Lucha contra ETA

Francisco Javier Tejedor: «Que se cumplan las condenas íntegras es un reconocimiento de que no murieron en vano»

Hijo del capitán Javier Tejedor, asesinado en 1992 en la plaza de Cruz Verde junto a cuatro compañeros

Javier Tejedor,, hijo del capitán de Infantería Emilio Domingo Tejedor Fuentes asesinado por ETA el 6 de febrero de 1992.
Javier Tejedor,, hijo del capitán de Infantería Emilio Domingo Tejedor Fuentes asesinado por ETA el 6 de febrero de 1992.Alberto R. RoldánLa Razón

El día que el Gobierno autorizó la puesta en libertad del «malnacido, cobarde e infame» que asesinó a su padre «fue uno de los días más tristes de mi vida». Así lo describe Francisco Javier Tejedor, hijo del capitán de infantería Javier Tejedor Prieto,asesinado junto a sus compañeros en la plaza de Cruz Verde. La banda terrorista hizo explotar en 1992 un coche-bomba con cuarenta kilos de amonal, cuatro tacos de TNT, cordón detonante y metralla. Causó la muerte instantánea de los cinco ocupantes de la furgoneta: los capitanes Juan Antonio Núñez, Ramón Carlos Navia y Emilio Tejedor, el soldado conductor Francisco Carrillo y el civil destinado en Capitanía Antonio Ricote. Además, doce transeúntes resultaron gravemente heridos

El hijo de Tejedor recuerda que el «único delito» de su padre fue «ir a trabajar, como cualquier persona de bien de este país».

El día que supo que los etarras que asesinaron a su progenitor iban a ser puestos en libertad le escribió una carta a su padre, por si, desde algún lugar, donde quiera que esté, él pudiera leer sus renglones. Ese día le revolvió la rabia. «No sabía cómo contarle a mis hijas, aquellas que nunca pudo conocer mi padre, que los que gobiernan el país que él estaba orgulloso de representar y defender, autorizan y giran la cara para otro lado ante los homenajes (aunque ya nos los publiciten en voz alta) que recibió ese personaje siniestro por acabar con su vida y la de sus compañeros», además de la del hijo del coronel de Intantería Carrasco, recuerda.

Francisco Javier le narraba así cómo se le iba a «romper el corazón» en el momento que les explicara que «iban a liberar a todos aquellos que hicieron el mal», a los asesinos que, al igual que su abuelo, al que no conocieron, también mataron a inocentes, y fueron excarcelados «a cambio únicamente de poder seguir mandando».

En el caso del atentado contra los militares de la plaza de Cruz Verde solo hubo dos etarras que cumplieron prisión por el asesinato, «pero no íntegra». En el atentado participaron dos comandos: los «roba-coches» y los «ejecutores» de poner y accionar la bomba. Uno de ellos fue Ignacio Martín Echeverría conocido como «Mortadelo» a quien los etarras homenajearon en Pamplona cuando, tras ser puesto en libertad, fue recibido con vítores, bengalas y un pasillo de honor. Un mes antes, el colectivo de presos se había comprometió a terminar con los recibimientos públicos a los presos a la salida de la cárcel, era el primero que salía de prisión tras este supuesto compromiso. Sin embargo, «Mortadelo» recibió su «ongi etorri» en la calle Jarauta de la Comunidad Foral. «Ese día me sentí muy mal, al ver que la vida de 7-8 personas valga tan pocos años de condena» y, además, «sin hacer frente a las indemnizaciones». «Mortadelo» pasó 25 años en prisión por seis asesinatos. En septiembre de 2003 ya había sido condenado a 30 años por participar en el asesinato de Carrasco Guerrero el 23 de marzo de 1992 .

Asimismo, Francisco Javier subraya que hay muchas lagunas en el trato que se dispensa a las víctimas. «No se avanza con la ley de reconocimiento y protección», y tampoco se las está cuidando. «Debería reconocerse más la labor de los que fueron asesinados». Que se cumplan las condenas íntegras «es un reconocimiento de que no murieron en vano».