Méritos e infamias

Tragarse el sapo

Sánchez coloca a los barones del PSOE en una posición incómoda tras el pacto con ERC

La vicepresidenta primera y ministra de Hacienda, María Jesús Montero
La vicepresidenta primera y ministra de Hacienda, María Jesús MonteroAlejandro Martínez VélezEuropa Press

Colocar a Salvador Illa al frente de la Generalitat le costará al presidente del Gobierno mucho más que el cabreo consus “socios” de Junts, que ya no pintan nada frente a los oportunistas de ERC. Mucho más, porque, aunque Sánchez saque pecho por el pacto en Cataluña, con la boca pequeña reconoce que dentro de su partido no le van a perdonar que haya colocado asus barones a los pies de los caballosa causadel “Cupo Catalán”. Ahí tiene a Page, que no lo traga, afilando los cuchillos y murmurando maldiciones. Con una estructura de décadas y una implantación territorial única, los socialistas asisten atónitos al derrumbe de su estrategia regional y local. Porque, ¿cómo le explicas a un extremeño o a un andaluz que el PSOE los considera ciudadanos de segunda o tercera frente a un catalán? ¿De qué manera aplacas a la oposición que te saca los colores porque ahora defiendes lo que hace unos años criticabas? No hay manera y a Sánchez se le puede agriar el verano sile montan una revolución de provincias en el salón de su casa. En Andalucía conservamos la suficiente memoria para observar regocijados cómo ahora María Jesús Montero hace el ridículo defendiendo una excepcionalidad catalana que no le valía en sus años de consejera andaluza. Inaudito, ¿verdad?, pues luego salga usted a la calle a defender su proyectobajo unas siglas que provocan, cada vez más, un amplio rechazo por la discrecionalidad de las decisiones. La opinión pública se ha cansado de Pedro Sánchez hace mucho tiempo y gobierna sólo por la aritmética democrática, pero la negativa a volver a confiar en el PSOE avanza en paralelo a la legislatura. Y claro, en el PP se frotan las manos maliciosamente, sabiendo que cuanto más se meta el presidente del Gobierno con Moreno Bonilla por criticar el pacto con ERC, la torta en la cara se la llevará siempre Juan Espadas, que tiene que tragar sapos, culebras y tortugas marinas, si hace falta, cuando desde Ferraz le mandan el argumentario que defiende la última ocurrencia de la Moncloa.