
Estrategia
La fundación ajena a «bandos ideológicos» hace la ponencia política del PP
El equipo de Reformismo21 es el autor del texto por el que darán la cara Moreno y Mañueco en el congreso

La fundación impulsada por Alberto Núñez Feijóo para ocupar el espacio de FAES y ofrecer un nuevo marco de pensamiento liberal-conservador, adaptado al siglo XXI, es la autora de la ponencia política sobre la que estarán puestos todos los focos en el Congreso Nacional que el PP celebrará en julio en Madrid.
Es un laboratorio de ideas que no ha conseguido despuntar públicamente desde su presentación en marzo de 2023, y que nació con una voluntad de huir de «facciones políticas», y con más de un 80 por ciento de miembros ajenos al partido.
Con el debate abierto en canal sobre si la ponencia será más o menos moderada, la confirmación del que texto viene de ahí es una señal muy significativa de por dónde irá el documento que abanderarán el presidente de la Junta de Andalucía, Juan Manuel Moreno, y el de la Junta de Castilla y León, Alfonso Fernández Mañueco. Los dos primeros barones que tendrán que someterse al examen de las urnas, salvo sorpresa en el calendario nacional que afecta a Pedro Sánchez.
La elección de dos presidentes autonómicos para estar al frente de la ponencia política del Congreso Nacional es una decisión bastante excepcional en los precedentes históricos de cónclaves populares. Y en la lectura interna lo interpretan como la prueba del interés de Génova por controlar bien el alcance de la ponencia.
La fundación la dirige el expresidente de Renfe Pablo Vázquez, una de las incorporaciones que más sonaron como ministrables en las últimas elecciones generales. Entonces, cuando se daba por hecha la victoria de los populares en aquellos comicios, Vázquez aparecía en la lista de ministros del futuro gobierno de Feijóo, entre otros tantos.
El refuerzo del equipo económico es la eterna tarea pendiente del líder del PP, que viene dificultada, principalmente, porque es muy complicado concretar «fichajes» de entidad cuando se está en la oposición. La política no deja de perder prestigio, y además te expone a un escrutinio público, y a una pérdida de ingresos, que supone un alto coste para quienes tienen una buena posición en el ámbito privado.
En todo caso, es un clásico que cada vez que se habla de nombres para el equipo económico de gobierno del PP suenen, por ejemplo, los de Alberto Nadal o el de Pablo Hernández de Cos, exgobernador del Banco de España. Juan Bravo es quien pilota el área económica del PP: es un brillante experto fiscal, aunque dentro del partido echen en falta que no acabe teniendo un perfil más consolidado en el ámbito público y entre el poder económico.
Por cierto, es significativo que el PP no celebró ni siquiera en la sede de Génova el acto de presentación de la nueva fundación, y lo hizo así para subrayar, precisamente, la independencia de un think tank adscrito al partido. De hecho, la fundación nació ligada al mantra de Feijóo de que su compromiso es «huir de capillas y de facciones ideológicas».
En la actualidad, este mensaje de que toca salir de las trincheras, y volver a recuperar valores y leyes que unan mayoritariamente a los españoles, inspira de nuevo el documento político, aunque ya haya quien siembre quejas preventivas porque sea demasiado light.
Esto es justo lo contrario de lo que significa FAES, la fundación de Aznar, y que en la dirección del PP consideran que tiene unos perfiles ideológicos demasiado acusados para conectar ampliamente con la sociedad civil.
La reflexión no excluye que Feijóo haga gala de haber conseguido recuperar a los dos expresidentes, José María Aznar y Mariano Rajoy, para que integren la foto de unidad con la que se quiere rodear en el Congreso.
Bajo la presidencia de Pablo Vázquez, Reformismo21 ha actuado como un espacio de encuentro para expertos y miembros de la sociedad civil comprometidos «con el interés general». Y ha reunido un consejo asesor que incluye a destacados economistas y exministros.
Por encima de la batalla ideológica, la intención, y así se traduce en el documento, es que el congreso sirva de plataforma para exponer un programa de gobierno útil para los ciudadanos. «Sobre una estrategia de moderación y sin forzar debates ideológicos divisivos como los que promueve el Gobierno de coalición».
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