Política

Caso Bárcenas

Moncloa ve en los SMS la prueba de que Rajoy no cedió al chantaje

La Razón
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Nueva «bomba» del ex tesorero del PP Luis Bárcenas en vísperas de que hoy tenga que declarar ante el juez Ruz para explicar las contradicciones en las que ha incurrido en relación a los «papeles» que supuestamente recogen la doble contabilidad del partido. Hace una semana el «golpe» también lo daba utilizando el diario «El Mundo» y ayer volvió a ocurrir lo mismo mediante la filtración de unos SMS que intercambió con el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, y que, según Moncloa, son la confirmación de que el Ejecutivo no ha cedido a su «chantaje».

Este diario adelantaba ayer que la posición del Gobierno ante las novedades de los últimos días se resume en la afirmación: «No le va a servir de nada». Y con este mismo argumento, «no le sirvió de nada», explican desde Moncloa los llamativos mensajes que el ex tesorero se cruzó con el jefe del Ejecutivo después incluso de que aireara sus supuestos cuadernos sobre las cuentas del PP.

Desde las filas del Gobierno han empezado a subir cada vez más el tono en la respuesta a Bárcenas. De ignorarle a tacharle de «delincuente». Y a acusarle, sin tapujos, de ser un «chantajista» que ha buscado «su impunidad fiscal y judicial» amenazando con «presiones y mentiras» que le han colocado en una situación penal imposible. «Ha perdido su credibilidad y si piensa que se va a llevar por delante a Rajoy está muy equivocado. Está en la cárcel; y sus problemas se los ha buscado él solito», sentencia un ministro.

Explicaban ayer tarde desde Moncloa que los citados SMS no son sino una prueba más de las «malas artes» del ex tesorero, y que Rajoy, fiel a su naturaleza, «ha aguantado la presión y va a seguir haciéndolo hasta el final». «Si piensa que apoyándose en otros cuantos que quieren cobrarse la cabeza de Rajoy va a desviar la atención de sus problemas con la Justicia está muy equivocado. No ha conseguido nada y no lo va a conseguir», insiste otro miembro del Gabinete de Rajoy.

En las filas del Gobierno se percibe sorpresa, enfado y preocupación. En las del partido, también mucho desconcierto y mucha preocupación. Además de mucho malestar. La impresión que queda después de hablar con miembros del Gobierno y con la dirección del partido es que la hipótesis de que la oposición intente forzar una moción de censura empieza a tomar cuerpo y que la estrategia está virando para anticiparse a ese supuesto y hasta para tener preparada la respuesta en caso de que se materialice. No obstante, en el discurso oficial se prima la normalidad y ayer el vicesecretario de Organización, Carlos Floriano, llegó a sostener, en respuesta a la ofensiva del PSOE, que al Gobierno «le preocupa cero» el «caso Bárcenas». En defensa de Rajoy, Moncloa alega que los mensajes filtrados por Bárcenas son una pieza más dentro de «una orquestada operación de desestabilización de Rajoy, en la que Bárcenas no está solo». Que haya guardado durante tanto tiempo unos SMS prueba también, a su juicio, que siempre ha estado jugando con la «mente del chantajista» y guardándose cartas bajo la manga para utilizarlas como instrumento de presión en el caso de que las cosas se le pusieran feas en el plano judicial. «Bárcenas no ha dado todavía una explicación de los 48 millones de euros que le han encontrado en cuentas en el extranjero y está intentando desviar la atención hacia otros asuntos», añade la versión gubernamental.

El presidente del Gobierno dará hoy su explicación en una rueda de prensa que ofrecerá en el Palacio de la Moncloa junto al primer ministro polaco, Donald Tusk, al término de la IX cumbre bilateral. La última vez que Rajoy se refirió a este asunto fue en Berlín, el pasado 3 de julio, y también en una comparecencia para informar de decisiones europeas.

Moncloa recuerda que relaciones entre el PP y su antiguo tesorero han atravesado por dos etapas. Una primera en la que se defiende su presunción de inocencia, aunque se le presiona para que abandone toda relación pública con el partido. Y una segunda, cuando se descubren sus cuentas suizas. «A partir de ese momento Mariano Rajoy rompe toda relación con Luis Bárcenas», seguían sosteniendo ayer. Esta fecha marca realmente un punto de inflexión, ya que una vez que se descubre su fortuna en Suiza, Bárcenas emprende una guerra abierta contra el partido para desviar la atención de los millones que ha sacado fuera del país y colocar en el centro de la diana una supuesta contabilidad «B» del PP, que hasta ahora siempre había negado oficialmente.

El Gobierno denuncia ahora que Bárcenas ha utilizado sus innumerables contactos con el PP para exigir que se le cambiaran las fiscales del caso o los responsables de la policía judicial. «Pero nada de eso ha sucedido. Sea Fiscalía, Agencia Tributaria y Policía, todo el aparato del Estado ha seguido funcionando con normalidad, libertad e independencia», concluyen.