Crisis del PSOE

Madina entra en liza y explora sus posibilidades para liderar el PSOE

Veteranos, jóvenes, barones y hasta miembros de la dirección federal le reclaman para unas primarias

En primer término, Patxi López. Detrás, Eduardo Madina
En primer término, Patxi López. Detrás, Eduardo Madinalarazon

Eduardo Madina. Quédense con este nombre porque a partir de ahora entra en la liza del PSOE. No ha tomado aún ninguna decisión firme, pero, a diferencia de hace un año, hoy escucha atentamente a quienes le reclaman que abandere el cambio profundo que necesita la socialdemocracia española. Las llamadas son muchas y muy variadas. Las hay que proceden de la vieja guardia, pero también de la savia nueva; hay secretarios generales, diputados, senadores, militantes de base y, aunque sorprenda, hasta algunos miembros de la actual dirección federal. Si él va, otros dicen que se retiran, como es el caso de una Carme Chacón cada vez más disminuida.

Madina es joven, pero no un advenedizo en el PSOE. Hubo quien pensó en él cuando Zapatero se retiró. El propio ex presidente del Gobierno le animó entonces a que compitiera por la secretaría general. Pero él afirmó, rotundo y en público, que su tamaño no se correspondía con el del PSOE. No creyó tener la talla que necesitaba el partido: «Me conozco a mí mismo y mi tamaño. Sé que mi volumen no puede dirigir el volumen del primer partido de mi país», afirmó en un gesto que le hizo más grande de lo que algunos ya le veían. Desde aquél momento, a diferencia de otros, en público se mantuvo neutral en la batalla que libraron Rubalcaba y Chacón. Es más, ambos intentaron ganárselo, con escaso éxito, para sus respectivas causas. Cuando Rubalcaba ganó el cónclave, le ofreció la portavocía del Congreso, pero la rechazó. Entró de vocal, eso sí, en la Ejecutiva y se quedó como secretario general del Grupo Parlamentario. Ha pasado un año y medio, los socialistas no remontan, los intentos de Rubalcaba por sacar del abismo al PSOE parecen baldíos, los barones se inquietan, las bases piden cambio, otros aspirantes se impacientan... y Madina, hoy, se lo piensa. «La socialdemocracia necesita de emociones y su nombre, es verdad, emociona en casi todas las federaciones», ha afirmado en ocasiones el secretario general de Extremadura, Guillermo Fernández Vara. Como él, cuentan en el PSOE, piensan Rodríguez Ibarra, José Bono, Zapatero y hasta el mismísimo Felipe González, pese a que en los prolegómenos del congreso federal de Sevilla consideraba que no era su momento y así se lo dijo a él personalmente. Como el otrora presidente del Gobierno han cambiado de parecer decenas de socialistas con cargo orgánico, pero donde verdaderamente despierta entusiasmo Madina es entre los jóvenes y sobre todo en unas bases que cada día recelan más de todo lo que signifique «aparato», «sucesión controlada» o «componenda orgánica».

Es por eso por lo que el nombre de Madina envenena los sueños de los actuales inquilinos de la calle Ferraz, pero también de otros aspirantes. Es a él y a unas primarias abiertas a lo que verdaderamente temen, y no a Chacón. De ahí que en los últimos días hayan trascendido los movimientos de Patxi López para postularse en la carrera de la sucesión siempre que ésta se libre en un congreso extraordinario. Algunos barones han llegado a decir que tras los pasos del ex lendakari está la dirección federal y su afán de frenar otras opciones, como la hipotética de Madina, en unas primarias.

La militancia se siente tan huérfana de liderazgo como deprimida y clama por un revulsivo que para muchos no lo sería ni Patxi López ni Carme Chacón. El primero, asegura otro destacado barón, «por el cordón umbilical que le une a Rubalcaba»; la segunda, por «su pasado reciente en el Gobierno de Zapatero y su errática posición ante el derecho a decidir de Cataluña».

«Lo que tiene que hacer es dar ya el paso y dejarse querer», apunta otro secretario general, que aconseja a Madina que antes de decidirse «no ignore al esqueleto del partido y cuente con la estructura porque se la juega en el procedimiento». Quien habla así no ve con malos ojos esta opción, que él apoyaría sin dudarlo si de una vez diera el paso. Todo va a depender de los tiempos y del proceso, pero de momento el vasco tendría apoyos sólidos en las federaciones más numerosas del PSOE, incluso en Andalucía, la más numerosa e influyente. Y es que José Antonio Griñán es de los que cree en que el PSOE ha entrado en una situación de interinidad que no augura nada bueno. Claro que también defiende que allá los que hoy piensan en lo que la gente ni piensa ni tiene interés.