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Pablo Igelsias

Iglesias se desayuna a Sánchez

GRAF9526. MADRID, 13/02/2020.- El vicepresidente segundo del Gobierno, Pablo Iglesias, al inicio de su comparecencia a petición propia ante la Comisión de Derechos Sociales y Políticas Integrales de la Discapacidad del Congreso, atiende a los medios a su llegada.. EFE/Javier Lizón Javier LizónEFE

Para no tener experiencia en el gobierno, a Pablo Iglesias le está yendo mejor que a Pedro Sánchez.

Cuando el gobierno reconoció a Juan Guaidó como presidente encargado de Venezuela, algunos dirigentes socialistas expresaron en privado sus dudas sobre si la decisión era precipitada o no.

Las declaraciones y comunicados contradictorios de los últimos días han reabierto el debate sobre la solvencia del gobierno en algunos asuntos. La bomba estalló cuando, en plena crisis del asunto de Delcy Rodríguez, el presidente, en la sesión parlamentaria de control al gobierno, aseguró que Guaidó es el líder de la oposición.

El asunto no pasó desapercibido y, a las pocas horas, Moncloa se vio obligada a emitir un comunicado en el que recordaba que Sánchez había reconocido oficialmente a Juan Guaidó como presidente encargado de Venezuela.

A partir de ese momento, la posición política de España ha entrado en la más absoluta indefinición, porque la pregunta que empiezan a formularse algunos sectores es la de si España reconoce a Maduro como presidente legítimo.

Los apuros de la ministra de Exteriores para dar una explicación coherente, sumados a la crispación con la que responden a cualquier pregunta respecto a Venezuela, son clasificadores.

Históricamente, quien ha mantenido una posición ambigua con Venezuela es Podemos, pero no el PSOE. Por tanto, el cambio de posición, a falta de otra explicación más convincente, solo puede entenderse en clave de impedir una crisis con sus socios de gobierno.

La cuestión no es baladí porque existen muchas derivadas, sobre todo respecto a la estancia de la vicepresidenta venezolana, que hacen que todo esto tenga un final incierto para los protagonistas de aquella noche y, sería decepcionante que cayese algún ministro por los compromisos podemistas con otros países.

Iglesias no ha tenido ni que intervenir públicamente, el trabajo se lo hacían los ministros socialistas. Él está más ocupado en aparecer en cuestiones sociales como en reducir de 35 a 20 el número de peonadas necesarias para acceder al subsidio agrario, siendo sensible a la dificultad de los jornaleros para poder recibir estas ayudas debido a la caída de la carga de trabajo de los últimos meses.

Además, en tanto que a Sánchez le crecen los cuestionamientos internos y han empezado las quinielas sobre los meses que durará el gobierno, Iglesias consigue quitarse de encima el último reducto interno de oposición representado por los anticapitalistas.

El líder podemista se ha dado cuenta de que tiene la base electoral que le ha quedado después de los últimos procesos electorales, que es más o menos estable y que tener todos los días a Teresa Rodríguez como látigo defensor de las esencias de izquierda, criticando sus acciones, no es lo mejor que le puede ocurrir.

Con los anticapitalistas fuera, se acabó el ruido mediático, como se acabó el de Errejón o el de Bescansa.

En tanto que a Pedro Sánchez le sale un problema a diario, a Pablo Iglesias le desaparece, pareciera que cada martes se desayuna un trozo del presidente Sánchez.

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