma, la Guardia Civil puede conocer la trayectoria que ha seguido por aguas lusas una embarcación sospechosa que cruza la frontera y se adentra en la jurisdicción española.

El foco está puesto en aumentar la interoperabilidad con otros países de la Unión Europea que tienen, al igual que España, el problema de la inmigración irregular en sus fronteras exteriores. De esta forma, la Guardia Civil espera hacer el sistema mucho más efectivo. En este trabajo de coordinación entre países jugará un papel clave Frontex, hasta la fecha un organismo de gestión, que ahora aspira a contar por primera vez barcos, aviones o helicópteros propios, después de que la UE aprobará un presupuesto de 11.300 millones de euros para el periodo 2021-2027.

“El objetivo es ver mejor y más lejos e integrar las señales en el sistema para compartir luego la información a nivel europeo”, resumió el teniente coronel Jesús Borjas, oficial del Estado Mayor del Mando de Operaciones de la Guardia Civil, durante su intervención en LIMEX. Para alcanzar este propósito, también están en marcha proyectos de I+D orientados a mejorar las capacidades de detección e identificación e iniciativas implantar comunicaciones por satélite más rápidas.

Patrullera de la Guardia Civil en el rescate de fardos de droga en el sur de Tenerife
Patrullera de la Guardia Civil en el rescate de fardos de droga en el sur de TenerifelarazonGUARDIA CIVIL

Drones y nuevos buques

La Guardia Civil trabaja además para incorporar nuevos medios en los servicios aéreo (Saer) y marítimo (Semar), las dos principales unidades del cuerpo dedicadas a la vigilancia y detección.

En el Saer el futuro pasa por la incorporación de drones y ya están en evaluación para su posible adquisición varios modelos, entre los que destaca el Scaneagle, en servicio ya en la Armada española.

En la Semar, la prioridad es adquirir embarcaciones más rápidas y seguras, con la vista puesta en reforzar el área del estrecho de Gibraltar. En este sentido, desde el pasado mes de noviembre ya opera en Algeciras una de las patrulleras más modernas del mercado, la Río Arlanza, y ya se lanzó un concurso para buscar un modelo que incluso pueda ser no tripulado.

Lo que no cabe ninguna duda es que para vigilar las fronteras ya no vale con subirse a un promontorio costero y otear con la mano a modo de visera.

(Especial Infodefensa.com para La Razón)