Votación secreta
Los progresistas del TC no se ponen de acuerdo: Conde-Pumpido y Balaguer se disputarán la presidencia
Los siete magistrados de la mayoría acudirán al Pleno de mañana sin una candidatura única. El voto de la magistrada María Luisa Segoviano será decisivo, aunque el ex fiscal general parte como favorito
El bloque progresista del Tribunal Constitucional (TC) no se ha puesto de acuerdo en el respaldo a una candidatura única para la presidencia de la institución, que le corresponde al contar con la mayoría de magistrados tras la reciente renovación del tribunal de garantías, lo que deja en el aire si finalmente será el ex fiscal general del Estado Cándido Conde-Pumpido o la también magistrada progresista María Luisa Balaguer quien ocupe la presidencia del TC.
Conde-Pumpido cuenta a su favor con los apoyos de los magistrados Ramón Sáez, Inmaculada Montalbán,Juan Carlos Campo y Laura Díez, estos dos últimos elegidos a propuesta del Gobierno de Pedro Sánchez en la última renovación-, pero esos cuatro votos no son suficientes. Junto al suyo sumarían cinco y dado que en la actualidad el Pleno está compuesto por once miembros (a la espera de que el Senado designe al sustituto de Alfredo Montoya), necesita uno más.
En idéntica situación se encuentra Balaguer, que mantiene el pulso por la presidencia tras la reunión celebrada esta misma mañana entre los siete magistrados progresistas. En su caso, se da por seguro el respaldo de los cuatro magistrados conservadores -Concepción Espejel, Enrique Arnaldo, César Tolosa y el de momento presidente interino Ricardo Enríquez-. Otros cinco votos (siempre que se vote a sí misma).
El voto desequilibrante
Con esa balanza equilibrada, el voto de la magistrada progresista María Luisa Segoviano, expresidenta de la Sala de lo Social del Tribunal Supremo (la única mujer que ha presidido una Sala del alto tribunal) se antoja decisivo, aunque fuentes del TC dan por segura la elección de Conde-Pumpido al frente de la institución.
Segoviano fue elegida por unanimidad por el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) a propuesta del bloque conservador. Aunque formaba parte de los aspirantes seleccionados por los vocales progresistas, el sector mayoritario puso su nombre sobre la mesa (y el del conservador César Tolosa) para evitar el nombramiento del magistrado del Supremo José Manuel Bandrés (por quien finalmente se decantaron los vocales de la minoría), a quien presumían un candidato de Moncloa y cuyo respaldo a Conde-Pumpido para auparse a la presidencia se daba por descontado.
La votación es secreta y el candidato que resulte elegido por mayoría absoluta en primera votación es designado presidente directamente. En segunda vuelta, sin embargo, se requiere solo mayoría simple. En caso de que haya empate a cinco votos (si Segoviano se abstuviese) y se repitiese en segunda votación, el nuevo presidente sería Conde-Pumpido, puesto que en ese supuesto la balanza se decanta por el magistrado de mayor antigüedad en el TC (ambos fueron elegidos por el Senado en marzo de 2017) y, en su caso, por el de más edad. El ex fiscal general del Estado es cuatro años mayor que su compañera, por lo que resultaría investido presidente si se da ese supuesto.
La vicepresidencia, en el aire
De cómo se produzca la designación del presidente dependerá también quién resulte elegido vicepresidente. Si hubiera consenso en torno al candidato progresista (lo que significaría que los magistrados conservadores lo respaldaran también), el vicepresidente sería con seguridad del bloque minoritario, con el magistrado Ricardo Enríquez (quien como Conde-Pumpido y Balaguer pertenece al tercio más antiguo del tribunal) como principal candidato.
Pero si no es así, y la presidencia se decide solo con los votos progresistas, lo más probable es que el vicepresidente sea también del bloque mayoritario. De ahí que si Balaguer cede finalmente y apoya a Conde-Pumpido (bien de motu proprio o al constatar que Segoviano tiene intención de respaldar al ex fiscal general), sería designada vicepresidenta.
En cualquier caso, los elegidos solo ostentarán sus cargos hasta la próxima renovación, prevista para marzo de 2026, cuando el Senado designe a cuatro nuevos magistrados, lo que acarreará la salida del tribunal tanto de Conde-Pumpido y Balaguer como de Enríquez y del sustituto de Montoya (aunque si este es designado después del próximo marzo, con menos de tres años de mandato por delante, tendrá la opción de repetir otros nueve años más, lo que extendería su presencia en el TC a un total de doce años).
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