A menos de una semana para que los catalanes vayan a votar (12 de mayo), Salvador Illa sigue en la cabeza con 39/40 escaños, pero Carles Puigdemont va estrechando distancias y ya se encuentra en 34/35 diputados mientras Esquerra sigue en caída libre, según recoge la encuesta de NC Report para LA RAZÓN elaborada con 1.000 entrevistas hechas entre el 29 de abril y el 3 de mayo. No obstante, el independentismo tiene un problema y es que si logra revalidar la mayoría absoluta que permita la investidura de Puigdemont, va a quedar en manos de la extrema derecha de Aliança Catalana y eso abre un escenario envenenado en la política catalana.

En concreto, Aliança Catalana entraría con 1/3 escaños y su candidata, Sílvia Orriols, tendría la llave de la investidura de Puigdemont siempre y cuando haya acuerdo con Esquerra y la CUP, ya que ambas formaciones han puesto una línea roja a la extrema derecha. En estos momentos, el bloque independentista (Junts, ERC, Cup y Aliança Catalana) suma 64/68 escaños, por lo que no tiene nada garantizado la mayoría absoluta en el Parlament, que está situada en 68 parlamentarios. En 2021, el bloque independentista obtuvo la mayoría absoluta con 74 escaños, pero es evidente que la desmovilización va a pasar factura y se va a quedar muy por debajo de esa cifra.

De esta manera, Puigdemont va al alza y mete más presión a los socialistas catalanes, que van a ganar y mejorar los resultados con respecto a las elecciones de 2021, pero pueden verse nuevamente en la oposición. El candidato de Junts ya ha lanzado una amenaza al PSC al advertirle de que «tendrá que asumir las consecuencias» si no le invisten president, en referencia a que su partido le puede quitar el apoyo al Gobierno en el Congreso.

Illa se ha convertido en el objeto de todos los ataques en los últimos días y esa parece que va a ser la tónica de aquí al domingo: los independentistas para tratar de desgastarle y evitar que gane de forma holgada, ya que eso le legitimaría para intentar la investidura; y, el PP y Vox para tratar de atraer el máximo voto constitucionalista. De momento, Illa resiste en 39/40 escaños gracias a la gran fidelidad de voto (mantiene el 79,1% de los votantes de 2021) y a un importante transvase de Esquerra (84.000 votos) y de los Comunes (51.000 votos).

Las opciones del candidato del PSC para ser president pasan por dos vías y, en ambas, necesita de una victoria holgada: por un lado, sumar junto a Esquerra y los Comunes, algo que ahora sí ocurre (están en 68/71 escaños); y, por otro lado, con una mayoría simple (en segunda vuelta) si el bloque constitucionalista logra una mayoría amplia respecto al bloque independentista.

Salvo el PSC, que tiene en Illa a un perfil mucho más centrado y ha empuñado algunas banderas de la derecha como el refuerzo de la seguridad, el resto de formaciones de izquierda caen y con fuerza. En este sentido, Esquerra perdería la Generalitat y pasaría de los 33 escaños a los 24/25 mientras que la Cup caería de los nueve a los 4/5 y los Comunes aguantarían ligeramente y acabarían en 5/6 (ahora tiene 8).

Mientras la izquierda está en caída libre en una autonomía en la que los altos impuestos y la inmigración y la seguridad son dos cuestiones centrales de campaña, la derecha sigue al alza. En este sentido, el PP llegaría a los 13/14 escaños y recuperaría la posición de cuarta fuerza en el Parlament tras una década de travesía por el desierto. Los populares crecen a costa de Ciudadanos (70.000 votos), Vox (43.000) y PSC (36.000).

Vox resistiría en 10/11 escaños y eso haría que la derecha constitucionalista logre los mejores registros desde las primeras elecciones autonómicas: entre PP y Vox llegarían a 23/25 escaños, por encima de los 19 que logró el PP en solitario en 2012.

Finalmente, se da ya por hecho la irrupción de la extrema derecha independentista en el Parlament con 1/3 escaños, que se nutre esencialmente de Junts (39.000 votos), Esquerra (14.000) y Vox (8.000).