Enmienda de los votantes de Vox a la moción: un 57% considera que ha sido «inútil»

Durante el debate parlamentario en el Congreso, hubo prácticamente unanimidad en interpretar la moción de censura contra Pedro Sánchez como un plan de Vox para desgastar al PP. Vox, un partido que ha ido perdiendo empuje tras la llegada de Alberto Núñez Feijóo a la presidencia de los populares, necesitaba agitar las aguas en la derecha para retomar impulso y arañarle voto al PP, pero la moción de censura ha quedado demostrado como instrumento fallido para las aspiraciones de Santiago Abascal.

Así lo recoge también la última encuesta de NC Report para LA RAZÓN, que arroja una dura crítica de los propios votantes de Vox a Vox: en total, tan solo un 28,6% de los electores del partido de Abascal considera que Vox ha ganado la moción de censura. El resto (71,4%) ven ganador al PSOE (14,3%), creen que no ha habido vencedor (42,9%) o evitan concretar (14,3%). En este sentido, cabe matizar que todo el mundo era consciente de que la moción de censura nacía muerta porque Vox no iba a concitar los apoyos necesarios para desbancar a Sánchez, aunque sí tenía la intención de lograr una victoria moral, que visualizara el desgaste del Gobierno. Sin embargo, a tenor de las respuestas de los encuestados, tampoco ha sido así.

Pero no solo más de dos tercios de los votantes de Vox rechazan elegir a su partido como vencedor de la contienda parlamentaria, si no que un 64,3% considera que la moción de censura ha sido una oportunidad para el Gobierno (en un momento de gran debilidad, por el «Caso Mediador» y el fracaso de la Ley del «solo sí es sí») y ha sido usada como un arma electoral por Pedro Sánchez y Yolanda Díaz; además, un 28,6% cree que directamente se ha reforzado al PSOE y Vox se ha equivocado. Asimismo, un 57, 1% de los votantes de Vox señala que la moción de censura no ha servido para nada.

La moción de censura recibe una reprimenda por parte de los electores de Vox y, ni mucho menos, convence a los electores del PP, a los que también se dirigía el partido de Abascal para tratar de arañar voto en el bloque de la derecha y salir del declive que marcan las encuestas. En este sentido, los electores del PP también son muy críticos con la moción de censura: un 36,4% da como vencedor al PSOE (a Vox, tan solo un 16%); casi un 80% considera que no ha servido para nada; y, más de la mitad cree que ha reforzado a los socialistas y Vox se ha equivocado al presentarla.

Además de los votantes de Vox y el PP, los más interpelados por la iniciativa del partido de Abascal, la moción de censura recibe una crítica lectura por parte de todos los sondeados. En este sentido, casi la mitad de los encuestados considera que no han vencido ni PSOE ni Vox: tan solo una tercera parte da como ganador a los socialistas y un ínfimo 13% da la victoria a Vox. No obstante, un 53,6% de los preguntados sí que considera que ha reforzado a los socialistas y que los de Abascal han cometido un error presentando esta iniciativa.

En todo caso, un 73% de los encuestados valora como inútil la moción de censura y un 69,1% reconoce que Sánchez y Díaz la han aprovechado como trampolín electoral (en las respuestas a ambas preguntas coinciden prácticamente los electores de los cuatro principales partidos del Congreso).

Con este cuadro demoscópico, Vox parece lejos de haber acertado con la moción de censura y, sobre todo, se confirma las sospechas que había en muchos sectores de la derecha de que podía beneficiar más a Sánchez que desgastarle porque ha conseguido escapar de temas espinosos como la Ley de Libertad Sexual, que está beneficiando penalmente a centenares de agresores sexuales, o la presunta trama de corrupción del «Caso Mediador», que ha implicado a un exdiputado socialista.

La moción de censura ha conseguido absorber toda la atención, más aun si cabe por el candidato a la presidencia del Gobierno, que ha concentrado prácticamente todo el protagonismo del debate parlamentario: a pesar del prestigio de Ramón Tamames como economista y su lucidez para afrontar la contienda, la sensación que ha quedado es de una «performance» que ha generado el suficiente ruido posible para despejar de la línea central de la agenda política cuestiones que estaban debilitando al Gobierno.