Ceuta
La cifra de subsaharianos que quiere entrar podría triplicarse
La cifra de subsaharianos que espera, en los alrededores de Melilla y Ceuta, para cruzar ilegalmente en España, y que, en la actualidad, se cifra en unos 3.000, se podría triplicar en las próximas semanas tras el ambiente de controversia política y ataques a la Guardia Civil y al Gobierno que se ha producido después de los hechos acaecidos en Ceuta el pasado día 6.
Muchos de estas personas, que ahora se encuentran en las fronteras de Mauritania y de Argelia, bien porque se hallen a «medio camino» o porque hayan sido conducidos allí por las autoridades alauitas, reciben constantes mensajes de sus compañeros en el sentido de que las «cosas han cambiado».
Tal y como adelantó LA RAZÓN, lo que ocurre a nivel político en España podría producir un efecto llamada en los miles de subsaharianos que, si no se han acercado hasta ahora a las fronteras de Ceuta y Melilla, ha sido por el férreo control que ejercen Las Fuerzas de Seguridad, el Cuerpo Nacional de Policía en la frontera oficial y la Guardia Civil en los vallados, que es donde se centraliza la mayor parte del problema.
Ahora, por los mensajes que reciben algunos de los quieren entrar en la Unión Europea, gracias a las informaciones que publican determinados medios de comunicación, es que todo ha cambiado. Nada más lejos de la realidad y, para demostrarlo, ayer se produjeron unos acontecimientos que pueden ser significativos.
Es un hecho que con las actuales técnicas fotográficas es muy difícil tomar imágenes nítidas y publicables, sobre todo si es a cierta distancia, durante la noche. A media mañana de ayer, en algo que no es habitual, se produjeron dos aproximaciones de unos 300 subsaharianos a la verja que separa Marruecos de Melilla.
La mera presencia de la Guardia Civil al otro lado del vallado hizo que los inmigrantes se retiraran sin más problemas. Sin embargo, la imagen del «intento de salto» ya la tenía algún medio. La Benemérita se desplegó por la zona y no tardó en localizar a dos informadores, sin que se descarte que pudiera haber alguno de los habituales exclusivistas de este tipo de acontecimientos, que estaban en las proximidades.
A este respecto, las fuentes consultadas hacen un llamamiento, con absoluto respeto a la libertad de información, a los medios de comunicación para no hacer de lo que ha sido siempre un problema de Estado una pugna por la «exclusiva periodística». En juicios celebrados en Melilla, de los que LA RAZÓN no da más datos con el fin de que las personas implicadas puedan decir que se les acusa de lo que ocurre ahora, algunos residentes en la Ciudad Autónoma reconocieron que mantenían contactos telefónicos permanentes con los inmigrantes que se esconden al otro lado del vallado, en especial en el Monte Gurugú.
Tras las lluvias de días pasados, el tiempo soleado volvió ayer a Melilla y el terreno por el que se tiene que mover los subsaharianos se secó, por lo que las posibilidades de un nuevo salto están abiertas.
La vigilancia de las Fuerzas de Seguridad, y en concreto de la Guardia Civil, lejos de relajarse se mantiene firme y los agentes encargados de cumplir esta complicada misión trabajan con la disciplina que caracteriza al Cuerpo. Aunque la presencia de los medios de comunicación está limitada, en especial durante la noche, a la zona del vallado por razones operativas, LA RAZÓN ha podido comprobar que el trabajo de la Benemérita se desarrolla con la regularidad de todos los días.
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