Defensa quiere dotar de armas láser a los buques de la Armada

«Todas las previsiones apuntan a que la aplicación de las armas láser en defensa, una vez maduras, podrían sustituir a una parte relevante del armamento convencional». Esta apreciación forma parte de la Estrategia de Tecnología e Innovación para la Defensa de 2020, un documento con una vigencia de seis años que busca «avanzar en el objetivo básico y primordial de equipar a nuestras Fuerzas Armadas con las capacidades militares necesarias desde la esfera de I+D+i, aportando soluciones tecnológicas avanzadas». En este contexto se enmarca un proyecto en el que trabajan las Fuerzas Armadas y la industria: el desarrollo de sistemas de armas láser de alta potencia para integrarlos, entre otros, en los buques de la Armada.

Es la idea que deslizó hace unos días el Gobierno en el Congreso de los Diputados tras una pregunta de Vox en la que se interesaba por la aplicación de la tecnología láser en las futuras fragatas F-110, en el «Juan Carlos I» o en los Buques de Asalto Anfibio «Castilla» y «Galicia». En concreto, la formación de Abascal hacía referencia al sistema de láser«Helios» que la Marina de EE UU integrará en sus destructores y otros buques, el cual «permite derribar pequeños aparatos», como drones, «o incluso cegar los sensores de un buque enemigo». Algo que, de aplicarse a los buques de la Armada española, supondría, según Vox, «un importante avance», sobre todo «teniendo en cuenta la carencia de defensas de punto de alguno de ellos».

En su escueta respuesta, el Ejecutivo recuerda que la Estrategia «incluye el objetivo tecnológico ‘’Tecnologías para el desarrollo de armas láser de alta potencia’'», al tiempo que añade que «cualquier desarrollo contará con la participación de la Armada para que el sistema sea integrable en los buques que considere».

Objetivos prioritarios «de alto impacto»

Esos «objetivos tecnológicos» a los que hace referencia son, básicamente, aquellos programas prioritarios para cuya consecución «debemos dirigir las inversiones de I+D+i». Unos proyectos, añade la Estrategia, «de alto impacto en la mejora de las capacidades militares actuales y futuras». De hecho, en muchos de ellos se lleva tiempo trabajando a través de diferentes programas, como el de Cooperación en Investigación Científica y Desarrollo en Tecnologías Estratégicas («Coincidente»), cuyo objetivo es buscar en el mercado civil tecnologías con aplicación militar.

Y en el caso concreto de las armas láser, señala su carácter prioritario porque «tienen múltiples aplicaciones en defensa»: destrucción de plataformas aéreas, principalmente drones operando en enjambre; contramedidas frente a cohetes, artillería, morteros o misiles; autoprotección de buques y puertos de ataques suicidas desde pequeñas embarcaciones; autoprotección de plataformas terrestres e instalaciones críticas de ataques suicidas desde vehículos terrestres; destrucción de plataformas navales o terrestres; aplicaciones no letales, como la inutilización de plataformas terrestres o navales ; detonación o inutilización de explosivos o destrucción de todo tipo de sistemas, como sensores, radares o sistemas de armas.

Para lograrlo, Defensa confía en poder «dedicar el 80% del recurso financiero disponible para el desarrollo» de todos los objetivos tecnológicos. Unos fondos que saldrían en parte del programa 464A del Presupuesto de Defensa («Investigación y estudios de las Fuerzas Armadas», dotado en 2023 con 232,1 millones) y del 464B de Industria («Apoyo a la innovación tecnológica en el sector de la defensa», que cuenta con 1.601 millones).

De hecho, en el Presupuesto para el próximo año se incluye, como uno de los programas de I+D+i «previstos» el dirigido a «continuar el desarrollo de nuevos sistemas de energía dirigida basados en láser».