Polémica

Tezanos se justifica tras el fiasco del CIS en Madrid: “No soy adivino”

El presidente del Centro de Investigaciones Sociológicas saca pecho por su acierto en las elecciones catalanas y pide dejar a un lado las críticias “ad hominem” contra su persona

CIS: caro y sospechoso
CIS: caro y sospechosoPoolPool

La debacle del PSOE en las elecciones de la Comunidad de Madrid ha vuelto a poner al Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) y a su presidente, José Félix Tezanos, en el punto de mira por el error de bulto de su barómetro, que no supo interpretar la arrolladora victoria del PP y que daba un empate técnico a los bloques de izquierda y derecha. Tezanos reconoce hoy, en un artículo publicado en “El País” que se equivocaron a la hora de predecir los resultados de las elecciones y aboga por abrir un debate “científico” que ayude a extraer conclusiones útiles para la sociología y dejar a un lado las críticas “ad hominem” contra su persona. “Ante fallos predictivos como los que han tenido lugar en las recientes elecciones de Madrid, lo que conviene es abordar un debate riguroso, objetivo y desprejuiciado, sin descalificaciones ad hominem”, asegura.

Tezanos, cuya vinculación al PSOE es innegable, pues lleva afiliado al partido desde los años 70 y fue secretario de Estudios y Programas entre 2017 y 2018 en la Ejecutiva federal, justifica la sobreestimación del resultado de los socialistas, asegurando no es un “adivino” ni pretende que el CIS sea una “institución adivinadora”. “Quienes estamos al frente del CIS somos científicos sociales, comprometidos con los métodos, y con el ethos propio de la Ciencia”, asegura, agregando que lo único que cabe exigirles es que sus ideas sean públicas y que no se dejen “influir por ellas en el trabajo profesional”. Insiste, además, en que las encuestas sociológicas, “incluso las más rigurosas y mejor ejecutadas”, operan con “amplios márgenes de error”, por lo que “no deben ser fetichizadas ni petrificadas”.

Tezanos se apoya en la creciente “volatilidad” e “impredecibilidad” de la sociedad española, porque cada vez menos electores votan siempre por el mismo partido y porque también aumentan los que toman la decisión sobre a quién votar, o cambian de opinión, durante la jornada electoral o el día anterior, y entre el 16% y el 18% se decide durante la última semana de la campaña. Pero lo cierto es que en la encuesta del 5 de abril, el CIS apuntaba a un empate técnico entre los bloques de la izquierda y la derecha, con 68 diputados cada uno, y el ‘sondeo flash’ del 22 de abril abría la puerta a una mayoría absoluta de izquierdas que podía llegar a los 73 escaños. Finalmente, Más Madrid, el PSOE y Podemos sumaron en las urnas 58 diputados.

Ante las críticas recibidas, Tezanos se escuda en que el CIS en todo momento daba ganador de las elecciones al PP, aunque con entre seis y once escaños menos que los 65 que obtuvo el 4-M, y que el primer sondeo acertó con el número de diputados de Unidas Podemos y de Ciudadanos y que el segundo predijo correctamente los escaños de Más Madrid y de Vox. “En contraste con estos aciertos, es evidente que nuestras encuestas no detectaron la caída del PSOE, posiblemente porque se produjo básicamente en los tres o cuatro últimos días”, añade sobre los resultados de los socialistas, que se quedaron con un 16,85% de los votos y 24 escaños después de que el CIS les atribuyera un 25,3% y 38 diputados y luego un 23,4% y entre 34 y 36 diputados.

Saca pecho por sus “aciertos”

Además, Tezanos destaca que durante el último periodo del CIS “siempre se ha acertado en la identificación de los partidos ganadores y, en varias ocasiones, se ha anticipado con notable precisión los repartos de escaños, como sucedió en las elecciones de abril de 2019, en las gallegas, en las vascas y en las catalanas, en las que nadie daba vencedor al PSC”. También señala que “no es cierto que el CIS antes siempre acertara” y recuerda cómo se equivocó al pronosticar los resultados de los comicios generales de 2016 y cómo otras encuestadoras fallaron igualmente en sus estudios. En cualquier caso, cree que los errores del CIS en el pasado no se debieron a “la impericia de sus técnicos ni de sus presidentes”, sino a que se continuaban utilizando modelos de estimación del voto de los años ochenta que “estaban desfasados”.