Inmigración
«Es un cuerpo a cuerpo entre 16 guardias civiles y 2.000 inmigrantes»
► Fuerzas y Cuerpos de Seguridad tildan de «asco» la manipulación política de los hechos de Melilla y piden que se aplique la Ley de Extranjería
Organizados y violentos. El salto al vallado de Melilla, que el pasado 24 de junio se produjo en la frontera, donde unas 2.000 personas trataron de acceder a territorio español, se saldó con 23 muertos y 217 heridos -según las cifras que reconoce Rabat-. Marruecos primero culpó a Argelia y ahora a España de «vacilar» en la respuesta a los inmigrantes e Interior defiende que se actuó con «proporcionalidad».
Varios guardias civiles sufrieron heridas leves y cuatro vehículos policiales resultaron dañados por las piedras lanzadas por alguno de los inmigrantes donde, 133, lograron traspasar la valla.
El Consejo Nacional de Derechos Humanos (CNDH), una comisión dependiente del Gobierno de Marruecos, ONG o algunos partidos políticos buscan de nuevo culpabilizar de lo ocurrido a los guardias civiles por su presunta «falta de auxilio» a unos inmigrantes que fallecieron en territorio marroquí. Interior insiste en que la Guardia Civil actuó «en todo momento dentro del marco legal nacional e internacional» y siempre «con criterios de proporcionalidad y de pleno respeto a los derechos humanos, sin que pueda atribuirse a ninguno de los agentes ningún tipo de actuación contraria a ellos». Por ello, el Parlamento Europeo ha pedido la comparecencia del ministro del Interior, Fernando Grande Marlaska.
Diputados de Bildu y ERC han exhibido balas de fogueo, como proyectiles “reales”, dando a entender que se disparó a los inmigrantes y que la Guardia Civil había incumplido la legalidad. Pero las «balas»que mostraron están creadas de tal forma que impiden la salida de cualquier otra munición. Se utilizan para propulsar humo disuasorio, ya que las pelotas están prohibidas.
Las Fuerzas de Seguridad del Estado advierten de que la respuesta fue «proporcional y acertada» y que, «cumplimos con una normativa que solo nos aboca a un cuerpo a cuerpo entre 16 guardias civiles frente a 2.000 inmigrantes».
Marruecos “no colabora”
Guillermo Prada, delegado de Aprogc en Melilla asegura que «asistimos con asco a la manipulación política» de unos hechos con los que, «al final, a los guardias civiles nos sentarán en el banquillo y nos señalarán con el dedo acusador, como ocurrió con el Tarajal».
Advierte de que no solo los políticos españoles «utilizan la inmigración» como arma arrojadiza, «poniendo a los guardias civiles a los pies de los caballos», sino que «Marruecos utiliza la inmigración ilegal para atacar a otros países» y es algo que se produce desde hace muchos años.
«Tenemos claro que, o alguien empieza a aplicar ya el acuerdo de readmisión o vamos a tener que lamentar muertes también a nuestro lado de la valla». Y es que, las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad coinciden al afirmar que «Marruecos no está colaborando». «Si Marruecos quiere colaborar, desde Aprogc pedimos que pongan a todos sus agentes en los puestos fronterizos y, una vez que salten -los inmigrantes-, los pongamos a disposición de la Policía Nacional; que el delegado de gobierno autorice su puesta en frontera y los reciban, y Marruecos ponga todos los medios para recibirlos.Es la única forma para atajar esas mafias, que facilitan la inmigración ilegal».
¿Se podrían haber evitado esas muertes?
«Le pedimos a Marruecos que haga ese trabajo. Lo que tenemos que hacer es enfocar la lucha de la inmigración ilegal de otra manera. Hace tres saltos, Marlaska aplicó el acuerdo de readmisión en Ceuta y Melilla y fue mano de santo. La situación es tremenda. El hecho de que mueran personas aplastadas, tanto policías como inmigrantes es algo que se podía haber evitado, pero no se está evitando». Pero, pregunta: «¿Se le va a pedir a Marruecos que tenga ambulancias activadas? Si queremos que colabore, vamos a tratar de que no lo hagan aplicando la fuerza».
