Pactos electorales

Rajoy no dimitirá y se confía al PNV

Moncloa: «A esta situación nos ha llevado Rivera y al final Pedro Sánchez puede ser presidente a cuenta suya y con una patada en la boca a Rajoy».

Mariano Rajoy participó ayer en la sesión de control al Gobierno en el Congreso de los Diputados. La bancada popular le recibió con una insólita ovación ante la moción de censura
Mariano Rajoy participó ayer en la sesión de control al Gobierno en el Congreso de los Diputados. La bancada popular le recibió con una insólita ovación ante la moción de censuralarazon

Moncloa: «A esta situación nos ha llevado Rivera y al final Pedro Sánchez puede ser presidente a cuenta suya y con una patada en la boca a Rajoy».

Los cinco diputados del PNV marcarán hoy el futuro de la legislatura. Mariano Rajoy asistirá esta mañana en el Congreso de los Diputados a la comunicación oficial por parte de los nacionalistas vascos del sentido de su voto en la moción de censura presentada por el secretario general del PSOE, Pedro Sánchez. Rajoy ha utilizado su buena relación con la dirección del PNV para negociar en persona e intentar reconducir a su favor el debate interno entre la parte más soberanista, partidaria de apoyar la moción, y la que está más vinculada a la patronal vasca, a favor de rechazarla.

Desde un punto de vista pragmático, al PNV le interesa la estabilidad política y económica, aunque sólo sea para la ejecución de los «beneficios» que se ha asegurado en la negociación con el Gobierno de los Presupuestos de 2018. De las conversaciones con el presidente del PNV, Andoni Ortuzar, el mensaje que llegó a Moncloa fue que temían quedarse solos, hasta por la vía de la abstención, si los independentistas catalanes se sumaban a la censura. Pero las presiones se han mantenido hasta el último momento. Hoy se reunirá el Euskadi Buru Batzar (EBB) del PNV para formalizar «el sentido de su voto» tras cumplir el trámite de escuchar las motivaciones del PSOE para presentar la moción y conocer «los compromisos que adquiere el candidato Pedro Sánchez».

La jornada de ayer fue un juego de secretismo en medio de una ceremonia general de confusión, en la que Moncloa se vio por la tarde obligada a intervenir para desmentir en varias ocasiones las informaciones y filtraciones de la oposición. Al tiempo que el entorno del presidente responsabilizaba a Ciudadanos del éxito de la moción: «A esta situación nos ha llevado Rivera y al final Sánchez puede ser presidente a cuenta suya y con una patada en la boca a Rajoy».

Termine como termine esta crisis, la gestión dejó un espectáculo grotesco, vergonzoso desde el punto de vista del interés general. El PSOE no se cansó de airear que el acuerdo con el PNV estaba prácticamente hecho. Podemos lo confirmaba en público, incluso por boca de Pablo Iglesias, quien llegó a anticipar que la moción saldría adelante. El PNV negaba que existiese ese acuerdo. Y el Gobierno, a su vez, se veía obligado a negar que los nacionalistas vascos, tal y como se había filtrado por otra de las partes, les hubieran comunicado ya que habían decidido secundar la iniciativa de Sánchez y desalojar a Rajoy de La Moncloa.

Casi al mismo tiempo que Pablo Iglesias trasladaba a los diputados de su grupo su optimismo sobre que la moción de censura iba a prosperar, fuentes solventes de Moncloa confirmaban que Rajoy no se planteaba dimitir ni tampoco ofrecer a la Cámara una fecha de elecciones como salida para evitar «in extremis» perder la moción de censura.

La explicación de Moncloa para negar esa dimisión fue que no hay nada que la justifique, sería reconocer una culpa y sólo empeoraría las cosas. El proceso establece que si dimite el presidente, cae el Gobierno. No se puede disolver, se abre otra ronda de consultas con el Rey y Pedro Sánchez podría ser elegido sin necesidad de conseguir 176 escaños. En una investidura, a diferencia de la moción de censura, no es necesaria la mayoría absoluta. Rajoy ha optado hasta último momento por confiarlo todo en convencer al PNV. Y según lo que al menos comunicó ayer Moncloa, en el caso de no conseguirlo estaría dispuesto a pasar a la oposición frente al «caos de Sánchez en estrepitosa minoría». Teniendo en cuenta que en cualquier caso las elecciones no pueden tardar.

Pero en la espera agónica el PP se ha convertido en una olla a presión, cegados por el desconcierto y con opiniones diversas sobre cómo gestionar el abismo si llegase la certeza de que los nacionalistas vascos apoyan a Sánchez. Pese al mensaje oficial de Moncloa, en el PP insistían, sin embargo, en que habría que barajar la opción de intentar malograr la moción, dimitiendo o anunciando elecciones. O incluso ofreciendo a la Cámara pactar la fecha de los comicios.

Pero por mucho que el clima de opinión se dirigiera ayer a hacer cada vez más verosímil que la moción de censura iba a salir adelante, desde instancias de la cúpula popular, nacional y territorial, se continuó llamando a la calma. «Si el PNV apoya, estará haciendo seguidismo del PSOE y del PDeCAT, y poniéndole en bandeja a Ciudadanos las elecciones anticipadas», advertían desde una Presidencia autonómica. También para calmar los nervios se recordaba que «nunca hubo un presidente en España que haya perdido las elecciones. Sánchez las perdió dos veces, y hasta lo echaron de su partido».