Cuestión de medida

El PP frente a la profecía de Sánchez

Feijóo ya no se pierde en rodeos con Vox dentro de su partido. El mensaje: que se anden con cuidado

Feijóo pregunta a Sánchez si el PSOE se ha financiado ilegalmente y el presidente lo niega con rotundidad: "No"
El líder del PP, Alberto Núñez FeijóoEuropa Press

En otra vida, Pedro Sánchez perfectamente pudo haber sido anestesista. Dotes tiene. No erradica los problemas, pero sí neutraliza sus consecuencias. No sutura las heridas, pero consigue que, al menos, no duelan.

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A base de encadenar enmiendas a su propia hemeroteca y de soportar escándalos de primer nivel, ha logrado narcotizar a la sociedad española. Primero una moción de censura con ERC y Bildu, por aquello de la corrupción de Mariano Rajoy. Luego, «la fiscalía de quién depende». Si le convienen, adelante con los indultos a los autores de un proceso ilegal de independencia. Y la amnistía, claro. Que quien fuera hombre para todo en el Gobierno y en Ferraz acaba investigado en el Tribunal Supremo por formar parte –presuntamente– de una trama corrupta con epicentro en el Ministerio de Transportes que dirigía, caso aislado. Que luego entra en la cárcel su mano derecha en el partido y negociador principal con Puigdemont, y por el que todos, también él, pusieron la mano en el fuego, nada.

La capacidad de resistencia del presidente del Gobierno, su supervivencia a pesar de todo y de todos, genera incluso hastío a su principal rival que, ahora, se enfrenta a un pretendido desgaste psicológico. En Génova aseguran que hay una campaña orquestada entre la Moncloa, sus terminales mediáticas y Vox (casualidad o causalidad) para minar el liderazgo de Alberto Núñez Feijóo y forzar una claudicación. La tesis, aireada este miércoles por Cayetana Álvarez de Toledo en su rifirrafe con Félix Bolaños: «Como saben que van a perder, buscan que no gane el PP». Segundos antes, el triministro pronosticó un sorpaso de Vox al PP. Cacareo del nuevo salmo entonado por el profeta Sánchez, que en su cara a cara de ayer con Feijóo hizo exhibición de su versión más altiva: «Está a un tris de renunciar a ser jefe de la oposición y ceder sus escaños al señor Abascal». Montero, Pilar Alegría, Óscar Puente. Los acólitos del «puto amo» no pierden el hilo de la letra.

Núñez Feijóo ha advertido a los suyos que se anden con cuidado, que no bajen la guardia y que evidencien la connivencia del PSOE con Vox para derribar al PP. La teoría de los principales dirigentes populares es que Moncloa no hace sino repetir una profecía que, esperan, sea autocumplida. Porque la realidad niega la mayor. Salvo el CIS de Tezanos y su competidor en fabulaciones demoscópicas, Iván Redondo, antaño responsable del gabinete de Sánchez; el resto de casas demoscópicas apuntan a un crecimiento de Vox, sí, pero la más pesimista para los intereses del PP –40DB, El País–, lo sitúa a una distancia de casi 15 puntos. El último sondeo de NC Report para LA RAZÓN, que coincide con la mayoría de sondeos del resto de casas, agranda la brecha aún más. Es decir, veinte puntos de distancia entre Feijóo y Abascal.

Aun así, el Gobierno quiere crear una tendencia distópica en la que Vox aparezca cada día más fuerte, acompasada con el relato de un cuestionamiento interno de Feijóo.

Sin ninguna prueba, Sánchez le contó hace poco a Àngels Barceló que hay barones del PP que vienen a Madrid a conspirar contra su jefe de filas.

A la «pinza» de Moncloa y Vox, Génova intenta escapar con doble ración de propuestas... y protestas. Además de intentar visualizar la connivencia entre Sánchez y Abascal contra los intereses de Feijóo, los populares priorizan la agenda programática y una denuncia incesante de la corrupción. Los indicios que figuran en el último informe de la UCO llevan a la dirección popular a fantasear con una supuesta «Caja B» en Ferraz. El karma contable. Con intencionalidad, el líder popular lanzó ayer a Sánchez una pregunta clave: «¿Desde que usted es secretario general, el Partido Socialista se ha financiado de forma ilegal o no? ¿Sí o no?». La respuesta: «No». Y otra vez: «No».

Una negación recogida en el diario de sesiones justo cuando el PP trata de dirigir la investigación en el Supremo hacia la existencia del dinero en metálico que «volaba» por la sede socialista. Ayer, el letrado del partido, que ejerce la acusación popular en el «caso Koldo», pidió al magistrado Leopoldo Puente diligencias para que el PSOE aporte todos sus movimientos de caja desde 2017. La financiación ilegal fue la línea roja que fijaron los socios para dar por finiquitado el Gobierno de Sánchez.

En este contexto, la novedad de las últimas horas es el enésimo aviso de Junts, en boca de su portavoz parlamentaria, Miriam Nogueras, que habló de «la hora del cambio» en una interpelación que bien podía haber hecho cualquier dirigente de la oposición. «Cantos de sirena» para el equipo de Feijóo, donde se niegan a dar ninguna interpretación a sus palabras. «Estamos centrados en la corrupción del PSOE».