Pablo Iglesias

Los descontentos de Podemos

Lo que le quita el sueño a Pedro Sánchez es que los sondeos apuntan a que las pérdidas de los morados no están siendo rentabilizabas por el PSOE

Falta muy poco tiempo para que los partidos vayan designando a sus candidatos oficiales a las elecciones y Pablo Iglesias ha esperado al momento oportuno para apretar el cinturón a Yolanda Díaz.

Podemos busca ser la fuerza relevante en la coalición, en tanto que la vicepresidenta aspira a liderar un movimiento más amplio y transversal en el que los podemistas no puedan hacerle sombra, ni ser una piedra en el zapato.

Pero la operación no es fácil. Podemos tiene cuadros intermedios y estructura territorial, factores de los que carece Díaz. Además, internamente, Iglesias sigue controlando la organización y, si bien no tiene el mismo hiperliderazgo de hace años el exlíder, aun le queda predicamento interno para debilitar a la vicepresidenta.

Las meteduras de pata de Irene Montero y la insolvencia manifiesta de Ione Belarra, complican aun más el camino, porque Díaz refuerza sus argumentos de volar por libre y minimizar el peso morado en la coalición. Sin embargo, lo esperable es que terminen llegando a un acuerdo en el que se fragüen los difíciles equilibrios en que se mueve la amalgama política de esta órbita.

Otra cosa es que Yolanda Díaz haya perdido opciones electorales y que estas son difícilmente recuperables. El fuego cruzado de las últimas semanas ha sido público, notorio y sonoro y se ha interpretado por los ciudadanos como una lucha de poder resultado de las ambiciones y los egos personales.

Dicen en la dirección del PSOE que están preocupados por la crisis que hay desatada en sus socios de gobierno, y razones no les faltan. Sánchez necesita que el llamado bloque de investidura reedite mayoría parlamentaria.

Lo más importante no es si cada uno de sus socios sube o baja dos escaños, ni siquiera si el PSOE gana al PP, sino que la suma se mantenga intacta, por tanto, los trasvases de voto entre partidos de izquierda no le inquieta.

Lo que si le quita el sueño es que los sondeos apuntan a que las pérdidas de los morados no están siendo rentabilizabas por el PSOE que, a tenor de la mayoría de sondeos ha perdido un millón de votantes.

El entorno del líder socialista arrojará las responsabilidades al lado morado, en una estrategia bipolar: salvar a Díaz sin dejarla triunfar. Lo que nadie se atreverá a decir a Sánchez es que ha sido incapaz durante dos legislaturas de recoger los descontentos de Podemos.