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El violador en serie de la Verneda abandona la prisión «sin rehabilitar»

Gregorio Cano, el día que cumple 20 años en la cárcel de una pena de 167 por agredir sexualmente a 17 mujeres, ha abandonado esta madrugada la prisión de Can Brians (Barcelona). A pesar de afirmar que está rehabilitado, los informes médicos apuntan todo lo contrario.

Gregorio Cano salió de la prisión Can de Brians de madrugada, pasada la una y media madrugada - Miquel González/ Shooting
Gregorio Cano salió de la prisión Can de Brians de madrugada, pasada la una y media madrugada - Miquel González/ Shootinglarazon

Gregorio Cano ha abandonado esta madrugada la prisión de Can Brians. Los informes médicos apuntan todo lo contrario.

Gregorio Cano Bertri, más conocido como «el violador de la Verneda», ha abandonado esta madrugada la prisión de Can Brians (Barcelona), momento en el que ha estado presente LA RAZÓN. Sus primeras palabras han sido para sus víctimas: «Estoy muy arrepentido, nadie se merece lo que he hecho», decía a los periodistas esta madrugada. Según fuentes familiares, Cano está rehabilitado y que los informes médicos donde dice que no lo está no son ciertos. Aseguran que tiene un trastorno bipolar y que seguirá en tratamiento. Asimismo, explican que antes de entrar en la cárcel consumía droga y eso probablemente le «empujó» a cometer las violaciones, informa Antena3.

Su salida se ha producido el día que cumple 20 años en la cárcel de una pena de 167 por agredir sexualmente a 17 mujeres. Es el máximo que contempla la ley. Tal es el elevado riesgo de reincidencia que tiene que la Fiscalía, como ya publicó este periódico, ha pedido a los mossos su vigilancia «no invasiva». Pero no sólo la Fiscalía teme que pueda volver a reincidir. En prisión, los que le han conocido también lo piensan. E incluso él. «Es consciente de que es un enfermo y que volverá a reincidir», explican fuentes consultadas por este periódico.

De hecho, en su día solicitó «la castración química, pero se la denegaron». «Tiene tendencias autolesivas. De hecho, se ha intentado suicidar en varias ocasiones y también fue ingresado en psiquiatría. Él justificaba sus acciones con problemas de consumo de drogas».

Su paso por prisión comenzó en 1998, cuando entró de preventivo en la Modelo (Barcelona). Después fue a Brians 1. En 2003 es trasladado a Quatre Camins, donde permanece tres años. En 2006 le vuelven a mandar a Brians 1 y en 2008 pasa a Brians 2. Tras tres meses en tercer grado en el Abierto 1 de Barcelona y dos meses en la Modelo hasta febrero de 2016, volvió a Brians 2, donde continúa hasta la fecha. Durante todos estos años ha asistido a terapia grupal. «Ha hecho el programa SAC Sexo, Agresión y Control» , precisan las mismas fuentes. Se trata de una terapia grupal donde los internos que van cuentan el delito, cómo ocurrió, cuál fue su motivación, si están arrepentidos, etc, delante de terapeutas, psicólogos y educadores sociales.

A pesar del lógico temor por su salida, lo cierto es que este interno ya ha disfrutado de permisos. «El primero se lo dieron en 2012. Y ha seguido disfrutando de permisos hasta la fecha». De hecho, ya en Quatre Camins «salía varios fines de semana enteros. Ha tenido hasta seis días de permiso».

Durante las dos décadas que ha permanecido en prisión ha hecho deportes, actividades artísticas como pintura, comunicación, etc. «Su destino en prisión, tanto en Brians como en Cuatre Camins, es de ordenanza, que es el que limpia, sirve comida a otros internos realiza áreas de mantenimiento». Respecto a su comportamiento entre rejas, las fuentes consultadas explican que tuvo un trato correcto con los funcionarios y con los internos. «Tiene un comportamiento típico de violador. Es correcto y educado y no destaca mucho en partes ni incidentes. En el patio es correcto. Su único problema es que se endeuda, paga, se endeuda, paga, de ahí que de vez en cuando el personal de prisiones le haya tenido que ayudar», añaden otras fuentes consultadas por este periódico, que añaden que Gregorio «compra sobre todo café y tabaco en el economato».

En cuanto a sus comunicaciones entre rejas, en una de las prisiones en las que ha estado Gregorio, «que es hijo y hermano de policías, comunicaba con padres, hermanos, amigos y familiares de segundo grado». No se le conocen comunicaciones íntimas. «Todas han sido orales o familiares».