Análisis

Luces y sombras de la presidencia europea

No se ha avanzado mucho en la unidad política de los Veintisiete, pero sí en cuestiones estructurales para la nueva legislatura 2024-2029

Luces y sombras de la presidencia europea
Luces y sombras de la presidencia europeaAgencia EFE

 España asumió la Presidencia del Consejo de Europa en el segundo semestre de 2023, tan solo un mes después de que el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, decidiera adelantar las elecciones generales tras el batacazo electoral de las autonómicas. Esta circunstancia, sin duda, ha marcado todo el desempeño del liderazgo español, más pendiente de asuntos internos que de coordinar medidas entre los estados miembros. Con más sombras que luces, LA RAZÓN analiza con distintos expertos el resultado del semestre español. Cuatro fueron las líneas maestras que definió el Ejecutivo como prioritarias para su semestre: reindustrializar Europa; avanzar hacia la transición ecológica y la adaptación medioambiental; más justicia social y económica en Europa y reforzar la unidad europea. Si bien es cierto que ha habido varios logros significativos durante este periodo, algunas de las principales líneas maestras del Ejecutivo han quedado en el aire.

Desde el Ejecutivo insistían en que sería un hito que colocaría a España como actor global, sin embargo, ha concluido situando al fugado de la Justicia, Carles Puigdemont, en el centro del debate en las instituciones europeas. Si bien es cierto que ha habido importantes avances en asuntos como las reglas fiscales, el pacto migratorio, la reforma del mercado eléctrico o la adhesión de Ucrania a la UE; otros asuntos clave como la relación con América Latina, el acuerdo con Mercosur o el impulso de la relación con otros estados miembros como Hungría han quedado en un segundo plano. De hecho, gran parte del esfuerzo del Ejecutivo se ha dirigido a intentar impulsar la oficialidad del catalán, el euskera y el gallego en las instituciones europeas. Los expertos consultados por este periódico señalan que el adelanto electoral y la preocupación del presidente del Gobierno por la agenda interna han condicionado su desempeño.

Ramón González Bernal, director de la consultora Atrevia en Bruselas, recuerda que tal y como ha sucedido en el caso español, «generalmente los acuerdos se cierran al final del semestre» y añade, que la presidencia española se ha caracterizado por «un perfil francés» que consiste en dar visibilidad a las reuniones y protagonismo al presidente del país de turno. «Ha habido realmente un interés por celebrar cumbres con gran impacto mediático», señala. Sirva como ejemplo la de Granada donde se celebró la reunión informal de jefes de Estado y la bilateral con el ucraniano, Volodímir Zelenski. En su opinión, «no se ha avanzado tanto en la unidad política en ciertos asuntos pero sí en cuestiones estructurales para la nueva legislatura 2024-2029».

Para Andrea Betti, profesor de Relaciones Internacionales de la Universidad Pontificia Comillas, «los asuntos internos han quitado mucha fuerza y energía a la presidencia española». El experto aplaude los avances en la transición medio ambiental mientras que critica «los resultados escasos de la proyección europea hacia América Latina», pese a que después de ocho años se celebró la cumbre UE-CELAC. «El objetivo era poner a América Latina y el Caribe en la lista de prioridades de la UE y no se ha conseguido. En general, los Veintisiete están poco interesados en esta región», añade. En cuanto a la apertura de las negociaciones para la adhesión de Ucrania, el experto señala que, sin duda, ha sido un logro pero rebaja la euforia española al recordar que fue «sobre todo la presión de Alemania» la que propició el visto bueno de Hungría a la ampliación y añade que el bloque de la ayuda humanitaria a este país ha sido un fracaso.

Por su parte, Antonio Alonso, profesor de Relaciones Internacionales de la Universidad CEU San Pablo, celebra la apuesta del Ejecutivo por impulsar la transición ecológica pero echa en falta «acuerdos concretos». Además, sobre el intento de avanzar en la autonomía estratégica insiste en que se ha caminado hacia el lado opuesto en sectores como la defensa donde la dependencia de los Veintisiete de la OTAN se ha intensificado. Además, apunta a la «fatiga de guerra» como el detonante del resquebrajamiento de la unidad en torno a la ayuda a Ucrania. En definitiva, algunos aciertos pero también algunos errores como la postura rotunda y arriesgada de Sánchez hacia Israel tras el atentado de Hamás. «Fueron unas declaraciones temerarias y sin consenso siendo el presidente del Consejo de la Unión Europea», concluye.