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Marlaska avisa que no permitirán una inmigración violenta

Envían a prisión a dos de los jefes del salto a la valla de Ceuta y quedan en libertad con cargos siete detenidos.

El ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, durante su comparecencia hoy en el Congreso/ Efe
El ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, durante su comparecencia hoy en el Congreso/ Efelarazon

Envían a prisión a dos de los jefes del salto a la valla de Ceuta y quedan en libertad con cargos siete detenidos.

Primero fue la acogida del «Aquarius», el buque con más de 600 inmigrantes con el que el gobierno de Pedro Sánchez se estrenó en su política migratoria. Días después el ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska anunciaba la retirada de las concertinas de la valla de Ceuta y Melilla sin decir qué tipo de medidas establecería para evitar la llegada masiva. La oposición y las asociaciones de guardias civiles lo tildaron de «efecto llamada» y criticaron la política migratoria del Gobierno. Tras una nueva oleada de saltos a la valla, esta vez violenta en la que los migrantes emplearon cal viva, ácido de baterías, excrementos o sangre de animales contra los agentes, dieron un giro a las actuaciones. El pasado 22 de agosto se produjo un nuevo salto violento a la valla con 119 migrantes que fueron devueltos a Marruecos. De ellos, esta semana fueron detenidos diez y ayer, a última hora de la tarde, dos de los presuntos cabecillas fueron enviados a prisión acusados de los delitos de atentado a agentes de la autoridad, daños y organización criminal. De los ocho detenidos restantes, siete quedaron en libertad con cargos, y uno de ellos su caso quedó sobreseído.

El ministro del Interior compareció ayer en la comisión de Interior para dar cuenta sobre la devolución «en caliente» de los 116 inmigrantes y afirmó que con ello se envió «un mensaje claro» a las «organizaciones criminales que trafican con personas»: «Que la inmigración ordenada, segura y legal es posible y deseable, pero no la ilegal y violenta», y reivindicó la «seguridad y protección» de las fronteras de España con el país alauí desde el respeto a los derechos humanos.

Grande-Marlaska defendió que lo que se hizo con los 116 inmigrantes no fue una «devolución en caliente» sino la «reactivación» del Acuerdo de Readmisión firmado en 1992 entre España y Marruecos y que además los migrantes contaron por ello con la asistencia de intérpretes y hasta 12 letrados. «La finalidad es decir a los migrantes que la violencia no, que nosotros protegemos la frontera en términos de racionalidad y proporcionalidad». Asimismo, el ministro indicó que se impulsará el uso de «medios más modernos, no lesivos» en referencia a las concertinas.

En cuanto a la alternativa a las concertinas, se desconoce cuál será la opción más efectiva al alambre de cuchillas que instaló el Gobierno de Zapatero en 2005. «Vivimos con mucha incertidumbre», cuentan a LA RAZÓN fuentes de la Guardia Civil en Ceuta. «A día de hoy, no hay alternativas efectivas a las concertinas que permitan retrasar la entrada de los subsaharianos. Es cierto que es un medio lesivo, pero también lo es el mar y siguen existiendo las pateras».

Sobre la intención del ministro del Interior de beneficiar a todo aquel que entre de manera «no violenta» a territorio español, los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estados no se fían de los bandazos políticos del Gobierno . «Un día dicen que todos los inmigrantes serán bienvenidos, otro que se acabó lo que se daba, expulsando a todos los que entren. Está bien que se tomen decisiones, pero ¿qué pasará cuándo le lluevan nuevas críticas? Hoy es blanco y mañana negro», relatan. «Además, no hay que perder de vista que el simple hecho de entrar por la fuerza en un terreno que está vallado ya es de por sí violencia».

s los trámites legales, de forma que los inmigrantes fueron filiados por la Policía y estuvieron asistidos por abogado, tras lo cual se incoaron los expedientes de devolución individuales.