En Antena 3

Sánchez sale al ataque en «El Hormiguero»

Persiste en su estrategia de ataque a los medios, acusándoles de inflar la «burbuja del antisanchismo»

Pedro Sánchez con Pablo Motos en 'El Hormiguero'
Pedro Sánchez con Pablo Motos en 'El Hormiguero'Atresmedia

Pedro Sánchez ha vuelt esta anoche al popular programa de entretenimiento «El Hormiguero», de Antena 3. Lo hace siete años después de su última aparición en este espacio televisivo y forzado por una estrategia de campaña marcada por la sobreexposición mediática para intentar «pinchar la burbuja del antisanchismo» que se ha ido construyendo, en su opinión, durante los últimos años. «No he sido capaz de evaluar ni medir las consecuencias de esta burbuja», reconoció en una entrevista en «Lo de Évole» el pasado domingo.

La de este martes fue la primera vez que acude al programa de Pablo Motos desde que se convirtió en presidente del Gobierno, esto, a pesar de que su pionera intervención cuando se hizo con las riendas del PSOE por primera vez, abrió camino a otros políticos en este mismo formato. En las últimas semanas, sobre todo tras la derrota del 28-M, Sánchez ha incrementado sus críticas a lo que denomina «derecha mediática», refiriéndose veladamente a los programas de entretenimiento de máxima audiencia para cerrar el día, como «El Hormiguero».

El espacio, que arranca con su icónica frase: «Hoy ha venido a divertirse a El Hormiguero...» evitó la parte de «divertirse» en su presentación para dar paso a un Sánchez correoso y a la defensiva durante la entrevista. Hubo tensión. Tras un breve inicio más distendido sobre lo «en forma» que está el presidente, en la que llegó incluso a desvelar su peso –94 kg– y que hace bicicleta o pesas para superar el «estrés» de la política, la entrevista arrancó recuperando la polémica frase en la que el jefe del Ejecutivo se refería abiertamente a ese espacio.

«Veremos en programas de máxima audiencia a gente que solo se representa a ellos mismos pontificar e insultar sin derecho a réplica». Pues bien, Sánchez tuvo ese derecho y sacó el argumentario que ha desplegado en todas las entrevistas anteriores, persistiendo en su ataque a los medios –la «derecha mediática»– que junto a la «política y la económica» han «inflado la burbuja del antisanchismo» para intentar opacar su acción ejecutiva. «Hay una desproporción en las tertulias que nada tiene que ver con la realidad social», insistió en varias ocasiones.

El presidente intentó explicar algunas de sus decisiones y «rectificaciones» durante estos años. Entre ellas, la concesión de los indultos o la derogación de la sedición, reivindicando que sirvieron para pacificar la situación en Cataluña y recordando que pese a la eliminación del delito por el que fueron condenados, la Constitución prevé en su artículo 155 la posibilidad de intervenir la autonomía en caso de que se volviera a repetir el golpe a la legalidad.

También el error de la ley del «solo sí es sí», evitando criticar abiertamente el papel de la ministra Irene Montero, aunque sí reconociendo «las diferencias públicas y notorias» con ella como ya hizo en «Más de uno». Hecha la pedagogía sobre lo negativo, Sánchez se enfocó en llevar la conversación a su terreno: el que le beneficia.

Criticando el negacionismo de Vox sobre la violencia de género, «que no se justifica nunca», y acusando al PP de dejarse llevar. Incluso metiendo alguna cuña para el voto útil a su partido –«Quien quiera evitar un gobierno del PP con Vox que vote al PSOE»–, reivindicando la gestión del Gobierno y la buena relación con la que será su socia Yolanda Díaz. «Voy a ganar las elecciones», dijo Sánchez, antes de que las hormigas Trancas y Barrancas salieran a escena para destensar el ambiente.