Desaparecido
Taxistas y el Padre Ángel se suman a la búsqueda de Agustín, el malagueño localizado en Perú y desaparecido en Barajas durante su repatriación
La investigación baraja que el enfermo mental podría haber tomado un taxi al salir del aeropuerto
Quién les iba a decir a los voluntarios de la asociación SOS Desaparecidos que iban a hacer dos carteles de búsqueda de una misma persona en apenas un mes. Pero el caso de Agustín González está siendo indescriptible, el más rocambolesco a lo largo de la historia de esta asociación. Se trata de un enfermo mental de 52 años que en enero de 2019 voló a Lima (Perú) para encontrarse con alguien que había conocido por internet. Al llegar allí todo resulto ser un engaño y el hombre quedó vagando sin medicación para su esquizofrenia por las calles de la ciudad tras pasar (a propuesta del consulado español en Lima) por un albergue municipal donde sufrió palizas, robos y vejaciones. A finales del pasado mes de noviembre, sin embargo, se obró el “milagro” y fue localizado allí gracias a la alerta difundida por la asociación de desaparecidos. Su presidente, Joaquín Amills, que se ha encargado de todas las gestiones con el consulado en nombre de la familia dijo entonces que se trataba del “milagro de la Navidad” sin saber aún todo el camino que quedaba por recorrer. Tras numerosas trabas con el consulado y numerosas peticiones al Ministerio de Asuntos Exteriores, la familia del malagueño, muy humilde y también con varios miembros en tratamiento por el mismo problema, logró que el Gobierno se hiciera cargo de Agustín: fueron varias semanas de angustia porque nadie parecía preocuparse por él y no se le podía dejar solo. Aquellos días no se volvió a perder gracias a la caridad de voluntarios y oenegés religiosas. Finalmente, unos días antes de regresar a España, lograron que le viera un médico en Lima y le ingresaran en un hospital para enfermos mentales antes de ser repatriado. Consiguieron también que el consulado se hiciera cargo del billete de avión porque era otra de las trabas que le ponía a la familia. Y cuando todo parecía estar por fin arreglado, cuando en España celebraban que por fin Agustín había tomado el vuelo Lima-Madrid y le esperaban con los brazos abiertos en su Málaga natal -con todo el dispositivo preparado para llevarle, lo primero, al hospital- sucedió lo que nadie esperaba. Según adelantó LA RAZÓN, Agustín se volvió a perder en Barajas tras aterrizar del viaje trasnoceánico. Aterrizaron a eso de las 14:00 horas en Barajas pero, al parecer, nadie del consulado estuvo pendiente de él: una persona que no es capaz de andar solo más de 100 metros, algo que sabían, de ahí la complejidad de su caso y su repatriación. Es más, Amills denuncia que envió varios correos explicando al logística que debían hacer (solo tenían que acompañarle dentro del aeropuerto a tomar el otro vuelo) y que, si no podían, ellos mismos se harían cargo hablando con Guardia Civil. Pero la realidad es que nadie esperaba a Agustín para acompañarle a embarcar hacia Málaga y el hombre salió junto al resto del pasaje por la puerta del aeropuerto de Barajas. Al ver que no llegaba a Málaga a las 16:00 horas su familia y Amills se alarmaron y, tras hablar con la Guardia Civil, confirmaron la peor de las noticias: Agustín se había vuelto a perder; esta vez en Madrid. Fue la tarde del día 23 de diciembre, víspera de Nochebuena, y aun hoy sigue desaparecido.
Alerta en los comedores sociales
Las gélidas temperaturas de estos días en la capital no ayudan a las esperanzas de una familia ya cansada de pelear y ver cómo nadie parece hacerles caso. Ahora, Policía Nacional y Guardia Civil buscan a Agustín en Madrid. Según Amills, la investigación apunta a que podría haber tomado un taxi y ya han difundido su alerta entre los taxistas habituales del aeropuerto, las asociaciones del gremio y paradas de taxis por si a alguien le suena haber cogido a ese hombre la tarde del 23 de diciembre. También se han puesto en contacto con el Padre Ángel por si han visto al desaparecido desde los comedores sociales y albergues municipales, así como los voluntarios de Samur Social y diferentes asociaciones que reparten mantas y comida en invierno a los sintecho. Toda ayuda es poca.
Por su parte Amills, denuncia que desde Exteriores ni siquiera se han puesto en contacto con la familia del desaparecido para “pedir perdón o explicar lo que ha pasado”. “Tampoco ha contestado ninguno de los 1.600 correos que mandamos a los diputados y senadores explicando la situación. A nadie parece importarle el calvario de este hombre y de esta familia”, lamenta. No descarta Amills emprender acciones legales contra el consulado y Exteriores ya que eran ellos quienes estaban a cargo en ese viaje de un enfermo mental extraviado en el extranjero. Parece que le metieron en un avión y se olvidaron.
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