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Rebelión de los vocales progresistas por la renovación del Supremo

«No se lo esperaban. Están sacando las muelas», replican los «conservadores» Difícil consenso para los nombramientos: «No lo había en julio y ahora costará"

El rey abre el año judicial marcado por la COVID-19 y el bloqueo del CGPJ
El rey abre el año judicial marcado por la COVID-19 y el bloqueo del CGPJJ.J. GuillénEFE

El anuncio realizado el lunes por el presidente del Consejo General del Poder Judicial, Carlos Lesmes, respecto a que el órgano que preside retomará los nombramientos pendientes –entre ellos tres magistrados de la Sala Penal del Supremo y otros tres para presidente de las salas Social, Contencioso-Administrativo y Militar del Supremo– ha causado un profundo malestar en el grupo «progresistas» de vocales, quienes esperaban que, al menos, se lo hubiese comentado «antes de lanzarse por su cuenta y riego» a realizar tal propuesta.

De hecho, tal como informó ayer este diario, la pretensión de Lesmes pasa por incluir esos nombramientos en el orden del día del Pleno que celebrará este mes el Consejo, aunque otra cosa bien distinta es que se pueda lograr el consenso necesario para que los mismos se puedan llevar a cabo de forma efectiva, lo que requiere contar con al menos 13 votos para esos cargos.

«En el Pleno de julio ya se constató que no había mayoría para realizar los nombramientos y coincidimos en que era mejor aplazarlos por las negociaciones que habían emprendido PSOE y PP para renovar el Consejo, pero al menos se nos pidió opinión, mientras que ahora lo ha decidido él–Lesmes–, en una decisión estrictamente personal, sin valorar antes si puede haber posibilidades de llegar o no a un consenso», especifican al respecto fuentes del sector «progresista» del órgano de Gobierno de los jueces y magistrados.

El más que evidente malestar en ese grupo de vocales, tanto por la forma en que se oficializó esa propuesta por Lesmes como, principalmente, por el fondo, en el sentido de que algunos vocales defienden que el actual Consejo «en funciones» no debería realizar ningún nombramiento discrecional más.

Esta tesis es rechazado de plano por el grupo «conservador», ya que Lesmes, en ese pleno de julio, ya dijo, después de que se aprobara retirar del orden del día los nombramientos previstos, que si las negociaciones entre PSOE y PP se rompían, «sí o sí» se volverían a incluir en el primer pleno que se celebrara tras el fracaso de esas conversaciones.

Con este escenario, la posibilidad de que se llegue al consenso necesario para realizar esos nombramientos –La Sala Penal del Supremo cuenta con tres magistrados menos, las vacantes que hay que cubrir, dos de ellas desde hace un año y la tercera desde diciembre de 2019–: «Si en julio se constató que no había la mayoría necesaria, cuesta pensar que la pueda haber ahora, y eso en los dos grupos, no sólo en el «progresista», y ahora nos encontramos en la misma situación».

Sin embargo, se admite que puede haber cambio en la postura de algunos vocales que, entonces sí, podrían facilitar el acuerdo, y ello porque, se cita a título de ejemplo, «si algunos se empeñan en un candidato y sale, en contrapartida apoyaría a los demás».

El malestar entre los vocales «progresistas» es tal que desde el sector «conservador» lo definen de forma muy gráfica: «Están sacando las muelas».

De momento, las negociaciones entre ambos grupos no han comenzado de cara a intentar llegar a un acuerdo, aunque ayer, en las comparecencias de los candidatos a presidir, vocales de ambos grupos intercambiaron unas palabras sobre la necesidad de empezar a conversar para ver si es posible ese acuerdo, aunque no se concretó nada ni se fue más allá de ese simple comentario.

Desde el grupo «conservador» se considera que el anuncio de Lesmes en la apertura del año judicial, en presencia de Felipe VI, «no se lo esperaban –los vocales «progresistas»– y a algunos de ellos, se les puede plantear un problema, pues tendrán que decidir si siguen las directrices políticas o adoptan otra alternativa».