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La ANC apremia a ERC y JxCat: presionará el 11-S para evitar la investidura de Sánchez

La entidad independentista considera que si no hay un compromiso a favor del referéndum de autodeterminación, hay que ir a una repetición electoral

Aficionados del Barcelona muestran banderas "esteladas" durante Barcelona-Real Madrid con público
Aficionados del Barcelona muestran banderas "esteladas" durante Barcelona-Real Madrid con públicoAlberto EstévezAgencia EFE

El camino de Pedro Sánchez hacia su intento de investidura está lleno de piedras. No lo va a tener nada fácil para superar el nuevo escollo que se ha abierto a su paso: ser investido con los votos de ERC y JxCat. Ambas formaciones van a recibir mucha presión por parte del independentismo más radical para evitar que faciliten el desbloqueo en Madrid y la Asamblea Nacional Catalana ya ha advertido de que es partidaria de una repetición electoral si el PSOE no se compromete con el referéndum de autodeterminación.

"Los partidos que se llaman independentistas han de hacer bloqueo en Madrid y no dar facilidades para que haya gobierno si no hay un camino hacia la independencia", ha señalado Dolors Feliu, presidenta de la ANC, en "Rac1" este viernes. Lo cierto es que la Diada del próximo 11 de septiembre de antoja como un termómetro de cómo está el independentismo en estos momentos y puede ser clave de cara a las negociaciones de JxCat y ERC con el PSOE por el clima de presión que puede haber en esa manifestación que recorrerá las calles del centro de Barcelona.

De momento, no hay cifras sobre la estimación de inscritos en la Diada: desde la primera manifestación de la ANC en 2012, la afluencia ha ido poco a poco bajando y ya el año pasado apenas se registró una asistencia de 150.000 personas, según los datos de la Guardia Urbana (según las cifras de la organización, se llegó a las 700.000 personas). Muy lejos quedó la participación del año pasado del millón de personas que ha llegado a albergar en el momento álgido.

No obstante, cabe recordar que ese descenso en la movilización del independentismo se está traduciendo también en peores resultados electorales para los partidos que defienden las tesis rupturistas: tanto JxCat, como ERC y la CUP, lo que los pone frente al dilema de atender o desoír a la calle. El independentismo perdió 700.000 votos y nueve escaños el 23 de julio con respecto a las elecciones generales de 2019: de esos 700.000 votos, 400.000 correspondieron a ERC. En este sentido, hubo mucho voto que voló al bloque constitucionalista (particularmente, al PSC), aunque también pudo haber mucho abstencionista independentista ya que en Cataluña votaron 350.000 personas menos que en 2019 (si bien, también es cierto, la abstención y los votos nulos tan solo aumentaron en 170.000 personas).

Feliu rechazó ir a votar el 23 de julio y cree que mucho abstencionista acudirá a la manifestación del 11 de septiembre para mostrar su rechazo al entendimiento del independentismo con el Gobierno.

ERC y JxCat se han convertido en partidos determinantes para la investidura de Sánchez y, de momento, hay disparidad de opiniones sobre qué hacer: los republicanos sí parecen mucho más predispuestos a acceder a permitir el Gobierno del PSOE, aunque no lo quieren poner fácil y han hecho todo una declaración de intenciones enviando como negociadora a una independentista de perfil duro como Teresa Jordà; los posconvergentes no se han cerrado en banda como venían haciendo en los últimos años y parecen con ganas de salir del ostracismo, aunque también tendrán muchas presiones en contra de facilitar la investidura de Sánchez.

Los posconvergentes, aparentemente, se han hecho eco de las exigencias de la ANC y sí reclaman la amnistía y el referéndum para prestar sus votos al PSOE: no obstante, los socialistas ya han rechazado por activa y por pasiva ambas demandas. En todo caso, se hallan ante un dilema estratégico: en Barcelona, vencieron con una estrategia pragmática y dialogante encabezada por Xavier Trias; y, en las generales han perdido 140.000 votos con un tono muy beligerante.