Intermunicipal

El PP sale reforzado de Valencia: «Huele a triunfo»

Los populares concluyen su cónclave dando muestras de unidad y avisan: «Nos va a ir entre bien y muy bien»

Más de 4.000 personas se dieron cita en la Intermunicipal del PP
Más de 4.000 personas se dieron cita en la Intermunicipal del PPKai FORSTERLINGAgencia EFE

Alberto Núñez Feijóo sabe que el 28-M se la juegan él y, sobre todo, Pedro Sánchez. De ahí que las municipales y autonómicas, aunque por candidatos interpuestos, vayan a tratarse como una primera vuelta de las generales. La Intermunicipal del PP ha mostrado que «la tropa» está con ánimos y movilizada. Las encuestas han sobrevolado el Museo de las Ciencias de Valencia. La familia popular sabe que el viento sopla a favor. Eso sí, a 16 semanas de la cita con las urnas, las piernas empiezan a temblar a los candidatos.

El cónclave valenciano es una demostración de vigor. Para casi 4.000 mandatarios, esos dos días juntos han sido una dosis de gasolina para arrancar el motor del maratón que se les viene encima por el cambio. El liderazgo de Feijóo es firme. No hay duda. Llama la atención cómo se ha recuperado el partido bajo su batuta: hace ahora un año, la guerra fratricida incendió de tal manera sus siglas que muchos de los que van a poner sus nombres en las listas de mayo pensaban entonces que las llamas de Génova se llevaban por delante todo por lo que habían trabajado políticamente. La presencia de José María Aznar y Mariano Rajoy certifica la unidad que los populares respiran.

Ciertamente, Feijóo es un político frío y le cuesta trasladar imagen de cercanía. Sin embargo, tiene otra característica distintiva que para los tiempos que corren es insuperable y lo blinda en la centralidad: su moderación. Comunica experiencia, seguridad y certeza en un tono que se agradece en un país donde tantas formaciones políticas juegan a polarizar a la sociedad, crispándola.

Además, el líder del PP cuenta con otro as en la manga: el desastre de la izquierda, con Sánchez a la cabeza, desangra al PSOE cada vez más. De ahí que por los pasillos de la reunión valenciana se escuchase mucho una frase: «Huele a triunfo electoral».

Teñir el mapa de azul

Así es. La dirección genovesa aspira a teñir de azul el mapa de España venciendo con holgura en la doble competición de finales de mayo. El feudo más codiciado sería recuperar la joya más preciada del socialismo, la que se le escapó al PP hace siete años y que, por sí misma, bastaría para sellar el éxito en las urnas: la Comunidad Valenciana. El actual presidente, el socialista Ximo Puig, está tocado por sucesivos escándalos y por decisiones del Gobierno de Sánchez, como el recorte del trasvase Tajo-Segura. Carlos Mazón y María José Catalá han puesto rumbo, respectivamente, a la Generalitat y al Ayuntamiento de Valencia, con un simbolismo especial para los populares.

Nunca fue, de hecho, tan justo y necesario un homenaje como el ofrecido por la organización del encuentro a la figura de Rita Barberá. Su legado son cinco mayorías absolutas y una enorme capacidad para transformar la ciudad del Turia. El Partido Popular debía a Barberá una reivindicación póstuma a la altura de las circunstancias en las que nos dejó amargada un mal día. Me refiero al sufrido fuego amigo, el peor de todos. Así de crueles pueden llegar a ser «compañeros» de filas políticas.

Los objetivos para el 28-M son ambiciosos. En su punto de mira, aseguran próximos a Feijóo, está «todo». Ni siquiera se descarta Castilla-La Mancha y Extremadura. Es de sobra conocido que Isabel Díaz Ayuso consolida su fortaleza y pelea por la mayoría absoluta en Madrid. Tampoco José Luis Martínez Almeida tiene problemas en el Ayuntamiento de la capital española, según los sondeos. El mismo panorama de victoria contundente contempla Fernando López Miras en Murcia. Pero el núcleo duro genovés da un paso más y cuenta con hacerse, al menos, con La Rioja, Baleares y Aragón. «Nos va a ir entre bien y muy bien», avanzan prudentes a lomos de una maquinaria cohesionada y engrasada a los mandos de Elías Bendodo.

Al efecto multiplicador de la hegemonía del centroderecha contribuye, claro está, la mengua por errores propios de Ciudadanos, incluida la absorción de algunos de sus dirigentes. Pero también la capacidad de Núñez Feijóo de ser un punto de encuentro que rompe los bloques. El trasvase de electores socialistas es una constante que provoca dolores de cabeza en La Moncloa, por mucho que a Sánchez, obsesionado por cómo pasará a la Historia, le cueste reconocerlo. Aquí radica otra de las ventajas del PP actual sobre el PSOE: los españoles de a pie ya han extraído conclusiones de la pasada fragmentación del centro y la derecha en tres marcas, que tanto benefició a Sánchez en 2019. La activación de la bandera del antisanchismo promete hacer estragos. La reagrupación de todo lo que está a la derecha del PSOE no se detiene. Y será aún más veloz cuando España se encamine a las elecciones generales.