División

Podemos y PP ven electoralismo en el PSOE con la reforma del "sólo sí es sí"

Sánchez no ha acudido al pleno y evita el coste de la foto con el PP

La alianza de hoy entre el PSOE y el PP para reformar la ley del «solo sí es sí» acabará por implosionar al Gobierno de coalición. La corrección de la ley llega después de 194 días de que la ley entrara en vigor y ha dejado ya más de 1.000 rebajas de condena y 100 excarcelaciones a agresores sexuales.

Los partidos que conforman la coalición no han solucionado sus discrepancias, la tensión se ha elevado y el nivel de reproches entre una y otra parte ha acabado enturbiando el clima en el Ejecutivo a las puertas de las urnas electorales. La ruptura de la unidad en Moncloa y también con el bloque de investidura se oficializará hoy en el Pleno y marcará un punto de inflexión. Todas las partes están ya preparando el relato de la batalla con el objetivo de ganarla y salvar los costes electorales.Se trata de una votación puramente política según resumían ayer fuentes populares al contestar a la batalla que vive la coalición. Una decisión en la que hoy tiene más peso la urgencia de reformar una ley a las puertas de las elecciones de mayo, que el debate técnico de la ley. El pacto del PSOE con el PP es visto en las filas populares como una estrategia electoral debido al coste que creen que sufriría el PSOE en las encuestas si llega a las urnas con la carta de presentación de «un gobierno que suelta a violadores», como critican en la bancada de la derecha. La propia portavoz del PP, Cuca Gamarra, retrató esta imagen al acusar a Sánchez de «oportunismo electoral» en las «tímidas disculpas» del presidente por las consecuencias del «solo sí es sí». «Se disculpa ahora porque sabe que esto le va a pasar factura».

Una visión que se comparte en Podemos donde se analiza que los socialistas buscan despegarse de su socio en la recta final de la legislatura y dar la imagen de que los socialistas pueden pactar con el bloque de investidura, pero también con el de la oposición para reafirmar su posición de Estado. Una decisión que se ve errónea y con costes colectivos para la coalición de gobierno, que podría salir airada de la crisis con una decisión unánime entre PSOE y Unidas Podemos. Otras fuentes del espacio también reafirman la idea de que el PSOE ha tomado esta decisión «por electoralismo» después de ver informes datos electorales.

Ante el choque total entre socios, los morados han tomado la decisión de elevar el tono en el Pleno. En Moncloa, de hecho, ya esperan un discurso de reproches como en la primera votación, donde los morados acusaron al PSOE de «fascista». La tensión todavía podrá dispararse más, si finalmente interviene la ministra de Igualdad, que al cierre de esta edición no lo había decidido.

En el PSOE, ante la vía de Podemos, ERC y Bildu para reformar la ley, defienden que la única forma de solucionar la alerta que se está produciendo por la rebaja de penas a violadores es aprobar su reforma. Así lo dejó claro ayer el presidente del Gobierno que buscó desmontar las críticas que le llegan desde el bloque de investidura por pactar con el PP: «La mejor manera de defender la ley es hacer una modificación técnica», zanjó. Una modificación en la que el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, se ausentará personalmente. El líder del Ejecutivo tiene una visita oficial al Parque Nacional de Doñana. Una imagen que es vista con recelo en el resto de partidos. El presidente logra así evitar asumir en primera persona el coste político de la fotografía con el PP y del reproche total de sus aliados naturales.

Desde Podemos se trató ayer «in extremis» frenar la pinza con el PP y la ministra de Igualdad, Irene Montero, llegó a asegurar que «en cinco minutos» podía pactarse un acuerdo en el seno del Gobierno. Sin embargo, reconoció que las conversaciones con el PSOE estaban rotas. Para la ministra, una votación con el PP es «un retroceso». Los morados siempre han censurado al PSOE por «dar la espalda a la mayoría feminista y de la investidura» y sobre el acuerdo para la reforma creen que los populares «buscan hacer sangre», es decir, intentar profundizar en la división dentro de la coalición. En medio de la batalla está la vicepresidenta Yolanda Díaz, que quería un acuerdo con el PSOE pero que acatará el «no» de Igualdad en la votación. Su silencio, coincidiendo con un viaje oficial a Estados Unidos, ha sido atronador. Mañana está previsto que acuda al debate del pleno.