En esta nueva etapa de «colaboración», los guardias civiles creen que se puede pedir al país vecino que readmita en su país a todos los que sean interceptados en suelo de Ceuta y Melilla. «Dejémoslos que entren y los devolvemos. Mientras no se aplique esta receta, habrá más muertes». Insisten en que «solo hay una manera de pararlo: la aplicación de la ley de Extranjería», y utiizar la herramienta de los expedientes de devolución, siempre respetando los derechos humanos y no entienden que no se esté llevando a cabo. «No sirve con enfrentar a los guardias civiles» en combate, cuerpo a cuerpo.
¿Y qué instrucciones recibieron? Cumplir la ley vigente. «Nosotros cumplimos las órdenes».
Desde hace nueve años vienen pidiendo un pacto de estado de inmigración. «Es tan sencillo como aplicar el acuerdo de readmisión», apunta Prada.
Tipos de salto
Hay dos tipos de saltos a la valla: «En los que Marruecos colabora y en los que no». En los que no colabora, explican, los subsaharianos se disgregan y, en los que sí colaboran, los suben a un autobús a la frontera de Argelia. Y es que, cuando colaboran los saltos son en meses.
Desde el SUP también destacan que lo ahora, lo que se está haciendo es «contenerlos con el cuerpo a cuerpo». Desde el caso del Tarajal no se pueden utilizar pelotas antidisturbios para evitar la mínima lesión, recuerdan por si alguien duda de las actuaciones.
«Siempre hemos pedido la colaboración marroquí» y subraya que «se está produciendo un efecto llamada muy grande» porque «la ley de extranjería no está funcionando». La ley dice que la devolución se puede hacer a las 72 horas, pero no se devuelve a los inmigrantes. Cuando ya están en el CETI, la polícía tiene tres días para devolverlos a Marruecos y, el desde el SUP indican que «en estos años -el país vecino- no los ha admitido».
Desde Jucil, el secretario de comunicación Agustín Leal coincide con Aprogc en que «Marruecos usa la inmigración contra España siempre que lo necesita. Es mentira que sea ahora Argelia» el responsable, como apuntó Marruecos tras el último salto.
«Dejadez de funciones» por parte del Ejecutivo, «falta de medios efectivos», «no se aplica la ley», «falta de material» es el resumen que desde Jucil hacen sobre la situación. Apuntan a que la ley de extranjería necesita una reforma «porque si no la cumples, crea un efecto llamada».
Desde Aprogc destacan que «estamos generando un huracán y arrasará con todo».
Mafias organizadas
Algunos partidos tratan de ridiculizar las advertencias de que, detrás de estos saltos violentos y organizados hay «mafias». Estas, no trabajan como lo hacía Vito Corleone, si es la imagen que tienen algunos.
El salto a la valla se hace en un punto fronterizo concreto: el Barrio Chino donde nunca ha habido «peine» disuasorio. «Atacan por ahí porque saben que ese es el punto más débil y alguien se lo ha dicho», destacan guardias civiles.
Se agrupan en la falda del monte Gurugú, donde «conviven y malviven con los marroquíes, ganándose la vida haciendo trabajos» y, poco a poco, se van armando: zapatillas con clavos, gavillas encastradas en trozos de madera que han sido lijadas -por herreros o carpinteros-, garfios, cal... «Nos escupen sangre para contagiarnos el ébola, nos pinchan para traspasar los chalecos...». «Hasta que un guardia civil muera, no van a parar. La escalada de violencia se está incrementando». «El éxito que están teniendo hara que lo sigan intentando».
«Al gobierno le importa un pito la inmigración que entra por Melilla. Alguien ha decidido que no se les intercepte y con ello, están despertando a toda Sudáfrica para que vengan de esa manera», apunta Aprogc.
Y es que, una vez que pasan al CETI, en menos de seis meses están en la península. «Les hacen una fiesta cuando cogen los autobuses para la península y mandan vídeos por las redes». Es un efecto llamada “imparable”.
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