Debacle

Podemos se hunde: sale de cinco de los seis gobiernos autonómicos en los que participaba

Sufren su peor debacle y Díaz fracasa al comprometerse con Colau, Illueca y Ribó

Han sido las elecciones más difíciles para Podemos porque no solo estaban en juego su representación en los parlamentos autonómicos y en los ayuntamientos, sino su poder real y de movilización para enfrentarse en menos de un mes a Yolanda Díaz con unos resultados tangibles para ponerse a negociar su influencia y posición dentro de la coalición de partidos que se forje bajo el paraguas de Sumar para las elecciones generales. El resultado de una carrera de obstáculos ha sido la debacle total.

Podemos pierde cinco de seis gobiernos autonómicos en los que tenían presencia. Islas Baleares, Comunidad Valenciana, Islas Canarias, La Rioja y Aragón. Solo mantienen el Gobierno de Navarra. Los morados se dejan en total de 32 escaños en estas comunidades.

Además, los morados pierden plazas clave en las que se disputaban su poder con su principal competidor, Más Madrid y Compromís.Desaparecen en la Comunidad de Madrid y en la Valenciana, mientras que no logran entrar en el Ayuntamiento de Madrid ni tampoco en el de Valencia. Tampoco sus aspiraciones de entrar en el Gobierno de Aragón y de Extremadura, en la primera pierden tres escaños, y en la segunda comunidad mantienen resultados, pero sin posibilidad de un gobierno de izquierdas. Extremadura era otra pieza clave en la que Podemos confiaba, pero finalmente se ha alzado una mayoría del bloque de la derecha. Se mantienen en Murcia, Extremadura y La Rioja, y suben en Navarra.

El hecho de que Podemos haya perdido su representación en la Comunidad de Madrid deja un análisis claro. Más Madrid se come a los morados y los de Mónica García están en mejores condiciones de negociar con Yolanda Díaz, a pesar de que la fuerza competidora en la Comunidad de Madrid se queda sin su puesto como principal fuerza de la oposición. Los morados han querido demostrar en esta campaña a las diferencias astronómicas entre ellos y Más Madrid. Pulsando el botón de la confrontación han jugado el todo para convencer al electorado más ideologizado, el que nunca votaría a una izquierda «conservadora» como la define el partido. Una estrategia que no ha funcionado.

El ambiente en la sede morada iba de más a menos en esta noche electoral. Siempre con prudencia, un buen resultado habría sido salvar los muebles con representación de mínimos en Madrid y Valencia.La autocrítica, aun así, se produce a medias. En el partido morado se pone la vista en las generales, donde se cree que se juegan verdaderamente su posición. A la asunción de los resultados salieron los candidatos Alejandra Jacinto y Roberto Sotomayor, por la Comunidad y el Ayuntamiento de Madrid, que optaron por dirigir la crítica a todo el espacio progresista. Según aseguró la también portavoz nacional «estos resultados dejan clara la necesidad de la unidad con las fuerzas progresistas con el motor Podemos. Solo así será un bloque progresista unido, un bloque valiente». La dirección nacional del partido se escondió bajo sus candidatos, a pesar de su altísima presencia en toda la campaña electoral.

La otra lectura de estas elecciones es la aplicable a Yolanda Díaz. Fracasa su campaña electoral de facto y evita, en un primer momento, hacer balance de su primer e imputable fiasco. Se había comprometido totalmente con la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, con hasta cuatro visitas en campaña electoral y otras dos visitas en precampaña. Mientras, Podemos orillaba Barcelona, dejando claramente a Díaz la responsabilidad de esta plaza. Tan solo la ministra de Derechos Sociales, Ione Belarra, acudió una vez en campaña electoral y fue a Tarragona. Díaz también pidió el voto explícito para el candidato de Unidas Podemos en la Comunidad Valenciana, Héctor Illueca, que se queda sin representación. La vicepresidenta sale también quemada en Valencia tras apoyar al candidato a la alcaldía de Valencia, Joan Ribó y no rentabiliza su apoyo a la candidata de Más Madrid, Mónica García. Los resultados en conjunto de los aliados de Díaz tampoco facilitan ahora una reconstrucción limpia de la izquierda a la izquierda del PSOE.