El colapso de la legislatura
Sánchez elude comentar en la ejecutiva del PSOE la entrada en prisión de Ábalos
Los socialistas aseguran que no van a perder ni un minuto en valorar "falsedades", en referencia a las últimas informaciones del exministro
No hay nada como ignorar la realidad. El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha eludido este lunes, en la reunión de la ejecutiva federal del PSOE, comentar la entrada en prisión de su otrora hombre de máxima confianza, el exministro de Transportes José Luis Ábalos, según precisan fuentes presentes en el cónclave de esta mañana en Ferraz junto con la dirección de UGT por motivo del centenario de la muerte de Pablo Iglesias.
"Es el momento de la Justicia (sobre Ábalos y su hijo, Víctor) Hemos actuado desde el primer minuto. Con transparencia total y colaboración. La credibilidad se mide en hechos y nosotros hemos cumplido con creces. Pero no vamos a perder ni un minuto más desmintiendo falsedades. Ábalos es un señor que hace 22 meses dejó de ser miembro del PSOE", ha explicado a portavoz del partido, Montse Mínguez.
El exministro, que ingresó en prisión el pasado jueves, ha dicho sentirse víctima del sistema. Su hijo Víctor cree que su padre fue defenestrado por el poder que alcanzó y que se desató una operación contra él para destruirle políticamente orquestada, supuestamente, por su exmujer con excargos de la dirección socialista.
En cualquier caso, en el partido se ha instalado la resignación. Casi todos saben que el presidente está fuera de combate, que la legislatura está muerta y con cero recorrido. Pero nadie quiere (ni puede) decírselo a Sánchez. Tampoco decirlo en alto.
El Partido Socialista es una estructura vertical desde que Sánchez se hizo con su control. Todos siguen al líder y son leales a la cultura propia de la organización. Si el secretario general es presidente del Gobierno, no se le puede retar, porque entonces, «eres un traidor».
Poco importa que haya decenas, centenares o miles de militantes que piensen que las últimos días son una absoluta vergüenza o que les mueva todo lo suficiente como para iniciar un movimiento de contestación interna. Pero lo cierto es que nadie se moverá, porque si alguien lo hace, está muerto.
No obstante,