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Contra las cuerdas

El expresident catalán presiona para lograr más concesiones

El líder de Junts advierte al PSOE y dice haber dado «suficiente tiempo»

Sánchez se reúne Jordi Turull (Junts) en Moncloa J.J. GuillénEFE

El expresidente catalán Carles Puigdemont amenaza a Pedro Sánchez con un otoño caliente. Ese es el horizonte temporal que se ha puesto para decidir sobre el apoyo de su partido a Sánchez. El líder de Junts presiona al PSOE de cara al nuevo curso político que está a punto de arrancar.

Los independentistas, conscientes de la debilidad política del presidente del Gobierno, enseñan los dientes y exigen al líder socialista que cumpla sí o sí con los acuerdos previos antes, si quiera, de sentarse a hablar de los Presupuestos Generales del Estado que Moncloa tiene intención de pactar dentro del Consejo de Ministros más pronto que tarde, según la vicepresidenta primera y titular de Hacienda, María Jesús Montero.

Junts quiere avances significativos en la delegación de competencias en inmigración para Cataluña y en la oficialidad del catalán en las instituciones de la Unión Europea. Pero ambas coordenadas son casi imposibles para el Gobierno.

El ministro de Justicia, Presidencia y Relaciones con las Cortes, Félix Bolaños, también negocia contrarreloj con Junts para conseguir el «sí» de sus siete diputados en el Congreso al proyecto de reforma de la Justicia. Pero los independentistas no se lo están poniendo fácil.

Lo cierto es que Junts también siente la presión de su competidor por la derecha: Alianza Catalana, una formación que ha hecho del discurso antiinmigración su bandera. Puigdemont intenta contrarrestar la creciente influencia de Sílvia Orriols en la política catalana.

Por eso, el expresidente catalán, pendiente de que se le aplique la Ley de amnistía que el Constitucional ya resolvió favorablemente, reitera que el acuerdo que dio la investidura a Sánchez no tenía como objetivo dar estabilidad a la legislatura.

Mientras, el Gobierno intensifica la labor de sus negociadores directos con Waterloo, como el expresidente del Gobierno José Luis Rodríguez Zapatero, tras la caída del ex secretario de organización del PSOE Santos Cerdán, en prisión provisional desde el 30 de junio.

Precisamente por esa quiebra de la confianza que, en verdad, casi nunca llegó a cristalizarse, el equipo del presidente del Gobierno se abre a que Sánchez tenga un encuentro con Puigdemont para devolverle legitimidad política.

Pero el entorno del expresidente catalán no está por muy labor, ya que ven al líder socialista sentenciado y atado a la corrupción y a las cloacas del Estado tras los últimos casos de corrupción.

Si hay de algo de que lo que se vanaglorian en Moncloa tras haber dado luz verde a la amnistía es de haber devuelto «al juego político» a todos los actores de Cataluña que lo abandonaron durante la aventura del «procés».

Aunque la realidad es que el PSOE necesita al independentismo para sostenerse. Y el independentismo necesita munición en forma de concesiones políticas que vender a la parroquia que todavía suspira por ver ondear la bandera estelada en lo más alto de la Generalitat.