Opinión

Política con principios

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez
El presidente del Gobierno, Pedro SánchezAlberto R. RoldánLa Razón

Decía Ortega y Gasset que en tanto que haya alguien que crea en una idea, la idea vive. Parece ser que en el gobierno de Pedro Sánchez nadie cree ni en ideas, ni en principios ni en España. Solo creen en ellos mismos.

Durante estos meses toda España y especialmente los jóvenes, hemos sido testigos de cómo una inflación galopante está encareciendo la vida de los españoles y como el gobierno soluciona el problema al más estilo socialista: pagas, cheques y abonos gratuitos. La palabra gratis para el socialismo siempre significa que lo pagarán otros porque nos hipotecan el futuro. Mientras tanto, lo único que hacen es poner un parche a una situación económica que cada vez pinta más negra.

En vez de hacer eso, lo lógico sería que el presidente del gobierno se sentara con el líder de la oposición, con Alberto Núñez Feijoó, y acordaran medidas que fueran de interés general promoviendo ambiciosos planes económicos basados en la libertad, tal y como ha planteado la dirección del Partido Popular, y que no pase ni por mandar a los ministros a insultar continuamente al líder de la oposición, ni por malgastar el dinero de todos los españoles y de todos los europeos como por ejemplo los Fondos Next Generation que en numerosas ocasiones no se no pueden ejecutar en administraciones públicas por falta de medios.

Ante una situación económica y política tremendamente incierta en nuestro país, hacen falta más personas con experiencia y con una solvencia acreditada en el sector privado para hacer frente a esta situación. La solución pasa por que un gobierno aplique medidas que incentiven la credibilidad política y aporten estabilidad económica a nuestro país, siendo siempre fieles a nuestros principios, como están siendo aplicadas por ejemplo, en la Comunidad de Madrid o en otras tantas Comunidades Autónomas que son free socialism.

El PSOE nos está demostrando que volverá a dejar a los españoles en la quiebra y nos volverá a demostrar que no se puede gobernar sin principios.