Diálogo bilateral
ERC dejará al PSOE sin pacto histórico en la mesa
Cogerán el dinero, pero pedirán el «no» contra las conclusiones del diálogo bilateral si no hay autodeterminación y amnistía
Bildu ha vuelto a confirmar estos días que es un peligroso compañero de viaje para el PSOE por más esfuerzos que haga el partido de gobierno para blanquear a la izquierda «abertzale» a fin de justificar la utilización de sus escaños en el Congreso.
El coste reputacional para la parte socialista del Gobierno de coalición es inevitable, y en el PSOE saben que con ERC acabará ocurriendo lo mismo cuando se aproximen las elecciones y llegue el momento de hacer balance de la mesa bilateral de diálogo entre Pedro Sánchez y Pere Aragonès. Un foro que sólo con su constitución ya ha puesto en guardia al resto de comunidades autónomas.
El plan del PSOE y de ERC es intentar que la «mesa» bilateral les aguante hasta que se aproxime el final de la Legislatura. Sin embargo, en el PSOE temen acabar encontrándose en la coyuntura de que, cuando toque sacar conclusiones de la negociación bilateral, ERC haya hecho caja en materias como la financiación o ese reconocimiento de la «realidad catalana», que incluye más competencias, más poder en Europa y más catalán, pero pida el «no» para las conclusiones de la negociación si no incluyen la autodeterminación y la amnistía. Y esto dejaría al PSOE «desnudo» en vísperas de unas elecciones. Entre los dos partidos existe el compromiso de someter a consulta los acuerdos de este proceso de negociación.
Al PSOE siempre le quedará decir que por ellos no ha sido, pero no es un argumento con el peso suficiente como para corregir la erosión de las cesiones al independentismo catalán a cambio de nada porque esa votación no sería el punto final de ningún acuerdo histórico, si no un punto más en el camino hacia el referéndum de autodeterminación.
Hoy en ERC apuestan por el «pragmatismo» y saben que la autodeterminación y la amnistía son dos quimeras, y también banderas que cuanto más agiten más desgastarán al líder socialista.
Al PSOE le ocurre con ERC lo mismo que con EH-Bildu, «lo que menos importa es lo que cedamos, porque el coste está en la mera sensación que cala en la opinión pública de que esas cesiones son permanentes».
ERC necesita mantener el pulso sobre el Gobierno en la cuestión nacional para satisfacer a sus bases más independentistas, pero también sabe que en esta cuestión nacional no podrá llegar hasta donde quiere, y posiblemente la única salida para disimularlo ante sus bases pase por desmarcarse de los acuerdos que se alcancen en la «mesa» si en ellos no aparecen sus dos principales exigencias.
En paralelo, al Gobierno se le estrecha el margen para hacer cesiones, más allá de las que ya incluyan los Presupuestos porque desde sus propias comunidades ya han avisado, de manera políticamente correcta, que se colocan en primera línea para reclamar la revisión del sistema de financiación autonómica.
O, dicho de otra manera, que, si bilateralmente se revisan las condiciones para el Gobierno de Pere Aragonés, también se haga lo mismo con ellas por la vía multilateral que regula el modelo de financiación.
Pero en Moncloa aprieta más que la urgencia financiera de los demás barones el calendario electoral, ya que esto sí que estrangula las posibilidades de Sánchez para compensar a ERC con guiños que permitan a los republicanos sacar pecho de su espíritu pactista y de su pragmatismo ante su electorado más radical.
Una vez que pase la frontera de los Presupuestos, todos los partidos entrarán en modo electoral con la vista puesta en Andalucía. Y para las siglas socialistas la negociación catalana puede ser útil para crecer en Cataluña en las próximas elecciones generales, pero en feudos como el andaluz sólo puede penalizarle, y mucho, como confirman los análisis demoscópicos. ERC ha decidido centrar la negociación presupuestaria en los números económicos y en conseguir recursos para que Cataluña pueda hacer frente a los efectos de la pandemia e impulsar la recuperación económica de sus cuentas públicas, que suman a la crisis sanitaria los agujeros que dejó el «procés» y el abandono de la gestión pública por parte del Gobierno que presidió Quim Torra.
Los Presupuestos son una oportunidad para que ERC cuide el perfil de Gobierno útil y capaz de exprimir a Madrid para conseguir medios con los que atender la emergencia social. Pero, aunque sabe que esto es lo único que puede diferenciarles de JxCat, también necesita mantener viva la presión soberanista y ganar tiempo para que lleguen a sus votantes las bondades de su pragmatismo. De ahí que esté dispuesta a sostener la ficción de la «mesa». Pero, una vez que se active de nuevo el ciclo electoral, y se habla de elecciones en Andalucía, Castilla y León y puede que Valencia el próximo año, esa «mesa» será una carga cada vez mayor para el Gobierno de Sánchez. No obstante, ERC apoyará los Presupuestos y las dos partes encontrarán la manera de justificar un acuerdo. Puede que ésta sea la última oportunidad que tengan los de Junqueras para «ahogar» al Gobierno de Sánchez: está descontado que serán los últimos Presupuestos de esta Legislatura, y, metidos ya en arena electoral, el Gobierno tendrá muy complicado conseguir los apoyos de sus socios de investidura para aprobar las reformas estructurales que reclama Bruselas.
En sostener las medidas impopulares y ajustes, obligados por los fondos europeos, ERC no estará. Pero sí seguirá buscando «picar» en otros ámbitos. Ayer anunció un acuerdo con el Gobierno para blindar el derecho de huelga y, sobre todo, los «piquetes» en el ámbito universitario.
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