Opinión

Sobre líneas y alfombras rojas

Si se puede pactar con Podemos también se puede con Vox, que no cuestiona el modelo de Estado ni la Constitución del 78

Plano general del Congreso de los Diputados
Plano general del Congreso de los DiputadosAlberto R. RoldánLa Razón

Sus señorías las ministras, ministros y ministres se aprendieron ayer bien el argumentario monclovita de la jornada para repetirlo cual pericos en las redes y las televisoras. «El PP ha pasado de la línea roja a la alfombra roja», espetaron unos y otros como idea propia, cual ocurrencia mañanera para decirle al presidente del PP que, mire usted señor Feijoo, aquí los únicos que podemos pactar con ultras y ponerles alfombra-roja somos los del PSOE. Porque qué otra cosa son los ultra-proetarras, los ultra-separatistas y los ultra-comunistas. El PSOE puede pactar con extremistas tipo Iglesias, ex terroristas como Arnaldo Otegi e independentistas golpistas como Junqueras sin necesidad de que éstos se arrepientan de sus fechorías. Es más, incluso se puede si lo que tales personajes postulan es aniquilar al Estado y destruir la Constitución, porque el PSOE tiene derecho a pactar con quien quiere, pero el PP no. Es bien conocido el hecho de que los socialistas vascos se permitieron el lujo de tener en el cargo durante años a un dirigente condenado por malos tratos, caso de Jesús Eguiguren, porque el socialismo está ungido y hace sin problema lo que le está vetado a los demás. Como por ejemplo apoyar y defender la vergonzosa ley del solo-sí-es-sí, que ha puesto a 108 violadores en la calle, o pactar con los que tienen 12 imputados en sus filas por delitos sexuales (Oltra y su ex), o los que llevan asesinos en sus listas electorales. Claro que, según esta misma teoría, Txapote tiene derecho a la reinserción, pero el dirigente de Vox Carlos Flores, condenado hace 20 años por violencia psicológica contra su mujer, no debe ser nunca reinsertado ni indultado como los golpistas del «procés». O como María Sevilla, que secuestró durante siete años a su hijo y denunció con falsedad a su marido. Sólo pueden ser indultados, reinsertados y no criminalizados los aliados del PSOE y los propios sanchistas, que tienen derecho a ponerle líneas rojas al PP para reprocharle que no haga con Vox lo que ellos sí hicieron antes con Podemos y la alianza Drácula.

Claro que en materia de pactos, como casi todo cuanto ocurre en política, impera la doblez, la impostura y el cinismo. La hipocresía de quienes hacen lo que niegan a los demás.

La propuesta hecha por Feijoo con relación a la posibilidad de que gobierne la lista más votada podría haber sido asumida por Sánchez sin mayor problema. Ganaría algunos ayuntamientos y autonomías que de otra manera va a perder. Sólo que de esa forma los socialistas se quedan sin el argumentario que tanto les luce contra Vox. Porque es mejor criticar al PP por pactar con Vox que evitar de hecho la alianza con Abascal. Siendo así, los de Feijoo actuarían cual auténticos zoquetes rechazando unas gobernanzas que no les reportan problema de ningún tipo ante su electorado. En Castilla y León, tanto populares como verdes consiguieron más votos en las últimas municipales que en las autonómicas. Los votantes no les penalizaron sino al contrario: les han premiado. Y es una realidad que esos mismos votantes no entenderían que ambos partidos no se arreglen allí donde sumando pueden gobernar, desplazando al PSOE y sus socios ultras de los gobiernos regionales y locales.

Los errores postelectorales se pagan tras las urnas con enormes batacazos. Al Ciudadanos de Albert Rivera le penalizó negarse a acordar un gobierno con el PSOE cuando debió hacerlo. Y Feijóo firmaría su epitafio si desaprovecha la oportunidad de gobernar donde le salen las cuentas. Aunque se llame Vox su aliado. Si se puede pactar con Podemos también se puede con Vox, que no cuestiona el modelo de Estado ni la Constitución del 78, como los morados, indepes y demás Frankenstein. Con quien no se debe ni se puede pactar es con los que llevan asesinos en sus listas. Y eso no lo ha hecho el PP, sino el partido de Sánchez.