Defensa

La conexión secreta entre pilotos de combate y estrellas del motociclismo y la F1

Unos desde el cielo y otros a ras del suelo, ambos mundos están hermanados

El piloto GP en su vuelo con la Patrulla Águila
El piloto de moto GP, Pedro Acosta, en su vuelo con la Patrulla ÁguilaEjército del Aire

A primera vista, parecen mundos distintos: unos vuelan a miles de metros de altura; otros ruedan a ras de suelo. Pero bajo el casco, todos comparten la misma esencia. Los pilotos de combate del Ejército del Aire y del Espacio y los pilotos de motociclismo o Fórmula 1 pertenecen a una élite unida por características muy concretas: Ambos doman máquinas a más de 300 km/h. Ambos viven entre curvas, fuerzas G y decisiones que se toman en fracciones de segundo. Ahora, además, existe también una relación profunda entre los grandes nombres del motociclismo y de la Fórmula 1 y los pilotos de combate del Ejército del Aire y del Espacio.

MOTO - MOTO GP - BRITISH GRAND PRIX 2025
MOTO - MOTO GP - BRITISH GRAND PRIX 2025AFP7 vía Europa PressEuropa Press

En los circuitos de MotoGP o Fórmula 1, los pilotos ya desafían los límites humanos. Un piloto de F1 puede soportar entre 4 y 5 fuerzas G en las curvas más exigentes. Pero en un caza de combate, esa cifra se dispara: los pilotos del Ejército del Aire alcanzan 8 o 9 G durante maniobras acrobáticas o de combate.

Eso significa que el cuerpo de un piloto de caza puede llegar a pesar hasta 9 veces más de lo normal durante apenas unos segundos. El corazón, los músculos, la vista: todo se pone al límite. Y no todos lo aguantan.

Por eso, no es casual que muchos pilotos de velocidad sientan un respeto reverencial hacia quienes surcan el cielo en aviones de combate. Al fin y al cabo, todos comparten una misma esencia: velocidad, precisión, sangre fría y una concentración quirúrgica donde no hay margen para el error.

Dos de los aviones de la "Patrulla Águila" durante el vuelo
Dos de los aviones de la "Patrulla Águila" durante el vueloJ. C.FERRERAEJÉRCITO DEL AIRE Y DEL ESPACIO

Entrenados para soportar lo imposible

Ya sea en una curva a 280 km/h o en una maniobra táctica a gran altitud, las decisiones se toman en fracciones de segundo. El margen de error es cero. La concentración debe ser absoluta. Y el instinto, agudísimo.

Todos necesitan un dominio perfecto del cuerpo y la mente. No solo para resistir físicamente, sino para mantener la calma bajo presión, anticiparse, corregir y ejecutar. No basta con ser rápido: hay que ser inteligente y resistente.

Más allá de los datos técnicos, hay algo que no se entrena: el carácter. Tanto en el cockpit -cabina- de un Eurofighter como en la parrilla de salida, el temple, la frialdad y la confianza son lo que diferencia a los muy buenos de los legendarios.

Pedro Acosta -el “Tiburón de Mazarrón”- ha sido nombrado piloto "honorario" de la Patrulla Águila. Dejó momentáneamente el paddock para cumplir un sueño de infancia: volar con la Patrulla Águila, el equipo acrobático del Ejército del Aire y del Espacio una cita que tuvo lugar en la Academia General del Aire y del Espacio, en San Javier. Allí, a las 17:30h, comenzó el protocolo: vestuario, equipamiento, reconocimiento médico y briefing previo al vuelo. Pedro Acosta se preparaba como uno más. El capitán Marín, Águila 5, le explicaba cómo funcionaba el traje anti-G, el casco de vuelo y el resto del equipamiento técnico diseñado para soportar condiciones extremas. A las 18:30h, los motores del C-101 rugieron en la base aérea. Acosta, nervioso pero con una sonrisa sincera, bromeó: “Espero que se porten bien conmigo. Llevo mucho tiempo esperando este momento”. Ahora falta que un piloto de combate se ponga a los mandos de una de las curvas peligrosas en un circuito apadrinado por cualquiera de sus pilotos a ras del suelo.