Editorial

Reunión de jugadores con ventaja

tendrán un ojo delante y otro detrás, la cara de póker y un temor en el ambiente sobre quién engañará a quién

Putin y Trump conversan en 2017 en la cumbre del G-20
Putin y Trump conversan en 2017 en la cumbre del G-20Evan VucciAgencia AP

Donald Trump se reunirá finalmente con su homólogo ruso, Vladímir Putin, la próxima semana en un lugar «muy popular por muchas razones», adelantó el presidente estadounidense hace unos días. Pues ese lugar es el estado de Alaska, justo en la única frontera de ambos territorios, un acto simbólico que puede acercar una paz en Ucrania que tiene todas las papeletas para que el país invadido se lleve la peor parte. Trump mantiene sus ansias de lograr el Nobel de la Paz, mientras que Vladimir Putin quiere aprovechar la cumbre para dejar negro sobre blanco en un papel lo que no ha podido lograr en el campo de batalla, después de que su Ejército no haya logrado conquistar los principales bastiones ucranianos en el Donbás y que más del 25 % de Donetsk aún esté bajo control de Kiev. Y son más de 6.500 kilómetros.

Frente a frente se van a sentar dos jugadores con ventaja, que tendrán un ojo delante y otro detrás, la cara de póker y un temor en el ambiente sobre quién engañará a quién, si Trump logra imponer sus condiciones, que pasan por sacar rédito económico y prestigio internacional, o si Putin iguala objetivos políticos y fines militares que, en resumen, se centran en el repliegue incondicional de Ucrania y la cesión de territorios sin rechistar.

Mientras se organiza la reunión, Putin se sigue preparando para una guerra de desgaste. Acelera el reclutamiento de tropas ante las continuas pérdidas de efectivos en el frente, ha hecho reaparecer los puestos de alistamiento e intensificado la fabricación de misiles y drones de asalto, que machacan cada día las posiciones y ciudades ucranianas.

Los expertos en geopolítica temen que Putin opte por «embaucar» a Trump, como ya hiciera en su anterior cumbre en 2018 en Helsinki, con el único objetivo de ganar tiempo para seguir avanzando militarmente en Ucrania.

De momento, ya ha conseguido su primer objetivo, que la cumbre sea bilateral, al estilo de las que celebraron la Unión Soviética y Estados Unidos entre 1985 y 1988 con Mijaíl Gorbachov y Ronald Reagan a la cabeza. El Kremlin considera prácticamente una humillación que Putin se reúna con el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, algo a lo que Trump ha accedido.

Al igual que hicieran entonces los líderes soviéticos, la intención de Putin es que no solo se discuta y negocie el conflicto ucraniano, sino muchos otros asuntos internacionales y de seguridad estratégica, como el levantamiento de sanciones sobre la economía rusa y sus exportaciones.

De este primer encuentro no se esperan medidas inmediatas, ya que el Kremlin ya habla del próximo encuentro, que tendrá lugar en territorio ruso. La correspondiente invitación ya ha sido enviada y recibida. Veremos.