Política

El desafío independentista

El invierno del independentismo

La ANC recrudece su postura tras ceder espacio a los CDR en la calle, mientras ERC y JxCat mantienen sus discrepancias sobre la hoja de ruta a seguir. Las posiciones se han enconado después de la «mini cumbre» del viernes

El presidente de la Generalitat, Quim Torra, ha dicho que se atendrá «a lo que decida el Parlament de Cataluña»
El presidente de la Generalitat, Quim Torra, ha dicho que se atendrá «a lo que decida el Parlament de Cataluña»larazon

La ANC recrudece su postura tras ceder espacio a los CDR en la calle, mientras ERC y JxCat mantienen sus discrepancias sobre la hoja de ruta a seguir.

El primer día de invierno de este 2018 fue casualmente el pasado viernes, 21-D. Una jornada que fue caótica en Cataluña, con más de una veintena de carreteras cortadas y numerosos incidentes de los autodenominados Comités de Defensa de la República (CDR) ante la celebración del Consejo de Ministros en Barcelona. El «otoño caliente» anunciado desde la Diada ha terminado siendo un «boomerang» para el independentismo y ha evidenciado la ruptura de tres partidos tan antagónicos entre sí como Junts per Catalunya, Esquerra y la CUP. Con la pérdida del control de la calle, el 21-D puede ser determinante a las puertas del juicio a los líderes del «procés» encarcelados.

Las heridas dentro del soberanismo son varias y llevan abiertas desde hace tiempo, aunque se han agudizado aún más tras la «mini cumbre» de Pedro Sánchez y Quim Torra con tres consejeros y tres ministros y los incidentes del viernes en la capital catalana. Por un lado, vuelven a aflorar las discrepancias sobre la vía unilateral entre Junts per Catalunya y Esquerra ante las cesiones de Pedro Sánchez a su paso por Barcelona. Y por el otro, las entidades independentistas –especialmente la influyente Assemblea Nacional Catalana (ANC)– ven cómo están perdiendo el pulso de la calle en detrimento de los CDR, apoyados explícitamente por la CUP y la izquierda más radical.

El comunicado conjunto Gobierno-Generalitat tras la cita de Pedralbes se ha interpretado desde varios sectores del independentismo como una renuncia a la vía unilateral, algo que la propia portavoz Elsa Artadi ha matizado en parte: «Nuestra vía prioritaria es el diálogo, y creo que hemos dado muestras infinitas. Entendemos que es el mejor camino, que es la posición mayoritaria del independentismo, pero no podemos renunciar a nada, sino lo tienen muy fácil: la alternativa es “no dialogamos” y ya está», ha señalado este fin de semana en una entrevista en «Elnacional.cat». Una posición que el propio Quim Torra avanzó la semana pasada al ser preguntado por si «se siente en condiciones de ejercer su cargo respetando la Constitución y el Estatut»: «Solo debo lealtad al Parlament, donde reside la soberanía de los catalanes. Me mantendré fiel a lo que decida el Parlament de Cataluña», dijo.

Lejos de este extremo se ha situado Esquerra, con el vicepresidente Pere Aragonès a los mandos y Oriol Junqueras desde la cárcel de Lledoners mandando mensajes a favor de que se «abra una nueva etapa de diálogo» entre gobiernos tras la cita en el Palau de Pedralbes. Una posición clara a favor de ensanchar la base del soberanismo y acercarse a los postulados de los «comunes» que choca con los intereses del entorno más cercano a Carles Puigdemont, quien «teledirigió» la reunión con el Gobierno desde Waterloo.

En esta batalla entra en juego la Assemblea Nacional Catalana (ANC), que ha recrudecido su postura tras el 21-D y ha elevado el tono en contra del Gobierno de Torra: «Si no cumple, la única alternativa será su sustitución». La entidad, muy cercana a los postulados del Ejecutivo desde la etapa de Carles Puigdemont, ha decidido redoblar la «presión» sobre el Govern para que recupere la vía unilateral, «nuestro único escenario aunque sea un camino duro», aseguran. «No aceptaremos pasos atrás. Pedir ahora un referéndum acordado con tres opciones nos vuelve al 2013. Nos debilita, no sirve de nada», advirtió este fin de semana su presidenta, Elisenda Paluzie.

«Las posiciones son distantes porque no para todos significa lo mismo el 1-O y tampoco hay acuerdo en qué hacer a partir de ahora, ni en cuándo ni cómo hacer la independencia», admitió sobre el desconcierto que impera en las filas independentistas después del «otoño caliente». Un cambio de rumbo que obedece al pinchazo de sus movilizaciones del 21-D –convocaron «marchas lentas» que no tuvieron la repercusión habitual– en contraste con los incidentes de los Comités de Defensa de la República (CDR), capaces de cercar la misma Llotja de Mar.

A estas fracturas hay que sumarle la herida abierta con la CUP a raíz de los incidentes del día de la Constitución y del 21-D. Desde la izquierda más radical no solo critican el encuentro Sánchez-Torra por obedecer a un «pacto autonómico», según sus propias palabras, sino que también denuncian las «irregularidades» y la «brutalidad» de la actuación de los Mossos el 21-D y apuntan directamente hacia Junts per Catalunya y Esquerra. «Si nos fijamos en el día de la investidura hasta ahora, tendríamos que dar un “no” al actual Govern de la Generalitat porque no está cumpliendo el mandato democrático», aseguró el líder de la CUP, Carles Riera,en TV3 tras la jornada del viernes.