Congreso

Las lenguas cooficiales avivan el fulgor independentista

Los socios de Sánchez reivindican ser «naciones diferentes»

Pleno del Congreso de los Diputados para debatir aprobar la propuesta de ley para el uso de las lenguas cooficiales en el parlamento @Gonzalo Pérez Mata
Pleno del Congreso de los Diputados para debatir aprobar la propuesta de ley para el uso de las lenguas cooficGonzalo Pérez Mata Fotógrafos

Exhibición de fuerza por parte de los partidos independentistas. Ayer, proclamas de celebración se secundaban en las intervenciones de los futuros socios del PSOE en esta legislatura. El Congreso dio el primer paso para reformar el Reglamento del Congreso para regular el uso de las lenguas cooficiales en la Cámara. Era una de las condiciones que ERC y Junts exigían al PSOE para que consiguiera el control de la Mesa del Congreso y saldrá adelante este mismo jueves tras aprobarse ayer su tramitación por la vía de urgencia con 179 votos a favor.

Esquerra y Junts dejaron claro que la implementación de las lenguas cooficiales es el primero de los pasos que esperan conseguir y alardearon de encontrarse más cerca de tocar su objetivo: ser una nación diferente a la española. «Este es el camino», festejaban. Todas estas son viejas reclamaciones independentistas que ahora, con un Congreso plurilingüe ven más cercanas en su intento de derrotar al «régimen del 78».

Junts, fue quien más trató de amortizar la victoria al comparar incluso el rechazo hasta ahora de usar las lenguas cooficiales en el Congreso con el «derecho de autodeterminación» del cual, se vanagloriaron de poder arrancar al PSOE. «Evidencia el camino imparable hacia la libertad», clarificó la portavoz del partido de Carles Puigdemont, Miriam Nogueras, quien aseguró que de la autodeterminación se hablará «en unas semanas». A su juicio, el uso del catalán en el Congreso es uno de los derechos de los catalanes «como nación». Bildu vio esta concesión como la ratificación de que Cataluña, País Vasco o Galicia son «naciones sin estado». La portavoz Mertxe Aizpirua describió que con el plurilingüismo que puede hablarse en el Congreso «somos naciones diferentes» y con «identidad propia». Bildu pidió más pasos y advirtió de que el idioma vasco recibe un trato de «segunda» en España algo que el portavoz del PP Borja Sémper le recriminó recordándole que la izquierda abertzale son los que han gobernado en Guipúzcoa, San Sebastián y numerosos pueblos vascos y tal vez lo que se estaba haciendo era una crítica a sí misma. Desde ERC, Gabriel Rufián reivindicó la lengua catalana como un «patrimonio común» frente al Partido Popular y Vox, a los que atribuyó un «patriotismo frágil y tóxico». El BNG también ve con el uso de las lenguas cooficiales como un paso para el «reconocimiento de una nación de derechos» y apostó por una «Galicia libre».

El debate fue tenso. A pesar de estrenar pinganillos, ni gobierno ni diputados lo usaban prácticamente, a excepción de las intervenciones en vasco. Vox mostró su oposición frontal a la traducción simultánea y todo el grupo, liderado por Santiago Abascal se levantó de su escaño y depositaron sus auriculares en el escaño vacío de Pedro Sánchez.

Por el PP, Borja Sémper advirtió de que «estamos aquí por una negociación del PSOE con los independentistas» y aseguró que lo que se estaba viviendo era el primer pago de Sánchez a un «sí» de su posible investidura. Además, afeó al PSOE lo que iba a hacer ya que, en 2022 votó en contra de una reforma similar.

PP y Vox afearon a la presidenta de la Mesa, Francina Armengol por aplicar una ley antes de que se haya votado, aprobado y publicado.