Matrimonio roto
Las claves del final entre Sánchez y Junts: los incumplimientos que dinamitaron la relación
Los diputados del partido de Carles Puigdemont han apoyado al Gobierno por última vez en el Congreso de los Diputados
Junts ha salvado las dos últimas propuestas del PSOE. Ya pactadas antes de la ruptura entre el partido de Carles Puigdemont y el Gobierno, los siete congresistas de la formación independentista no han obstaculizado la aprobación de los intereses de las propuestas de Pedro Sánchez. Cumpliendo su palabra han apoyado por una última vez al líder de los socialistas después de certificar el final de su apoyo para finalizar la tramitación de las leyes que ya habían sido realizadas y que habían pasado por el Congreso de los Diputados.
Las normativas aprobadas han sido la Ley de Movilidad Sostenible ante la que Junts se ha abstenido y ha tirado por tierra la prórroga reclamada por el Senado para evitar el cierre definitivo de las centrales nucleares de Almaraz, Ascó y Cofrentes y la Ley de Servicios de Atención a la Clientela que obligará a las empresas con más de 250 empleados o que facturen más de 50 millones de euros anuales a responder a los clientes que lo prefieran en cualquiera de las lenguas cooficiales.
Con las grietas inundando el Palacio de la Moncloa y la coalición que acumula tres años sin presentar los Presupuestos Generales del Estado, el Congreso de los Diputados solamente volverá a abrir el telón en la segunda semana del mes de diciembre. Debido a las elecciones en Extremadura y a la inhabilidad del primer mes del año, los diputados solamente tendrán que acudir a las sesiones plenarias los próximos 9 y 10 de diciembre. El regreso será con otro tablero de ajedrez y sin el apoyo de Junts.
De la presentación de la amnistía sin el regreso de Puigdemont a la falta de decisión de Sánchez
Sin agresividad ni pasividad marcada, la ruptura de Junts, que ha costado que se realizase ante los ultimátum presentados ha servido para aunar en el letargo del líder del Ejecutivo Pedro Sánchez. Solamente el impacto de Alianza Catalana en Barcelona ha servido para que la formación de Puigdemont haya terminado con el apoyo al presidente del Gobierno. La amnistía llegó pero los magistrados se han negado a aplicarla por la malversación que se han quedado sin efecto. Pablo Llarena se ha negado ante las súplicas de Carles Puigdemont.
Pese a que la ley de multirreincidencia haya sido presentada ante las amenazas de la formación secesionista, el bloqueo del traspaso en la inmigración por el Congreso, la falta de claridad tanto en Cataluña como en el Gobierno de Pedro Sánchez o las diversas reuniones en Suiza o Bruselas que no han elevado la confianza entre ambas personas, han sido reales y los incumplimientos han sido presentados en todo el territorio español.
Las migajas para evitar que se rompiese la coalición se han producido con la oficialidad del catalán o la aprobación de leyes que favorecen intereses muy concretos. Al final Junts se ha convertido en un muñeco roto que ha sentido la presión de Aliança Catalana en el Parlament, su último paso volver a beneficiar a los empresarios catalanes quienes están encantados con las nucleares que solamente se han cerrado varios puntos estratégicos. Para evitar un nuevo enfrentamiento en Cataluña se ha optado por la abstención.