¿Premonición madrileña? La amnistía y la independencia están a pie de calle

La amnistía y la independencia están, literalmente, a la vuelta de la esquina... ¡Qué caprichosa es la casualidad a veces! En el casco antiguo de Madrid (en el Barrio del Palacio), a cuatro minutos a pie del Palacio Real y escasos 500 metros de la Plaza Mayor, se cruzan dos calles que bien podrían ser un presagio de un futuro próximo en España: la calle Amnistía y la calle de la Independencia. Sin duda, un hecho anecdótico que no deja de tener su gracia en los tiempos que corren.

En este esquinazo conviven las exigencias que Carles Puigdemont ha puesto sobre el tablero político para respaldar la investidura de Pedro Sánchez y permitir la reedición del Gobierno de coalición.

A comienzos de septiembre, el expresidente catalán pidió un “acuerdo histórico” antes de negociar la investidura, que incluyera tres grandes condiciones: reconocer y respetar la legitimidad democrática del independentismo, la ley de amnistía y la creación de un mecanismo de verificación del seguimiento y cumplimiento de los acuerdos que opere desde el inicio de las negociaciones.

No obstante, la historia de estas calles no tiene ninguna relación con las cuestiones que más titulares acaparan en la actualidad política. Según detalla el blog “Calles de Madrid”, la calle Amnistía data de 1836 y debe su nombre a la amnistía que concedió la reina gobernadora doña María Cristina a la muerte de Fernando VII.

Por su parte, la calle de la independencia se edificó ya entrado el siglo XIX. Según los cronistas de cabecera, se levantó en el mismo lugar donde antes se encontraba la calle de San Bartolomé (que data de 1796), que quedó arrasada tras los derribos promovidos por José Bonaparte que afectaron a los aledaños del Palacio Real. Parece ser que recibió este nombre en recuerdo de la reciente guerra contra el invasor francés, algo que el Ayuntamiento hizo oficial el 11 de enero de 1835.

Nada que ver, por tanto, con la cuestión catalana. Pero la proximidad de ambas calles hace que muchos se pregunten si no se tratará de una premonición madrileña a lo que está por venir.