Vox

Los de Abascal han tocado techo

El líder de la formación sabe que la inmigración le puede dar votos y, por eso, no dejó escapar su baza de atacar el sistema de acogida del gobierno español.

El presidente de Vox, Santiago Abascal, interviene en una rueda de prensa del Comité de Acción Política de Vox, en su sede naciona
El presidente de Vox, Santiago Abascal, interviene en una rueda de prensa del Comité de Acción Política de Vox, en su sede nacionaJesús HellínEuropa Press

La encuesta de NC Report publicada este lunes por LA RAZÓN sitúa a Vox en el 14,7% del voto y 46/48 escaños. Son cuatro décimas menos que en noviembre de 2019. Su pérdida en escaños es de 4 a 6. Con respecto al número de votantes, la formación sufriría una pérdida de 208.102 votos.

Si bien el PP ha podido integrar a la inmensa mayoría del electorado de Ciudadanos, restándole 1.080.000 electores a los naranjas, Vox solo ha podido atraer a 51.000 votantes de Ciudadanos.

En el intercambio de votos entre Vox y Partido Popular, también sale favorecido el PP que sustrae 391.000 votantes a Vox, mientras que los de Abascal captan a 101.000 electores populares.

El crecimiento del PP, que desde la celebración de las últimas elecciones generales, ha ganado dos millones de votantes, ha aumentado su voto en 9,3 puntos porcentuales y su grupo parlamentario se ampliaría en 40/42 escaños. El avance popular actúa como un ciclón electoral en el centro derecha, que va disminuyendo lentamente las expectativas electorales de Vox.

Mientras se mantenga la presión del PP sobre el espacio de la derecha, Vox no tiene posibilidades de crecer, ya que por una lado la extrema derecha radical les impide ocupar el espacio electoral de organizaciones como Falange Española, y por otro chocan con el PP en el centroderecha.

Les queda la baza jugada por partidos como el de Le Pen en Francia; crecer con voto de la izquierda. Con voto obrero, con voto de las zonas más degradadas por la crisis económica. La estrategia de Le Pen fue la acusar a la inmigración del deterioro de las condiciones socioeconómicas y del incremento del paro y bajada de salarios, al competir la mano de obra no cualificada extranjera con la autóctona.

Algo similar vimos ayer cuando Abascal, en su primera aparición pública tras el descanso estival, aseguró que el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, «ofrece a miles de refugiados lo que no podemos ofrecer a los españoles». El líder de la formación sabe que la inmigración le puede dar votos y, por eso, no dejó escapar su baza de atacar el sistema de acogida del gobierno español. Ya agitó la inmigración en Ceuta, y meses antes, en Canarias.