Terrorismo

Los presos de ETA dicen que no se puede dejar pasar la oportunidad que les brinda Sánchez

Sus familiares destacan que 28% de ellos ya están en el “kilómetro cero”, en el País Vasco o Navarra

La exdirigente etarra Soledad Iparraguirre, "Anboto", en un juicio en la Audiencia Nacional en 2021
La exdirigente etarra Soledad Iparraguirre, "Anboto", en un juicio en la Audiencia Nacional en 2021Fernando AlvaradoEFE

“No podemos dejar escapar el momento (…) Paso a paso… el siguiente destino, ¡todas y todos a casa!”. Los presos de ETA, a través de la asociación de sus familiares, lo tiene claro. La oportunidad que les ha brindado el Gobierno que preside Pedro Sánchez no se puede dejar pasar.

Mientras, sus familiares, pese a los beneficios que semana tras semana reciben los reclusos, siguen quejándose: “cerramos mayo sin que se hayan reestablecido aún las comunicaciones íntimas, familiares y de convivencia con lospresos. En la gestión de la pandemia por parte de las administraciones penitenciarias española y francesa, ha prevalecido la conculcación de derechos y la merma en la seguridad y salud de la población reclusa”.

“Por lo tanto,--agregan-- insistimos en la necesidad de avanzar con urgencia en la vacunación de los presos, realización de pruebas PCR, final de las cuarentenas e inmediata posterior recuperación de comunicaciones íntimas, tanto familiares, como de convivencia, interrumpidas desde hace meses”.

Quienes no dedican ni una sólo palabras a las víctimas causadas, se quejan del “largo y difícil tiempo sin un abrazo, sin contacto físico entre los presos y sus familiares”. Pero no olvidan mostrar su satisfacción por un “un tiempo en el que continúa adelante la dinámica de traslados de presos y presas vascas a prisiones más cercanas a Euskal Herria, un 28% de ellos ya a km 0”; es decir en el País Vasco o Navarra.

“Un próximo y esperado final del alejamiento y la dispersión, tras décadas de sufrimiento, que, sin embargo, no nos va a permitir dejar de trabajar para acabar con el resto de la excepcionalidad penitenciaria. La misma que ha provocado, de forma directa o indirecta, víctimas mortales; en las últimas seis décadas han perdido la vida 35 presos políticos (sic) vascos (13 desde 2011) y 16 familiares y/o amigos de estos. Además, otras dos personas se quitaron la vida para evitar el ingreso en prisión”..

Subrayan que es tiempo de ofrecerles “reconocimiento oficial e institucional y reparación, más allá de iniciativas simbólicas como las mociones aprobadas recientemente en los municipios de donde eran originarios quienes murieron en la carretera. Si hubieran prevalecido los derechos humanos y una normativa ordinaria sobre la venganza y el castigo añadido, estas muertes se hubieran podido evitar y, por lo tanto, estas muertes también deben tener su lugar en el mapa de la memoria”.