Aniversario

Coalición, año III: el Gobierno encara 2023 con el reto de movilizar a la izquierda

Sánchez reivindicará gestión y su papel en Europa, aplacando el ruido interno y mirando de reojo a su izquierda. “Yolanda Díaz debería volcarse en las municipales y autonómicas”, advierten.

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, conversa con la vicepresidenta segunda del Gobierno y ministra de Trabajo y Economía Social, Yolanda Díaz, en el Senado
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, conversa con la vicepresidenta segunda del Gobierno y ministra de Trabajo y Economía Social, Yolanda Díaz, en el SenadoFERNANDO ALVARADOAgencia EFE

El Gobierno de coalición, la primera experiencia en democracia, cumple tres años en el poder, ante el reto de sobrevivir a los estertores de la legislatura. En Moncloa se felicitan de haber llegado hasta aquí, dando “normalidad y estabilidad democrática” -tres presupuestos aprobados en tiempo y forma, martillean insistentes- después de una etapa marcada por la excepcionalidad, jalonada de repeticiones electorales, gobiernos en funciones y mociones de censura infructuosas. Fuentes gubernamentales justifican las distorsiones que han surgido a lo largo de la trayectoria del Ejecutivo en que “no existe cultura de coalición en nuestro país” y que se tiende a “magnificar” -por los medios de comunicación y los partidos- las diferencias que existen en el seno del Consejo de Ministros y que también caracterizan a los ejecutivos monocolor.

Sin embargo, la oposición al Gobierno está dentro del propio Gobierno y en Moncloa son plenamente conscientes de ello. Por lo tanto, fijan como uno de los principales retos de cara a los próximos meses “cuidar la coalición”, rebajando el ruido interno. No será fácil. Las tensiones que han caracterizado la andadura gubernamental se dispararán a medida que se acerque la cita con las urnas y se vuelva más acuciante la necesidad de marcar distancias y perfil propio. La línea estratégica de Pedro Sánchez se enfocará en tres ejes: defender la gestión de estos años, reivindicar el liderazgo de España en Europa -coincidiendo con la asunción de la presidencia de turno de la UE- y cegar cualquier fuga de voto moderado al PP, incidiendo en la estrategia de desgaste a Alberto Núñez Feijóo por su “falta de moderación y sentido de Estado”.

“Hemos hecho mucho y en circunstancias tremendas”, señalan fuentes gubernamentales, que se felicitan que el “otoño negro” que auguraban los “profetas del apocalipsis” no se ha materializado. Sin embargo, en Moncloa son conscientes de que los buenos resultados de su gestión se ven eclipsados por las polémicas que crea o alimenta la coalición: Ley Trans, Ley del “solo sí es sí”, malversación, sedición, ley de Bienestar Animal, incluso el decreto de ayudas anticrisis... son algunos de los ejemplos que han marcado la agenda en lugar de los buenos datos de empleo, la rebaja de la inflación o las inversiones en políticas públicas.

Los momentos de tensión han sido múltiples, pero la coalición nunca ha estado en riesgo de ruptura. Ambas partes se necesitan, como una suerte de relación simbiótica, incluso como mecanismo de pura supervivencia. La estructura de Unidas Podemos es débil y sustentada, en el grueso de sus cargos, por los sueldos institucionales que reciben, por lo que consumar su salida del Gobierno supondría tanto como eliminar su principal fuente de ingresos, no solo personales sino también del partido.

En el Ejecutivo asumen que la continuidad de su agenda legislativa pasa por tres estadios: la mayoría suficiente para la aprobación en Cortes, la solvencia jurídica que permita superar los recursos ante el Tribunal Constitucional y la victoria en las urnas. “Si no conseguimos revalidar el poder, todo habrá sido en balde”, resumen, conscientes de que el PP ha puesto ya fecha de caducidad -vía derogación a un amplio catálogo de leyes aprobadas-. Para ello en el PSOE miran de reojo a su izquierda. Existe una fundada preocupación sobre la relación actual y la incapacidad futura para relacionarse y armar una candidatura unitaria.

10 puntos

En la parte socialista urgen a sus socios a resolver cuanto antes sus cuitas internas y crear un proyecto ilusionante a la izquierda del PSOE. “Yolanda debería volcarse en las municipales y autonómicas”, advierten fuentes socialistas, que alertan sobre la levedad de creer que se puede construir un proyecto nuevo sobre “las cenizas” del anterior en apenas seis meses. “Su imagen tira y aunque no tenga la marca lista para el 28-M los que les van a votar son los mismos que en las generales”, señalan. En el Gobierno no hay vocación de torpedear sus expectativas, se le dará oxígeno y se le permitirá rentabilizar los réditos de su gestión al frente de Trabajo y del ala morada. “Su éxito es el nuestro”, resumen.

El miedo que asalta Ferraz se sustenta en que, aunque manejan buenas perspectivas para sus candidatos, que “aguantan”, saben que, si la izquierda a su izquierda se hunde, reeditar los gobiernos será difícil. “Los nuestros están bien, lo que pasó en Andalucía no se extiende a otros territorios”, argumentan, pero son conscientes de que hace falta una “opción fuerte a la izquierda” porque hay un votante “que nunca ha votado al PSOE o que nos ha dejado de votar y no volverá” que es al que deben atraer. “Dejarse querer no tiene más recorrido llegados a este punto”, critican, para “transformar hay que gobernar”.

En el PSOE aspiran a ir mejorando sus expectativas. “Si movilizamos, ganamos”, resuelven, poniendo en perspectiva el margen de crecimiento de hasta 10 puntos que tienen de aquí a las urnas. “La derecha está hipermovilizada, por encima del 80%, no pueden movilizar más. Nosotros estamos en el 60-70 por ciento”, explican. En este contexto, el Gobierno espera tener que gestionar una situación más favorable de cara a 2023, dedicada a desplegar fondos europeos y a exhibir su posición en la UE. “Estamos siempre en guardia”, anticipan, ante la posibilidad de que pueda surgir algún nuevo inconveniente. Para ello, cuentan con una “recaudación” récord para “actuar si las cosas van a peor”.

División por el desalojo de “okupas”

El pasado mes de septiembre, el PSOE aprovechó la tramitación de la Ley de Eficiencia Organizativa de la Justicia para presentar dos modificaciones legislativas para agilizar los desalojos de inmuebles ocupados ilegalmente: que los jueces puedan ordenar la salida de los okupas en 48 horas y que los jurados populares dejen de ocuparse de los casos de allanamiento de morada. Aquellas enmiendas, defendidas públicamente por Patxi López, fueron muy criticadas por Podemos, que acusó a los socialistas de estar «descentrados» y les recordó que «no gobiernan con el PP». En este sentido, el diputado de Podemos Enrique Santiago aseguró ayer a Europa Press que no apoyarán esas dos enmiendas: «Nos parece absolutamente un error político de grandes dimensiones que el PSOE haya comprado el marco de la derecha sobre el supuesto peligro de la ocupación».