Cataluña

26-F: En Moncloa sí se habló de referéndum

Los independentistas avisaron a Sánchez de que no renunciarán a la independencia

Mesa de diálogo para solucionar el conflicto político en Cataluña
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez (i) conversa con el presidente de la Generalitat, Quim Torra, a su llegada a la primera reunión de la mesa de diálogo para solucionar el conflicto político en Cataluña, este miércoles en Moncloa.Kiko HuescaEFE

Sin orden del día, sin actas, sin secretarias y sin testigos. Tres horas a puerta cerrada sin luz ni taquígrafos pero con mucha ironía y algunos dardos dialécticos. Según fuentes de la delegación catalana, así fue la reunión de la Mesa para el Diálogo en el palacio de La Moncloa. Tras los efusivos saludos y un escénico paseo por los jardines, el presidente de la Generalitat, Quim Torra, resultó el más sarcástico. «Esto parece una mesilla de noche», comentó sobre el secretismo que rodeaba el encuentro. Bromas sobre el nombre del salón Tapies, los ventanales de la sala y una cortesía exagerada que, a tenor del protocolo, sentó a Pedro Sánchez y sus ministros frente a frente con los secesionistas. La tensión entre los dos socios, JxCAT y ERC, se dio una tregua temporal y Torra, el más locuaz de todos, soltó la primera perla: «Empieza una obra de teatro».

En efecto, para los independentistas comienza una larga puesta en escena de reuniones al ritmo de la convocatoria electoral en Cataluña. «Vamos a ver quién es el último actor», afirma un dirigente de JxCAT sentado a la mesa. Por su parte, otro dirigente de ERC asegura que el Gobierno planteó el tema de los presos y los fugados, que ellos consideran exiliados, como «prueba de fuego» para frenar el «procés». En esto, los dos partidos separatistas están de acuerdo. «Esto no va sólo de presos, va más lejos». Es decir, que el referéndum de autodeterminación sigue siendo irrenunciable. Fuentes de la delegación catalana filtran que Quim Torra y Pere Aragonès se mantuvieron firmes en esta posición, mientras en Moncloa matizan el asunto y niegan que se hablara en términos tan tajantes. Según estas fuentes, la vicepresidenta Carmen Calvo y la ministra de Hacienda María Jesús Montero hablaron de cambios normativos y «fórmulas imaginativas».

Por parte de los separatistas, quienes más intervinieron fueron Torra y el republicano Aragonès, quien avisó sobre su posición de apoyo al Gobierno en el Congreso: «Hemos abierto un camino y recibimos bofetadas, pero lo asumimos», dijo en velada alusión a las críticas de JxCAT sobre su respaldo al techo de gasto, antesala de los Presupuestos. En réplica, el presidente de la Generalitat desligó por completo el tema de los Presupuestos y las elecciones catalanas de la marcha de la negociación. Para Elsa Artadi, de JxCAT, y Marta Vilalta, de ERC, presentes en la Mesa, lo importante es la autodeterminación. «Aunque los presos salgan y los exiliados vuelvan, hay que votar la solución al conflicto político», coinciden ambas políticas.

Parte de ERC es contraria al apoyo a Sánchez. «Cuando se convoquen elecciones en Cataluña, se acabó la negociación»

Durante la reunión el vicepresidente Pere Aragonès definió a ERC como una especie de «rompehielos con el Estado» para lograr la Mesa, mientras Torra aseguró que empieza «un punto de inflexión muy largo y complejo». El conseller de Exteriores y antiguo diputado de ERC se refirió a la internacionalizal conflicto y Josep María Jové provocó claramente al sentarse con una agenda «moleskine» idéntica a la que utilizó para la consulta de 1-O, fecha de la que fue un principal arquitecto y por la que el TSJC le abre un proceso por desobediencia, malversación, prevaricación y revelación de secretos. Una dura china en el zapato para la negociación. Los servicios de protocolo de Moncloa le colocaron en una esquina de la Mesa, muy alejado de Pedro Sánchez, frente al ministro de Universidades. Según varios de los reunidos, ninguno de los dos abrió la boca durante las tres horas del cónclave.

Aunque los secesionistas catalanes salieron claramente ufanos por los honores dispensados desde Moncloa, en su mayoría desconfían del final, dada su irrenunciable exigencia de celebrar la consulta por la independencia. Sobre todo el fugado Puigdemont y Quim Torra, pendiente de su inhabilitación definitiva por el Supremo para convocar las elecciones en Cataluña. El primero se ha dado un auténtico baño de masas en Perpiñán como arranque de campaña, y el segundo nada pierde si la negociación fracasa. «Veremos quién es el último actor en bajar el telón», advierten en el entorno de ambos sobre el desenlace y quién acabará gestionando la ruptura. La convocatoria electoral radicaliza posturas, reabre aún más las heridas entre Junts y ERC, y coloca en una posición difícil a Pedro Sánchez.

Torra tiró de sarcasmo para describir los efusivos saludos de los ministros socialistas: «Empieza una obra de teatro»

Por otro lado, según ha sabido este periódico, el ex presidente Artur Mas, ya rehabilitado, está pactando con Puigdemont ser el número dos de su candidatura. Una jugada que descoloca por completo a ERC, ya que si los resultados son favorables Puigdemont se quedaría en el Parlamento Europeo y Mas volvería a ser president de la Generalitat. Por ello, Oriol Junqueras se ha apresurado a decir desde Lledoners que él también quiere ser candidato. El líder de ERC saldrá ya de prisión varios días en virtud del artículo penitenciario 100.2. Junqueras dará clases de Historia del Pensamiento en el campus Manresa de la Universidad de Vic. «Yo siempre he sido y seré un profesor», asegura Junqueras a sus compañeros.

El calendario político es endiablado y topa, una vez más, con los Presupuestos del Estado cuya aprobación depende de ERC, condicionada a su vez por las elecciones catalanas. «Cuando se convoquen, se acabó la negociación», advierten los sectores duros del partido, contrarios a que se apoyara el techo de gasto en el Congreso, que JxCAT rechazó. De ahí las prisas de la ministra de Hacienda por alcanzar un acuerdo antes del verano, con la previsión de que Torra abra el pistoletazo electoral en otoño, aunque otras fuentes neoconvergentes indican la fecha del mes de junio. Todo es imprevisible, dado que Torra está pendiente de su inhabilitación definitiva por el Tribunal Supremo y de los deseos de Carles Puigdemont, con toda probabilidad candidato a las urnas de JxCAT y gran paladín del soberanismo tras su acto en Perpiñán. «Puede coser un mundo que estaba muy disperso», aseguran eufóricos. Sus colaboradores. En efecto, esto no ha hecho más que empezar.