Audiencia Nacional

"Siempre se gana": procesadas siete personas por una estafa piramidal de 92 millones en criptomonedas

La plataforma prometía beneficios del ocho al 15%, pero el juez Calama concluye que la trama solo "vendía humo"

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La plataforma de comercialización de criptomonedas prometía beneficios del ocho al 15%DreamstimeDreamstime

"Con este sistema siempre se gana". "Ganar es la única opción". Así captaban a su clientela los presuntos miembros de una organización criminal que prometía dividendos de un ocho a un 15% siempre que se comprometiesen a no retirar el dinero invertido en criptomonedas. Siete de ellos han sido procesado -otros cuatro han sido apartados del procedimiento- por estafar supuestamente 92 millones de euros a través de Arbistar, una plataforma de comercialización de criptomonedas, entre mayo de 2019 y septiembre de 2020. El juez de la Audiencia Nacional José Luis Calama -que estima en 32.000 el número de inversores afectados- imputa al supuesto líder de la trama, Santiago F. J. y al resto de investigados delitos de organización criminal y estafa y les impone una fianza conjunta de 123 millones de euros.

A través de unos programas automáticos de inversión, Community Bot, prometían pingües ganancias gracias a un software que aplicaba un algoritmo de inteligencia artificial (un robot que realizaba automáticamente arbitraje con criptomonedas). Pero el instructor deja claro que ese algoritmo "nunca existió", basándose la oferta de negocio "en una ficción", por lo que "únicamente se vendía humo".

Tras instar ese software en el ordenador, el inversor, asegura el magistrado, "tan solo debería esperar a recibir abundantes ganancias". Los beneficios se abonaban semanalmente, siempre los sábados, pero el cliente tenía la opción de acumular esas ganancias a las cantidades iniciales invertidas. Era, asegura, un software diseñado "solo para ganar".

Cinco mil perjudicados identificados

Aunque el número de perjudicados se cifra en 32.000, se han identificado hasta ahora a unos cinco mil, a los que se habría estafado 92.095.704,49 euros. Diecisiete de ellos habrían perdido más de 250.000 euros cada uno y otros 55, más de 50.000.

Calama detalla la estructura piramidal del fraude: una parte del dinero obtenido de los inversores se entregaba a anteriores inversores para abonarles los altos intereses acordados, lo cual afianzaba en ellos la convicción de que la inversión era "segura y muy rentable, de suerte tal que ellos mismos se incentivaban para invertir una mayor cantidad de dinero con la esperanza de obtener un beneficio aún mayor".

"Este esquema tipo piramidal no solamente se usaba para que los que habían invertido aportaran más dinero -dice el instructor-, sino para atraer a nuevas personas que invirtieran al ver los grandes beneficios casi inmediatos que percibían los anteriores inversores". Con este objetivo, añade, a los inversores se les ofertaba también un "plan amigo" que prometía beneficios adicionales si los clientes conseguían atraer a nuevos inversores.

Desvío de las ganancias

Con este mecanismo, asegura el magistrado, "el éxito del negocio generó la imagen que cualquier burbuja especulativa precisa, la percepción de que el inversor siempre gana, y que las ganancias de la inversión siguen creciendo", lo que terminó siendo "la mejor publicidad del producto".

En esa estrategia de captación de nuevos clientes, se celebraban "actos públicos en hoteles y salas de congresos con los que promocionarse y conseguir nuevos inversores", algunos de ellos incluso retransmitidos a través del canal de Arbistar en Youtube, celebrado en Málaga el 27 de mayo de 2019.

Arbistar, "se mantenía por los flujos de tesorería que se recibían gracias al incremento de los contratos, ya fueran renovaciones de clientes fieles, ya nuevos inversores". El negocio, "no es ya que careciera de racionalidad económica, sino que no existía, era una mera simulación", puesto que la plataforma "canalizaba" los ingresos que percibía de los clientes en dirección "a otras mercantiles diseñadas con el fin de distraerlo".

Los procesados, sostiene Calama, "con evidente ánimo de lucro, hicieron creer a las víctimas que tenían una estructura empresarial seria, capaz de generar unos fáciles y suculentos beneficios a todos los que confiaran en su fraudulento sistema basado en un bot de arbitraje automatizado, siendo dicho engaño la causa del desplazamiento patrimonial que hicieron todos y cada uno de sus inversores, cuando en realidad dicha sistema no era más que un espejismo causado por la ceguera de la ganancia prometida".