Investidura

Las efemérides del "procés" que pueden agitar el plan de Sánchez

Diada, 1-O o el aniversario de la DUI: las fechas clave que pueden condicionar las negociaciones con los separatistas

Celebración de la Diada de Cataluña
Celebración de la Diada de CataluñaAlberto R. RoldanLa Razón

El independentismo se halla en sus horas más bajas desde que estalló en 2012, según los datos demoscópicos y electorales. El separatismo sufrió un nuevo batacazo en las elecciones generales, dejándose 700.000 votos y nueve diputados en el Congreso, pero la aritmética parlamentaria ha concedido a Junts y ERC ser determinantes en la legislatura. ¿Van a aprovechar esa circunstancia e involucrarse en la gobernabilidad de España? Todo apunta que sí, después de ver cómo Junts salió del ostracismo en Madrid al llegar a un acuerdo con el PSOE para la configuración de la Mesa del Congreso, mientras que Esquerra presiona para seguir en la misma senda que la pasada legislatura, cuando ya fue muy protagonista por la influencia que tuvo sobre el Gobierno.

Sin embargo, tanto Junts como ERC tienen por delante dos meses llenos de efemérides relacionadas con el «procés» que pueden crear un clima complicado para llegar a acuerdos con el PSOE. De entrada, lo primero de todo es la Diada, que se celebra el 11 de septiembre y la Asamblea Nacional Catalana (ANC) vuelve a organizar su habitual manifestación por el centro de Barcelona. Las cifras (la marcha del 11-S está en declive y en los últimos años se queda ya a años luz del millón de personas que había llegado a congregar) y el ambiente que haya pueden condicionar mucho los planes de Pedro Sánchez, que puede verse obligado a elevar sus cesiones al independentismo. No obstante, también es cierto que en las filas socialistas andan con prudencia y son conscientes que lo mejor es esperar a que pase el 11-S y las sucesivas efemérides del «procés» para entrar de lleno en la negociación con Junts. De hecho, ha ganado mucho tiempo después de conocerse que la fecha para el primer debate de investidura es el 26 de septiembre, lo que permite a los socialistas tener margen hasta finales de noviembre para alcanzar un pacto y evitar una repetición electoral.

Además del 11-S, lo que también suele tener mucha movilización es la efeméride del 1-O, que sigue a continuación y ahí se producirán, seguramente, llamamientos a que Junts y ERC aprieten al Gobierno para lograr un referéndum o desplegar la independencia. Ya el 27 de octubre, suele generar menos ruido el aniversario de la declaración unilateral de independencia.

Todo ello son efemérides que van a marcar la agenda política y pueden condicionar las negociaciones entre el PSOE y los independentistas, ya que todo está encaminado a que los socialistas cedan con la ley de amnistía, pero cabe ver si Junts y ERC se van a conformar solo con esa petición. Los republicanos consideran que la amnistía es imprescindible para "abrir una nueva etapa" en la negociación de la crisis política catalana, que, a su juicio, se debe resolver con la celebración de un referéndum, aunque también advierten que para investir a Sánchez se deben abordar temas sectoriales y subrayan el traspaso de la gestión de Cercanías y el déficit fiscal; Junts, más sensible a lo que digan los sectores más radicales, también aspira a la amnistía y al referéndum. Y, en este sentido, la ANC va marcando el camino en el sector duro del separatismo y recientemente ha advertido que la amnistía es la «vuelta al autonomismo»: es decir aspiran única y exclusivamente a lograr el referéndum de autodeterminación. Sin eso, nada será suficiente.

En todo caso, también cabe resaltar que la fuerza que tiene la ANC es cada vez menor tal y como demuestran los últimos datos de participación en la manifestación de la Diada y tal y como demuestra el revés que sufrió la dirección cuando perdió una votación interna para apelar a la abstención en las elecciones del 23 de julio. Y sí es cierto que una gran parte del votante independentista se abstuvo, aunque mucho también se fue al PSC, que logró 400.000 votos más que en 2019.

Junts y ERC tienen un dilema estratégico ante la pérdida de votos que están sufriendo porque una parte se va al PSC, lo que empujaría a ambas formaciones al pragmatismo y la negociación, mientras que otra parte se va a la abstención que propugna la ANC, lo que podría empujarles a vías radicales. En todo caso, los radicales van retrocediendo y prueba de ello es que los próximos meses poco se parecen ya a los llamamientos a «otoños calientes».